Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, 19 de septiembre de 2024. Manifiesto del Congreso Popular, Político y Científico de Agroecología
‘’Hay una relación entre el poder y la tierra,
quien tiene poder tiene la tierra,
quien tiene la tierra tiene poder,
¡hagamos que la agroecología sea poderosa en todas partes!’’
a crisis del capitalismo se manifiesta de múltiples maneras, entrelazándose en una compleja red de problemas globales. La voracidad por el crecimiento económico ilimitado basado en el extractivismo, ha llevado a la explotación desenfrenada de los bienes naturales comunes, como lo evidencian los devastadores incendios forestales en Sudamérica, donde, la Agencia Brasileña de Investigación Espacial (INPE) ha registrado cerca de 346 mil 112 focos de incendio en lo que va del año.
Esta y otras crisis ambientales se suman a la desigualdad social cada vez más profunda, a la inestabilidad económica y a la amenaza constante de conflictos bélicos, todos ellos síntomas de un sistema que prioriza los beneficios individuales a corto plazo, sobre el bienestar a largo plazo del planeta y sus habitantes. Teniendo en cuenta este panorama, debemos preguntarnos: ¿Por qué es más fácil pensar en el fin de la humanidad antes que en el fin del capitalismo?
La agroecología tiene sus raíces en las agriculturas ancestrales y se ha dinamizado por comunidades y organizaciones que la han asumido como una forma de vida. Este movimiento agroecológico ha trabajado en la implementación y promoción de técnicas alternativas de producción, organización social, escuelas de formación, mercados locales y regionales. También participa en acciones de incidencia política para avanzar en su consolidación como una alternativa al sistema agroalimentario globalizado e industrializado que ha generado la crisis alimentaria, ambiental y social del país.
En este contexto, sumándonos a la construcción de paz con justicia social, vida digna, soberanía alimentaria, defensa de la agrobiodiversidad y de las culturas, las redes de organizaciones e instituciones aliadas de esta propuesta, manifestamos la voluntad de unirnos en favor de la agroecología bajo el nombre de Comité de Impulso del Movimiento Agroecológico Colombiano (CIMAC).
Respondiendo a este llamado de unidad popular, nos hemos reunido en Bogotá en el Congreso Popular, Político y Científico de Agroecología más de 1300 personas provenientes de múltiples territorios e identidades étnico-culturales, campesinas, indígenas, afro, habitantes urbanos y organizaciones de la sociedad civil nacional e internacional, lo que ha permitido un diálogo de saberes entre la academia, las instituciones y las organizaciones sociales para construir propuestas y soluciones desde y para los territorios. Esta juntanza plantea la agroecología como la respuesta real para enfrentar las múltiples crisis del capitalismo.
¿Por qué la agroecología es la respuesta real?
Protege el ambiente y todo bien común: Mantiene la salud del suelo, el agua, las semillas y el aire, y contribuye a la conservación, recuperación y restauración de los ecosistemas. Defiende los bienes comunes en manos de las comunidades.
Mejora la salud a través del alimento: promueve una alimentación soberana y saludable, elimina el uso de agrotóxicos que afectan la salud humana y ambiental, promueve una alimentación propia y diversa.
Fortalece las economías locales, populares y solidarias. Genera empleo rural digno, diversidad de alternativas de comercialización e intercambio, alternativas de alimento en los barrios populares, fortalece el arraigo territorial especialmente de las y los jóvenes, consolida los mercados locales de la Agricultura Campesina, Familiar, Étnica y Comunitaria (ACFEC).Establece circuitos cortos de comercialización, transformación y distribución de los alimentos.
Fomenta la justicia social y la participación política: lucha por el acceso a la tierra, al agua y a los bienes naturales para todas y todos, y promueve la equidad de género. Garantiza el derecho humano a la alimentación sana. Promueve la organización social y comunitaria. Permite garantizar una pedagogía de paz.
Respeta los derechos bioculturales: promueve los conocimientos ancestrales, propios como bien común.
Fortalece la articulación urbano-rural: la agroecología construye alternativas para fortalecer la soberanía alimentaria desde los sectores populares, las huertas urbanas, los mercados populares y la construcción de organizaciones urbano- rurales. Los problemas actuales no son sólo problemas de la gente del campo, son también de la gente en la ciudad. Promueve y fomenta el acceso de sectores urbanos populares a alimentos sanos y diversos.
Vincula la juventud y la niñez. Garantiza una participación activa y protagónica de jóvenes, niñas y niños desde sus identidades territoriales. Fomenta y fortalece los derechos intergeneracionales.
