«Reforma Agraria Integral» como lucha de clases
En la actualidad, el concepto de «reforma agraria integral» está unido esencial e indisolublemente con el de «soberanía alimentaria» y con el de «buen vivir» Los tres y su interrelación e interacción resultan de las luchas de autoafirmación de Vía Campesina y de pueblos originarios.
Ambos los han creado en su contraponer dignidad humana al actual capitalismo que, simultáneamente a su mundialización imperialista, es latifundista por expropiar vastos territorios para extraerles los recursos naturales a utilizar en escala global o para la especulación de la globalización financiera.
El entrelazamiento de los tres conceptos, en constante construcción por diálogos con los procesos puestos en marcha y las circunstancias sociohistóricas, contiene las reivindicaciones de todos los de abajo y les da perspectivas de desarrollo hacia otra sociedad y otro país-mundo posibles. Aún más, la devastación que ejecuta el capitalismo e imperialismo al focalizarse en la acumulación de riquezas de los oligopolios adueñados del mundo, ha hecho surgir a la Unión de Asambleas Ciudadanas que amplía y profundiza al concepto de «reforma agraria integral». Por ejemplo, la asamblea El Algarrobo de Andalgalá (provincia de Catamarca) se levanta contra Minera Alumbrera, Agua Rica y otros proyectos de megaminería a cielo abierto que llegan hasta planificar el traslado de la ciudad. La Asamblea se rebela contra la apropiación de su territorio comunitario por las transnacionales y el uso hasta desertificarlo. Al mismo tiempo, como toda la Unión de Asambleas Ciudadanas (UAC), resiste e intenta expandir esa lucha. Al hacerlo pone en discusión pública el funcionamiento del capitalismo mundializado de modo imperialista.
La comunicación sobre el porqué es imprescindible realizar la «reforma agraria integral» se sintetiza en el cartel. La complementan los pueblos y comunidades del Perú cuando declaran que “entendemos por «territorio» la totalidad del hábitat de un pueblo, es decir desde el punto de vista geográfico comprende la superficie terrestre, las aguas y el subsuelo (con todos los recursos naturales que se encuentren en el territorio); y desde el punto de vista cultural, abarca el espacio en el cual nuestra cultura se asienta y reproduce. Pero además, en ese espacio se expresa nuestra espiritualidad y cosmovisión, música, danza, poesía, literatura y muy especialmente, se recrea nuestra riqueza y multiplicidad lingüística (…)”.
“La tierra es nuestra vida” interpela a escuchar a los actores sociales de las luchas contra el acaparamiento de tierras; la desterritorialización y la transnacionalización económica que los están expulsando. Sitúa en el avance capitalista e imperialista que irá excluyendo a todos los de abajo al menos en los países periféricos. Alerta a detener los ecocidios-etnocidios o la aniquilación de las diversidades geobiológica y cultural que han creado las condiciones de vida y trabajo de la humanidad en el planeta Tierra. Convoca a derrumbar los feudos provinciales que facilitan la entrega del país a las transnacionales por basarse en el despojo de derechos a la gran mayoría de quienes son sus subordinados y en el apoderamiento de bienes comunes y territorios indígenas. Exige incorporarse a "la Campaña de las Semillas convocada desde Vía Campesina e impulsada en nuestro continente por la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo (CLOC), junto con diversas organizaciones y movimientos. Se ha desarrollado en los últimos años a través de miles de iniciativas locales donde las mujeres, las comunidades indígenas y campesinas desempeñan un rol preponderante en demostrar que las semillas nos permiten resistir, producir y defender nuestra identidad (…)”.
La Campaña de Semillas desde Vía Campesina: -Tiene historia que se origina en proponer la soberanía alimentaria para un futuro sin hambre. -Hace centro en las semillas porque son fundamento y productos de culturas, sociedades y por eso, también de la soberanía alimentaria. -Procura asegurar las condiciones necesarias para mantener los sistemas de conocimiento y saberes campesinos e indígenas. -Denuncia a quienes dominan el acaparamiento de tierras, los agronegocios y el extractivismo que arrasan la biodiversidad y la diversidad agraria. -Mira a la reproducción, recuperación, multiplicación, valoración, mejoramiento, mantenimiento, almacenamiento de semillas. -Formula desafíos de formación política y técnica, de debates para un renacer de la reforma agraria y promoción de la producción agroecológica.
