Argentina: presionan a los agricultores por patentes en las semillas

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País Argentina

Varias entidades agrícolas intentan proteger la actual ley nacional de semillas. Algunos sectores buscan que los agricultores paguen un canon por la parte de la producción que utilizan como semilla en la campaña siguiente

La Federación Agraria Argentina (FAA) denunció que empresas multinacionales buscan cobrar regalías a las semillas para limitar el derecho al uso propio por parte de los agricultores. En diálogo con Hoy, el titular de la FAA, Miguel Quarlieri confirmó que un estudio jurídico envió cartas a productores de todo el país, con el objetivo de “recabar información y cobrar canon” de aquellas semillas que los productores reservan para resembrar en el próximo ciclo.
Lo que se busca es imponer el Derecho del Obtentor (un privilegio monopólico), a través del “mejoramiento” de las semillas. “El problema es que el control de las semillas dejaría de estar en manos de los agricultores y pasaría a manos de las multinacionales, el 90 por ciento de las semillas transgénicas las controla Monsanto”, dijo Quarlieri.
La FAA emitió un comunicado denunciando que: “En los últimos días los productores recibieron una andanada de cartas que suscribe Jorge Cademartori, en carácter de Gerente General de una institución que no está debidamente acreditada”.
En el texto también se señala que junto al pago que se realice, el recibo servirá como “constancia de pago por el derecho legal de uso de tecnología de propiedad de los criaderos ante cualquier normativa que se implemente”.
“Mientras existía el Instituto Nacional de Semillas (Inase), las cosas estaban más claras”, dijo Qualtieri, en referencia a la única autoridad en semillas que posee la Nación, pero que actualmente se encuentra desactivado.
Muchos consideran que pese a la cuestionable mora del Estado para normalizarlo, ésta entidad es el único ámbito de debate republicano en la materia.
Qualtieri sostiene: “La semilla es tan estratégica para el país como lo es el fer- rocarril, el petróleo o el gas. No se puede dejar en manos de particulares. Además esto marcaría antecedentes para patentar productos originarios como por ejemplo la papa andina”.
Carlos Vicente es representante para América Latina de Grain (Acción Internacional por los Recursos Genéticos), una ONG que promueve el uso sustentable de la biodiversidad agrícola. En diálogo con Hoy sostuvo: “La ley argentina de semillas consagra el derecho de uso propio, esto es la posibilidad de guardar una parte de lo cosechado para la siembra del año siguiente. Actualmente, las grandes corporaciones como Monsanto o Syngenta intentan quebrar esta ley para para cobrar a los productores”.
Si bien todavía no existe un proyecto de ley fuerte, Vicente da cuenta de un proyecto desarrollado por la Asociación de Productores y Obtentores de Variedades y el Centro de la Propiedad Intelectual (CPI) de la Universidad Austral. Este proyecto se basa en el pretexto de que la tecnología aplicada a la actividad agropecuaria permite altos niveles de productividad para el campo argentino e inmensos ingresos para el fisco nacional. Por lo tanto el productor agropecuario deberá considerar el pago de la tecnología incluida en la semilla como un costo más.
Desde FAA confirmaron además, que este proyecto está siendo siendo utilizado por la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos (Sagpya) como base de trabajo para la modificación de la norma en semillas. Incluso, algunas versiones indican que el cuestionado proyecto de ley fue elaborado con dinero estatal a través del Fondo Tecnológico Argentino (Fontar), dependiente de la Secretaría de Ciencia y Técnica.
En tanto, el rechazo crece de varias voces. Confederaciones Rurales Argentinas, Agricultores Federados Argentinos y la Cámara Argentina de Semilleros Multiplicadores, entre otros, denuncian que se está inclinando la balanza hacia el lado de los sectores más poderosos, consolidando una situación monopólica.
A lo largo de la historia, agricultores, campesinos y los pueblos originarios crearon miles de semillas, sin que a nadie se le ocurriera pedir el privilegio monopólico de las semillas, ellas se intercambiaban, se compartían. Ahora, las grandes multinacionales las pusieron en su mira.
Será un desafío más para lo que queda del actual gobierno y para el próximo que vendrá. C.R.L.

Diario Hoy, Argentina, 9-08-07

 

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