Documento de posición sobre ayuda alimentaria y los organismos genéticamente modificados
Todo ser humano tiene derecho a la alimentación y a acceder a un alimento sano y nutritivo. Por otro lado, todo país y todo pueblo, tiene derecho de mantener su soberanía alimentaria, es decir el derecho de decidir sobre cómo alimentarse, dentro de sus patrones culturales y ejerciendo control en todo el proceso productivo
Desafortunadamente, se está promoviendo en el mundo una cultura de inseguridad alimentaria, para favorecer a los intereses de la industria biotecnológica, siendo la amenaza más seria, la alimentación proveniente de la ingeniería genética y de los cultivos transgénicos.
Las corporaciones biotecnológicas han desplegado campañas, tanto a nivel de los medios masivos como en instancias gubernamentales y académicas, con el fin de imponer los alimentos transgénicos en el mundo, pues ellos tienen una gran inversión que defender, y con la aceptación global de estos productos ellos podrán controlar toda la cadena alimenticia.
En el escenario mundial tenemos, por un lado, a los principales importadores de granos: países como la Unión Europea, Corea, Japón, Australia, Nueva Zelandia donde los alimentos transgénicos están siendo rechazados por sus consumidores, debido a sus riesgos potenciales, lo que ha generado un gran excedente de alimentos transgénicos e importantes pérdidas a los agricultores de los EE UU, (los primeros productores de cultivos transgénicos).
Por otro lado está el Tercer Mundo, atacado por cada vez más desastres. En esta región empobrecida del Planeta las grandes corporaciones biotecnológicas han puesto sus ojos, y está a punto de convertirse en un patio trasero, a donde irán a parar todos los alimentos transgénicos rechazados por otros.
Una de las estrategias que se está usando es la ayuda alimentaria.
IMPLICACIONES POLÍTICAS DE LA AYUDA ALIMENTARIA
Los países desarrollados deben destinar el 0.7% de su presupuesto en asistencia oficial para el desarrollo. Cada país tiene sus políticas de cómo debe manejarse esta asistencia.
Una de los componentes de las políticas de asistencia al desarrollo que aplica Estados Unidos, es la ayuda alimentaria. La ayuda alimentaria constituye un mecanismo para colocar los excedentes agrícolas estadounidenses y para promover la apertura de mercados a sus productos, e influir políticamente en otros países.
Así por ejemplo, el Programa PL 480 que es el programa de ayuda alimentaria más grande en ese país, ha constituido una importante herramienta para la expansión de los mercados, y ha ayudado a colocar productos agrícolas que no hubieran podido ser colocados de otra manera.
Bajo este programa se venden productos al 3er. Mundo con créditos a largo plazo, a través del Comodity Credit Corpopration. Los fondos son manejados por la misma organización (crédito concesional). El destino de los recursos varía de acuerdo a la intermediación de éstos.
Aunque se trata de productos vendidos, estos tiene efectos para los productores locales, pues el producto se vende a un precio subsidiado, porque los precios en el mercado interno serán más altos.
Estos programas son manejados por la USAID, y trabajan a través de intermediarios, que constituyen burocracias internacionales costosas, a las que se destina un alto porcentaje de la ayuda.
Los requisitos que impone Estados Unidos para que un país acceda a la ayuda incluye:
- Restricción a la importación de productos agrícolas similares (evita la competencia con terceros mercados).
- La carga tiene que ser transportada por empresas de Estados Unidos, aunque las tarifas sean superiores en el mercado internacional. Esto significa mejores negocios para su marina mercante.
La ayuda alimentaria constituye entonces, un subsidio adicional a los productos agrícolas estadounidenses. Nosotros por otro lado, nos hacemos dependientes a dicha ayuda. Ese es el caso del trigo. En los años sesenta, varios países andinos se hicieron dependientes de la ayuda alimentaria de trigo estadounidense. De ser autosuficientes, hoy se importa el 97% del trigo.
La ayuda alimentaria nos pone en una situación altamente desventajosa frente a los productos agrícolas de Estados Unidos, porque los agricultores locales tienen que competir con productos agrícolas altamente subsidiados.
Los países del Norte se han negado a aceptar los cambios en las políticas agrícolas impuestas por la Organización Mundial de Comercio, como son la eliminación de subsidios a la exportación y a las tarifas. En los países del Tercer Mundo, estas políticas ya han empezado a implementarse, lo que ha desplazado a la agricultora local.
