Debate por las dos papeleras en Uruguay
El anterior gobierno uruguayo pactó con un par de papeleras extranjeras su radicación en Fray Bentos. El actual mandatario Tabaré Vázquez siguió adelante con el proyecto pese a las protestas argentinas y, en menor medida, charrúas
Esas fábricas son contaminantes y lanzarán dioxinas al río Uruguay, compartido por los dos países, sin que tal decisión haya sido consensuada. Esa futura contaminación es una peste, originada en otra mayor: la Unión Europea traslada aquí sus industrias peligrosas.
Mal vecino
Y pensar que a veces los vecinos de una cuadra de una ciudad argentina se enojan porque uno colocó una bolsa de basura fuera de horario o al alcance de algún perro. O denostan a los cartoneros que abren las bolsas buscando papel y algún resto de comida.
El problema tiene otra dimensión, estatal, en el caso de las dos papeleras extranjeras que han avanzado en las tareas iniciales de construcción de sendas plantas a orillas del río Uruguay, en Fray Bentos una y en M´Bopicuá la otra. Del otro lado del puente 'Gral San Martín', están que braman los 80 mil habitantes de Gualeguaychú, que viven del turismo, los carnavales, la apicultura, la pesca y otras actividades que corren un riesgo mortal ante aquel proyecto. La contaminación del agua y del aire implica un riesgo para la salud del conjunto de esa población.
La decisión unilateral de radicar esas papeleras la adoptó años atrás el presidente colorado Jorge Batlle, el mismo que declaró a la agencia Bloomberg que 'todos los argentinos son una manga de ladrones, del primero al último'. Su sucesor Tabaré Vázquez, del centroizquierdista Frente Amplio, tomó la posta del controversial proyecto.
En uno y otro caso se argumentó que el mismo traerá aparejado miles de empleos. Hilando finito, una vez que las plantas estén en producción, darían trabajo a 300 personas en forma directa y a 1.500 indirectamente. Los críticos de la iniciativa advierten que la fuente laboral inicial sería inferior porque muchas partes vendrían premoldeadas desde España.
Es que una de empresas es la ENCE (Empresa Nacional de Celulosa de España) y se mudará a estos lares luego de contaminar y destruir las rías de Pontevedra. Ese resultado fue comentado a los medios argentinos y uruguayos por el jefe comunal de esa localidad, Miguel Fernández Lores. La actuación de ENCE en ese lugar es un certificado irrefutable de 'delito ecológico continuado', por lo que fue condenada en 2002. Pero Vázquez no dio un paso atrás.
La otra firma es Botnia, de Finlandia, un 'peso pesado' de la fabricación de papel a nivel mundial, cuya fase más sucia es la destinada a Fray Bentos: la elaboración de la pulpa o celulosa.
Este es un punto fundamental a cuestionar. Como la Unión Europea prohibió usar a partir de 2007 las técnicas industriales de estas compañías contaminantes, en vez de reconvertirse éstas se mudan a Sudamérica. Es la ley de la máxima ganancia del capitalismo, donde el sector que habita escaleras arriba, en el Primer Mundo, ensucia al de la planta baja.
De los dos lados
No estamos ante un debate pasional, futbolístico ni estrictamente nacional. Lo que decidan las autoridades uruguayas en el departamento Río Negro, tendrá fuerte impacto en su país pero también en el nuestro, por la vecindad con localidades de Entre Ríos.
En este asunto no sirve el dicho que el músico popular Jaime Roos puso en boca del 'negro Jefe' de que 'los de afuera son de palo', cuando los celestes intentaban la hazaña de ganar en el Maracaná. Esa expresión fue utilizada semanas atrás por Vázquez, molesto por las críticas a su emprendimiento surgidas del otro lado del río. Pero no somos de palo como los eucaliptus que usarán como materia prima para envenenar el ambiente.
En Gualeguaychú no sólo hubo cuestionamientos políticos y mediáticos. Se organizaron marchas y actos de hasta 40.000 personas sobre la ruta 136 y el puente binacional 'Gral San Martín'. El gobernador Jorge Busti tuvo que tomar una postura pública y hasta el canciller Rafael Bielsa, al principio muy mal visto por su inoperancia, debió concurrir a fines de julio a dar explicaciones a los vecinos.
La Asamblea Ciudadana Ambiental denunció que 'cada una de las plantas tomará diariamente del río Uruguay 86 millones de litros de agua, que equivale al consumo mensual de Gualeguaychú, y lo devolverá cargado de contaminantes'. El pronóstico no puede ser más preocupante: agua con dioxina y organoclorados, más desechos sólidos, líquidos, gaseosos y lluvia ácida. El viento desparramará esa lluvia muchos kilómetros a la redonda.