La puesta en práctica de la «reforma agraria integral» exige poner fin al «deber ser» de los de abajo que los poderes económico y político imponen. El pueblo Mapuche nos aclara qué necesitamos construir para dejar la obediencia debida y ser invencibles. Los tres cimientos y motores se constituyen en medio de las luchas contra la usurpación, el saqueo, el etnocidio…Son producto de la rebelión y el actuar en conjunto. Así se conforma la identidad de sujetos colectivos por reconocimiento mutuo de experiencias e ideales a compartir y autoconciencia de la relevancia de sus luchas para el destino en común con los otros de abajo. Surge, entonces, el imperativo de afirmarse en el territorio o en la vida comunitaria, en la memoria y verdad histórica, en la convivencia cultural y espiritual, en la cosmovisión, en la autogestión y el autogobierno de su modo de vida. Pero el apoderamiento y el uso a gran escala de los bienes comunes por la alianza de las transnacionales y el capital financiero con los factores locales de poder, reta a luchar (nacional e internacionalmente) para hacer posible “un mundo con derechos, para todas las personas, en todo lugar y en todo momento … derrumbando el modelo, construyendo actores”.
La «reforma agraria integral» implica un proyecto de país-mundo radicalmente distinto al que está realizando el poder económico de las transnacionales y del capital financiero global en alianza con todos los factores locales de poder. Porque se basa en la recuperación de territorios por los distintos pueblos y comunidades de Argentina para autogestionarlos y autogobernarlos hacia la «soberanía alimentaria» y el «buen vivir» de todos los de abajo. Exige lucha emancipadora ya que Argentina comparte lo que el FORO MUNDIAL SOBRE LA REFORMA AGRARIA (La Reforma Agraria y los Recursos Naturales Una Exigencia de los Pueblos) advierte: “Las comunidades rurales, campesinas y de pescadores están siendo sistemáticamente destruidas con graves consecuencias para toda la humanidad. Es urgente y necesario elaborar estrategias para la reforma agraria basadas en la efectiva aplicación de los derechos humanos y en la soberanía alimentaria.
Hoy, el planeta entero se encuentra ante dos modelos de producción agraria, de desarrollo rural y de elaboración de alimentos. Uno de ellos, el dominante, es el modelo agro-exportador, basado en la lógica neo-liberal y el libre comercio, la privatización y la mercantilización de la tierra, el agua, los bosques, la pesca, las semillas, el conocimiento, y la vida. Este modelo se orienta por el principio de obtener el máximo beneficio económico en el mínimo tiempo y la subsiguiente intensificación de la producción para la exportación. Este modelo exige la concentración creciente de tierras, recursos, y cadenas de producción y distribución de alimentos y otros productos agrícolas en manos de un número cada vez más reducido de corporaciones. El precio de las cosechas y las producciones agrícolas recibido por los productores disminuye constantemente a causa del “dumping” comercial y el libre cambio indiscriminado. Los precios para el consumidor, sin embargo, continúan aumentando. Este modelo intensivo está causando daños incalculables al medio ambiente y a la salud tanto de productores como de consumidores.
El otro modelo, basado en la agricultura campesina y familiar y en la soberanía alimentaria, al contrario, prioriza la producción local para los mercados locales y nacionales, rechaza el “dumping”, y utiliza prácticas de producción basadas en el conocimiento local. La experiencia muestra que este modelo es potencialmente más productivo por unidad de superficie, más compatible con el medioambiente y capaz de proporcionar una vida digna a las familias rurales, al mismo tiempo que proporciona a los consumidores -rurales y urbanos- alimentos sanos, asequibles y producidos localmente. Sin embargo, el modelo dominante neo-liberal agro-exportador está empujando la agricultura familiar y campesina hacia la extinción. Cerca de tres mil millones de personas viven en zonas rurales y muchas de ellas están siendo expulsadas violentamente de sus tierras y cada vez encuentran más dificultades para sobrevivir (…)”.
Fuente: Confraternizar Hoy