"Usan los sentimientos de la gente para hablar de un falso proteccionismo"
Andoni García, campesino del País Vasco e integrante del Comité Coordinador de La Vía Campesina Europa (ECVC) advirtió en entrevista con Radio Mundo Real sobre el uso de «sentimientos nacionalistas» en los discursos políticos de derecha, como una característica del avance de sectores conservadores y fascistas en ese continente.
¿POR QUÉ LA SOBERANÍA ALIMENTARIA ES CLAVE PARA RESISTIR LOS AUTORITARISMOS?
Les invitamos a escuchar y compartir en sus medios de comunicación las entrevistas que Radio Mundo Real hizo para Nyéléni a Miriam Nobre, Carlos Marentes, Andoni García, Mercia Andrews y Roma Malik, referentes de las Américas, de Europa, de África y de Asia en agroecología, feminismos y luchas por los derechos del campesinado.
En esta entrega compartimos:
Entrevista a Andoni García, campesino del País Vasco e integrante del Comité Coordinador de La Vía Campesina Europa (ECVC)
A diferencia de otros países europeos, «en el Estado Español no esconden que son neoliberales ni que no apoyan las políticas públicas, pero se aprovechan del sentimiento de abandono e impotencia en el campo y de la falta de respuestas ante la crisis para cooptar a los productores y para generar discursos xenófobos contra migrantes que vienen a trabajar a Europa», dice García.
«El movimiento fascista y otros movimientos políticos de derecha en Europa han ido evolucionando hasta hablar de los sentimientos de la gente, refiriéndose a un falso proteccionismo: quieren hacer parecer que sus posiciones quieren proteger al más débil, cuando esto es una falsedad absoluta. Hablan de “protección de fronteras”, pero lo que buscan es apelar a los sentimientos de impotencia y abandono que sienten las personas sobre las políticas de la UE, cuando -en sí mismos- son movimientos para eliminar las políticas públicas. Nada que ver con el planteamiento que hacemos desde la Soberanía Alimentaria desde La Vía Campesina y las organizaciones que la conforman».
Alertó sobre los mensajes xenófobos, «mensajes falsos y falseados», que brindan los movimientos y partidos fascistas.
«Ante las realidades difíciles que millones de personas están viviendo, su alternativa es la migración. Muchos son campesinos desplazados por la agricultura industrial y el poder económico en sus países. Muchas veces son multinacionales europeas que se colocan en sus países y se convierten en desplazados y luego en mano de obra explotada», dijo García.
Desde la ECVC también advierten por la criminalización que están sufriendo los productores (especialmente ganaderos) por parte de algunos movimientos animalistas y anuncian que los conflictos entre el medio urbano y el medio rural serán abordados en la próxima asamblea de LVC Europa en abril de este año.
Para resistir estos avances fascistas, García dijo que hay que difundir la Declaración de los Derechos Campesinos de la ONU y que la izquierda debe pensar cómo abordar los problemas campesinos porque no está dando una respuesta adecuada:
«Lo digo porque todos estos movimientos [de derecha] nacen de posiciones que utilizan los sentimientos de abandono de las políticas que las instituciones de la UE han realizado. En teoría buscan responder a lo que la gente está diciendo en las calles y en las movilizaciones, pero luego hay que descubrir que estamos hablando de movimientos fascistas, que atentan contra los derechos de las personas por la eliminación de todas las políticas públicas».
En el caso del Estado español, «desde la extrema derecha dicen abiertamente que van a eliminar las políticas públicas, e incluso utilizan situaciones como la reivindicación [independentista] de Cataluña para aprovechar esos sentimientos y su derecho a decidir… Ahora pretenden utilizar también las movilizaciones de los agricultores (porque en ellos hay un sentimiento de abandono, de falta de respuesta, por cómo las políticas neoliberales nos van a llevar por delante a campesinos y campesinas) y la sensación de abandono e impotencia que tienen. Pero en el fondo representan un falso proteccionismo y el fin de las políticas públicas que irán contra el planteamiento que supone la soberanía alimentaria que, entre otras cosas, defiende los derechos de las personas frente a los movimientos fascistas y frente a las imposiciones de las políticas neoliberales y de los mercados dominados por las grandes multinacionales y transnacionales».
¿Cómo la construcción de la Soberanía Alimentaria es una forma de resistencia al avance conservador?
La Soberanía Alimentaria supone un freno al movimiento fascista porque habla de derechos, de políticas públicas hechas desde el derecho a proteger las agriculturas locales, las culturas campesinas, estos modelos de vida, sin que vayan en colisión y confrontación con otros, respetando los derechos individuales y colectivos, en solidaridad y no con confrontación.
Fuente: Radio Mundo Real