Brasil: la amenaza de los biopiratas
La destrucción de la Selva del Amazonas en Brasil ha sido desde hace tiempo una pesadilla para los investigadores, que la consideran como un tesoro aún con mucha información por descubrir
Si bien existen importantes esfuerzos para no perder la riqueza biológica, un freno es el temor de que extranjeros se roben los secretos de la selva y se enriquezcan con ese conocimiento.
Una extensión de 4.1 millones de kilómetros cuadrados de Selva del Amazonas contiene un quinto del agua fresca del mundo y por lo menos un 30 por ciento de la fauna y la flora del planeta, y es tan abundante que los científicos sólo han podido clasificar una mínima parte. Mientras que muchos de los descubrimientos tienen escaso uso práctico, muchos científicos brasileños creen que la región está plagada de "biopiratas", como les llaman localmente a los investigadores que tratan de coleccionar semillas, hojas o simplemente muestras sanguíneas cuyo código genético podría ser transformado en una nueva droga valorada en miles de millones de dólares. Esto tiene bases históricas, pues en el siglo XVII los ingleses sacaron la semilla del caucho y acabaron con el monopolio nacional de la goma.
Pero la paranoia empeoró después de la Cumbre de la Tierra realizada en Río de Janeiro en 1992, cuando 150 países firmaron un acuerdo que establecía que las naciones deberían recibir beneficios por el uso de su biodiversidad, recibiendo las ganancias que pudiesen generar.
En un esfuerzo por garantizar que comparta las ganancias futuras, Brasil ha creado una serie de normas para los investigadores, hostigándolos e incluso arrestando a algunos científicos extranjeros e incautando o destruyendo sus muestras de investigación.
Roberto Cavalcanti, catedrático de zoología de la Unversidad de Brasilia, dice: "Todo el concepto de biopiratería ha sido adoptado por gente que se opone al sistema de áreas protegidas y de reservas indígenas.