Es con las mujeres: promueve la igualdad, equidad y diversidad de las mujeres, además de reconocer, reivindicar y valorar el papel de las mujeres en el campo, la ciudad y su lucha histórica por la emancipación, donde se entiende que sin mujeres no hay agroecología.
Es diversa: reconoce los derechos de las diversidades sexuales y de género, además del lenguaje inclusivo, la libertad de expresión y la eliminación de toda violencia de género como herramientas esenciales en la lucha por la igualdad, eliminando las barreras que impiden el libre desarrollo y participación en todo ámbito.
Por una Colombia agroecológica, declaramos:
La agroecología es el camino hacia la soberanía alimentaria, el derecho humano a la alimentación sana y la transformación hacia un sistema alimentario sostenible, territorializado y bajo el control de las comunidades.
La territorialización de la agroecología a través de la reforma agraria integral y popular es un elemento estructural que permite la posibilidad de permanecer y regresar al campo. Los comités de reforma agraria son uno de los mecanismos para este fin, de la mano con las formas de ordenamiento territorial popular y las políticas públicas municipales, departamentales y nacionales.
Frente al poder corporativo que coopta la agroecología, se hace necesario que las políticas públicas se planeen, construyan y ejecuten con las organizaciones sociales del movimiento agroecológico y apoyadas en la movilización social.
La agrobiodiversidad y las semillas son bienes comunes de los pueblos, por lo tanto, el gobierno debe garantizar los mecanismos y procesos comunitarios para su protección, conservación y libre uso y manejo por parte de las comunidades frente a las formas de apropiación privada, la contaminación transgénica y las nuevas tecnologías que prometen falsas soluciones. Respaldamos las iniciativas encaminadas a declarar a Colombia Territorio Libre de Transgénicos.
Es necesario defender y promover el trabajo de campesinas, campesinos, indígenas y afro, representadas en redes de custodios y guardianes de semillas nativas y criollas que han conservado y recuperado la rica diversidad de cultivos, razas animales, saberes y conocimientos ancestrales que caracterizan nuestras formas de vida digna en el campo.
Desarrollar acciones que promuevan la justicia climática y la adaptación al cambio climático desde una perspectiva agroecológica.
La economía social y solidaria es una alternativa para la construcción de territorios autónomos y sostenibles que faciliten la articulación urbano rural.
Las energías comunitarias son el camino hacia la autonomía y soberanía energética, promoviendo un conjunto de conocimientos, prácticas y procesos de cambio en la producción y consumo de energías y alimentos.
La educación popular, el diálogo de saberes, la investigación acción participativa y la ciencia académica comprometida con las comunidades, desde la escuela hasta la universidad, en el campo y la ciudad, son motor de cambio hacia sistemas alimentarios locales y sostenible.
La necesaria agroecologización de la institucionalidad como política de Estado que cree y transforme las instancias e instituciones donde se concreten las luchas del movimiento agroecológico.
¡La tarea y la movilización continúa!
Este congreso es un paso adelante, pero no es el final del camino. Convocamos a campesinas, campesinos, indígenas, afrodescendientes, estudiantes, investigadores, consumidores, organizaciones sociales y políticas y a todas las personas que creen en un futuro justo socialmente y sostenible a sumarse a este movimiento popular, amplio, abierto y diverso por el impulso, la visibilización y la gestión comunitaria de la agroecología en el país, a fortalecer la movilización y los procesos territoriales más allá de una agenda gobierno, incorporando la agroecología en las agendas y horizonte estratégico a mediano y largo plazo, viabilizando a través de esta convergencia la generación de acuerdos que guíen el camino común a su vez que respeta las autonomías de las comunidades y organizaciones, esto, en el marco de una representatividad y participación amplia, efectiva y comprometida, el diálogo, el respeto y la solidaridad.
Como Movimiento Agroecológico Colombiano, hacemos un llamado especial a la COP16, para frenar la mercantilización de la biodiversidad y reconocer y promover el trabajo de las comunidades campesinas, indígenas y afro como fundamental para conservar y recuperar la biodiversidad, a la vez que rechazamos las formas de capitalismo verde que ofrece falsas soluciones frente a las crisis actuales.
Finalmente, nos sumamos a la movilización social y respaldamos las reformas sociales, políticas y económicas promovidas por el gobierno del cambio.
¡La agroecología es
la respuesta real!
¡Unámonos en
esta lucha!