En menor medida, del lado yorugua también hay gente que se opone a las radicaciones con estos métodos de tratamiento del eucaliptus: se usará dióxido de cloro para blanquear la celulosa y sulfatos para ablandar la lignita o parte dura de la madera.
Esos no son inventos argentinos. Tampoco lo es advertir que la fase sucia de la fabricación de pulpa es llevada a Fray Bentos y la más limpia de fabricación del papel propiamente dicho, con mayor valor agregado, se mantiene en los países donde Botnia y ENCE tienen sus casas matrices.
Por eso también hay uruguayos que objetan el proyecto, incluso legisladores del Movimiento de Participación Popular de José Mugica, el ex tupamaro que revista como ministro de Ganadería y Agricultura y defiende todo lo actuado por el presidente Vázquez. Una de las edilas díscolas que se ubicó a la cabeza del rechazo a las papeleras es la profesora Delia Villalba, del MPP.
En esa defensa del medio ambiente se hicieron circular dentro y fuera de Uruguay llamamientos firmados para que Tabaré, asumido en marzo, desistiera del trato. Mucha gente firmó aunque también hubo dolorosas ausencias como la del músico Daniel Viglietti, cuya madre, la gran pianista Lyda Indart, nació en Fray Bentos.
Liviandad de Kirchner
Al principio las autoridades argentinas no objetaron los trámites de radicación de las papeleras, como si fuera un asunto de incumbencia del país vecino. Pero la oposición de la población de Entre Ríos no sólo puso contra las cuerdas al mandatario Busti, kirchnerista-ex duhaldista-ex menemista-ex Peronismo de Base. El presidente quedó en el círculo de la presión y el 28 de julio envió al canciller a reunirse con los vecinos.
Bielsa juró allí que no había firmado ningún acuerdo secreto con su par oriental Reinaldo Gargano para facilitar las polémicas instalaciones. Los entrerrianos se llegaron hasta el Hotel Sheraton de Pilar, en oportunidad de la última reunión de ministros de relaciones exteriores del Grupo de Río, para escrachar a Gargano.
Ambos cancilleres formalizaron, por orden de los presidentes, una comisión que analizará el impacto ambiental a lo largo de 180 días y luego emitirá un dictamen.
La medida no es sólo objetada con el refrán del fundador del peronismo de que cuando se quiere demorar una solución se forma una comisión. También se denuncia que la resolución del organismo técnico no será vinculante: en la hipótesis de arribarse a la conclusión de que las plantas contaminarán, si Vázquez quiere radicarlas, lo podrá hacer.
Hay otra cosa que pone nerviosos a los 'panzaverdes' descendientes de Pancho Ramírez: observan que durante estos 180 días no se han interrumpido las obras para instalar a Botnia y ENCE.
Para reforzar su presión sobre Vázquez, esas multinacionales tendrían firmado con la ex administración de Batlle un documento asegurándose una fuerte indemnización si Uruguay desiste de la iniciativa.
Una vez más aparece el dios dinero para lubricar estos emprendimientos contaminantes. En Montevideo se cacarea que la radicación implicará una inversión de 1.800 millones de dólares y en simultáneo los orientales son chantajeados con que si se cae la operación, las multis percibirán una montaña de dinero.
A propósito de 'la inversión extranjera más grande en la historia de nuestro país', según palabras del alcalde de Fray Bentos, Lafluf Hebeich, habría que hacer algunos descuentos a la cifra mencionada. Parece inflada ya que una parte del proyecto se financia con créditos 'blandos' del Banco Mundial, que amortizará Uruguay y no los inversionistas foráneos.
Además hay que subrayar que ese par de tíos no pagarán impuestos internos ni a la exportación pues Fray Bentos y M´Bopicuá se convertirán en una zona franca. Ni hablar de cuál será la calidad de los empleos que generen, el nivel de sus sueldos y la seguridad ambiental.
Sin perjuicio de cuestionar el emprendimiento multinacional que cuenta con luz verde del 'progresista' Vázquez, los argentinos no deberíamos reírnos de la desgracia ajena, que en este caso será nuestra.
Es que las papeleras argentinas y extranjeras también envenenan nuestro medio ambiente sin que haya tanta conciencia como en Gualeguaychú. ¿O no se vio el programa de Huella Digital por canal 7, dedicado a mostrar la contaminación y enfermedades que causan los ingenios en el noroeste, particularmente el bagazo para papel del Ledesma de los Arrieta-Blaquier? ¿No se tomó nota de que el presidente del Consejo Azucarero, club de los contaminadores, es Jorge Zorreguieta, ex secretario de Agricultura y Ganadería del dictador Jorge R. Videla?