Agro-combustibles, transgénicos y biotecnología
Recientemente los bio-combustibles fueron mundialmente presentados ante la opinión pública como una posible solución a la mitigación del calentamiento global
Tema candente
Si bien la producción de uno de ellos, el etanol, es tan vieja que data del siglo XII, se presenta como una novedosa forma "limpia" de concebir combustible. Sin embargo, algunos expertos y organizaciones sociales denuncian que detrás del telón aparece una tríada interesada particularmente en el tema, compuesta por la industria automotriz, las multinacionales del agro-negocio y las petroleras.
Patricia Pujol
"Preferimos hablar de agro-combustibles y no de bio-combustibles" aclaró la investigadora uruguaya Silvia Ribeiro, responsable de programas del Grupo de Acción sobre Erosión, Tecnología y Concentración en México al inicio de una charla que, el miércoles pasado, ofreció la organización REDES-Amigos de la Tierra Uruguay con el apoyo de la Red Temática de Medio Ambiente de la Universidad de la República. Allí la experta, junto al sociólogo mexicano Andrés Barreda, director del Centro de Análisis, Información y Formación Popular de ese mismo país, explicó que los agro-combustibles constituyen "un proyecto de recolonización imperial, un asalto de las industrias transnacionales a las economías campesinas". Por tanto, los movimientos sociales creen conveniente no utilizar el prefijo "bio" porque se estaría mezclando el concepto "vida" con el de energía.
En este sentido, la producción de combustibles logrados a partir de aceites y alcoholes derivados principalmente de cultivos como soja o caña de azúcar es resistida por aquellos grupos que consideran que de esa forma se aumenta la dependencia de los países más pobres. Según la investigadora uruguaya, Estados Unidos no firmó el Protocolo de Kyoto porque amenazaba el estilo de vida "yankie". Sin embargo, a principios de 2006 las autoridades del país del norte cambiaron su discurso respecto a la existencia del cambio climático y comenzaron a prestar atención a las soluciones del problema sin revisar cuáles eran las posibles causas. Así surgen las supuestas alternativas, entre las que se encuentra la energía nuclear, le geoingeniería y los bio-combustibles. Ribeiro tomó el ejemplo de la industria de agro-combustibles en Brasil, la cual está muy desarrollada en producción de etanol a base de caña de azúcar, utilizando mano de obra "semi-esclava, bajo condiciones de producción con uso intensivo de agroquímicos, sin dejar de tener en cuenta que las plantas de etanol son altamente contaminantes". Además, no son de menor importancia las presiones que, según la investigadora, está sufriendo el país norteño. Tales presiones "llegan desde Estados Unidos, avanzan sobre la Amazonia y eso puede resultar devastador", sostuvo.
Triangulando
Según aseguraron los expertos, para obtener grandes cantidades de etanol se necesitan importantes extensiones de tierra cultivable para producirlas, ya que se puede extraer de la madera, maíz, soja y caña de azúcar. Si bien algunos de estos cultivos fueron históricamente utilizados para consumo humano, las grandes multinacionales de transgénicos ya tienen las manos en la masa para alterar estos productos con el objetivo de conseguir mayor rendimiento y aceleración en el proceso. Se habla entonces de empresas como Dupont, Cargill, Monsanto y otras, que promueven el uso de semillas transgénicas que pueden acelerar su propio proceso de "disolución" para convertirse en etanol, por ejemplo. Por eso, la biotecnología, entendida como toda aplicación tecnológica que utilice sistemas biológicos y organismos vivos o sus derivados para la creación o modificación de productos o procesos para usos específicos, puede ser considerada una de las patas de la tríada. En este sentido, Ribeiro comentó que ya existen planes para crear, por ejemplo, árboles sintéticos, buscando que sean más débiles al tratamiento posterior que los procesa para hacer combustible de ellos. Según la investigadora, lo peligroso de esto es que se van a mezclar con organismos vivos que se encuentran en la naturaleza sin alterar y eso puede llegar a constituirse en un desastre ambiental. Además, esta lógica de producción acrecienta la dependencia de los dueños de las semillas del cultivo. Al mismo tiempo, la especialista sostuvo que Uruguay aún se debe un debate sobre el tema.
Luego Barreda explicó la relación de estas tres fichas en el tablero mundial. Si bien se dice que se planea una sustitución del petróleo por agro-combustibles y se promociona la escasa contaminación que produce en cuanto a emisiones de dióxido de carbono (CO2) al ambiente, el experto mexicano sostuvo que no es cierto que el etanol remplazará el 100% de los tanques que se llenan con gasolina en el planeta. Si bien la reducción del CO2 es real, ése no parece ser el punto en cuestión para los intereses internacionales que se asoman por detrás del telón de fondo. Recordó que circulan en el planeta 800 millones de autos, mientras la industria automotriz - segunda pata de la tríada - produce anualmente 80 millones nuevos, entonces el problema parece ser la superpoblación de automóviles en el globo.
Un problema sobre ruedas
"América Latina abastece el 40% del petróleo y gas que utiliza Estados Unidos", dijo el investigador. Y asumió que "la marranada de (George W.) Bush con los agrocombustibles" tiene que ver conque el planeta cuenta con una reserva petrolera para 30 años más, mientras el "chiste" radica en que "están pensando cómo quemarlo de manera ecológica". Mientras este cambio de combustible supone también el recambio del parque automotriz, se conoce que no existe superficie terrestre para producir el etanol necesario que demandaría la cantidad de automóviles que circulan en el mundo.
A la vez, Barreda señaló que no reconoce en esta "supuesta" preocupación por encontrar combustibles "más limpios" ninguna estrategia que se oriente a la reorganización de las redes de transporte mundiales ni a poner atención en la dinámica de crecimiento urbano. Aunque, dijo, que sí se están explicitando negocios entre las empresas automotrices y las dedicadas al "agrobusiness", además de evidenciarse que la tercera parte que conforma la tríada está compuesta por las grandes empresas petroleras. Y añadió: "Estados Unidos no sabía dónde meter su excedente de producción de maíz subsidiado, hasta que en 2002 comenzó a vender etanol". Además, recordó que se avecina "otra crisis con la oleada de nuevas tecnologías, entre las que se encuentra la nanotecnología, donde se da la manipulación de la vida a la escala de átomos y moléculas, a una millonésima parte de un milímetro". Aclaró también que éstas generan una cantidad "imprevisible de cuestiones técnicas y ambientales" que acumulan una "lógica del caos", llevando a una "crisis ecológica irreversible".
Barreda culminó su exposición sosteniendo que si bien la actualidad está determinada por "la crisis del patrón tecnológico petrolero impuesto por Estados Unidos", el tema no es el combustible sino la escala en que se consume.
RECUADRO
Cuatro al hilo
Mientras las organizaciones sociales creen que en Uruguay no se propició un espacio para debatir sobre el tema de los agro-combustibles, existen cuatro proyectos distintos en la materia. Éstos están en la lista de asuntos a estudio en la Comisión de Industria, Energía y Minería de la Cámara de Diputados. Uno de ellos fue presentado por el Poder Ejecutivo; los otros tres fueron elaborados por iniciativa del Partido Nacional. Uno de ellos por Carlos Saravia, representante por Paysandú; otro por varios legisladores del Herrerismo y el último por Álvaro Delgado, miembro de Correntada Wilsonista. Según pudo saber la diaria, estos cuatro documentos serán tratados la próxima semana ya que se considera "indispensable" que se decida sobre el tema la brevedad.