Bolivia: ¿otra megarepresa en la Amazonía?
La intención del gobierno boliviano de construir una hidroeléctrica en el norte del departamento del Beni en la localidad de Cachuela Esperanza, frontera con el Brasil, motivó la realización de un encuentro internacional, en la ciudad de Cochabamba, entre investigadores, expertos y periodistas
La intención del gobierno boliviano de construir una hidroeléctrica en el norte del departamento del Beni en la localidad de Cachuela Esperanza, frontera con el Brasil, motivó la realización de un encuentro internacional, en la ciudad de Cochabamba, entre investigadores, expertos y periodistas brasileros, peruanos y bolivianos para conocer los impactos sociales y ambientales que trae la construcción de estas megaobras y el papel que juega el vecino país de Brasil en la promoción y financiamiento de las hidroeléctricas.
En dicho encuentro la Empresa Nacional de Electrificación de Bolivia (ENDE), a través del ingeniero Marcos Escobar, presentó información oficial sobre el proyecto Cachuela Esperanza donde destacó que el gobierno boliviano ha declarado a está obra como prioridad nacional para impulsar el desarrollo del norte del país.
Indicó que con este proyecto se calcula generar alrededor 900 megawatios de energía de los cuales el 80%, serán vendidos al Brasil. Asimismo, reconoció que la construcción de la hidroeléctrica traería inevitablemente impactos sociales y ambientales a la zona pero que se trabaja para mitigarlos.
Por su parte, el Ing. ambiental, boliviano, Walter Justiniano, consultor independiente, pone en duda el beneficio de construir una hidroeléctrica. Según el análisis realizado, en base a los documentos del proyecto, no se podría generar energía barata para las ciudades bolivianas de Cobija, Guaramerin y Riberalta, que se encuentran cerca al lugar de la represa.
Asimismo Justiniano, cuestiona el alto costo social y ambiental que se debe pagar, como ser la muerte de peces, inundación, desplazamiento forzado de familias, afectación a ganaderos y pequeños agricultores, sólo por generar energía que en su mayoría será enviada el Brasil a costos más bajos que en Bolivia.
Mientras tanto, desde Brasil el investigador social Guillerme Carvalho de la Federación de Organizaciones para Asistencia Social y Educacional, expuso los impactos que sufren las comunidades indígenas y pobladores, como la desaparición de especies animales, presencia de enfermedades desconocidas en la zona, violación del derecho al trabajo justo y la prostitución de mujeres y niñas ocasionados por la construcción de las hidroeléctricas de Jirau y San Antonio en el estado de Rondonia.
A decir de Carvahlo la construcción de estas dos represas y la de Cachuela Esperanza en Bolivia son parte de un complejo hidroeléctrico que impulsa el país carioca en la cuenca del Rio Madera.
Finalmente, Carvahlo, habló sobre el papel que juega el gobierno brasilero en la promoción y financiamiento de estas megarepresas a través del Banco Nacional de Desarrollo (BNDES).
Carvalho asegura que Brasil tiene una estrategia muy clara en transformar las empresas brasileñas en empresas multinacionales utilizado la integración económica para que estas empresas puedan entrar a controlar los mercados de los países vecinos y al mismo tiempo garantizar que las obras de infraestructura de interés para Brasil sean ejecutadas y así, hacer viable todo el comercio internacional brasileño.