Si seguimos con el ejemplo del subsidio al trigo, vemos que Estados Unidos tiene un subsidio a la exportación de trigo. Al contrario, en otros países hay subsidios a la importación de trigo, porque se aduce una mejor calidad del trigo importado, atentando a la soberanía alimentaria de los países; mientras Estados Unidos toma todas las medidas para impedir que sus productos agrícolas sean desplazados del mercado mundial, por medio de imponer barreras no arancelarias, que pueden estar relacionadas por ejemplo con el medio ambiente o los salarios.
Se argumenta con frecuencia que la ayuda alimentaria beneficia a la balanza comercial de los países receptores, tanto a corto como a largo plazo, ya que deja de importar. Sin embargo, los alimentos donados están orientando la estructura productiva nacional hacia una nueva estructura de consumo, basada en materia prima importada; lo que genera una menor inversión del aparato productivo agropecuario nacional. Se adoptan además patrones alimenticias diferentes.
Por otro lado, la ayuda alimentaria nos condiciona políticamente. La ayuda alimentaria en estos años, por ejemplo, a obligado a los países a aceptar reformas del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, con los impactos que ya se están viviendo en distintas partes del mundo.
La ayuda alimentaria se ha usado siempre para alcanzar los objetivos de la política exterior de Estados Unidos. Así por ejemplo, en la década de los setenta durante la guerra de Indochina, el 70% de la ayuda iba a Vietnam, Cambodia y Laos; en los ochenta estuvo dirigida a El Salvador -durante la guerra civil- y a Egipto -que era su entrada al Medio Oriente-; y en los noventa a Europa del Este, para apoyar la transición hacia una economía de mercado.
Desde los años ochenta, se privilegia la ayuda a los países que implementan reformas estructurales hacia el libre mercado.
AYUDA ALIMENTARIA Y DESASTRES NATURALES
Debido a problemas globales como el Cambio Climático, los desastres naturales son cada vez más frecuentes, y la dimensión de los daños que ocasiona son mayores.
En situaciones de desastres naturales es función del Estado velar por los intereses y supervivencia de la población, por lo que es común que los gobiernos acudan a la ayuda alimentaria externa.
Es importante resaltar el papel que han jugados los medios de comunicación masivos en estas circunstancias: utilizan las situaciones de crisis, para promover las políticas de asistencia alimentaria de Estados Unidos, sin abordar las causas que generan tales desastres, como son el deterioro ambiental y las condiciones de exclusión social que viven muchas regiones del Tercer Mundo.
Una vez que las condiciones de crisis terminan, con frecuencia la ayuda alimentaria, en lugar de disminuir, aumenta, haciéndose sistemática, creando en el país receptor, dependencia a los alimentos importados.
En resumen, la ayuda alimentaria sirve a Estados Unidos para:
- colocar excedentes agrícolas,
- limitar la competencia en el mercado internacional
- generar ingresos a sus empresas, por ejemplo a las navieras
- influir políticamente en los países receptores
- promover su política exterior
Con los siguientes impactos en el país receptor:
- desplazar a los productores locales
- acatar políticas de Estados Unidos
- perder capacidad productiva local
- pérdida de empleo, lo que conduce a la pobreza
- dependencia a los alimentos importados, y cambios en los patrones alimentarios.
AYUDA ALIMENTARIA Y ALIMENTOS TRANSGÉNICOS
Desde que los alimentos transgénicos salieron al mercado, ha sido notorio el creciente rechazo de los consumidores de los países industrializados, especialmente en Europa y el Japón. Este hecho tiene un efecto en los países del Tercer Mundo: nos estamos convirtiendo en el basurero de estos alimentos transgénicos. Recibimos estos alimentos a precios muy bajos o por medio de la ayuda alimentaria.
La ayuda, es el último mercado de exportación no regulado que está abierto para los agricultores de los Estados Unidos, pues para los países pobres, que enfrentan constantemente crisis económicas, o que son víctimas de desastres ambientales, será muy difícil rechazar estas ayudas.
El Departamento de Agricultura de los Estados Unidos está exportando miles de toneladas de maíz y soya transgénicos al Tercer Mundo, a través de las agencias de ayuda alimentaria.
En 1999 el Gobierno de los Estados Unidos donó 500.000 toneladas de maíz y productos de maíz. Se puede decir con cierta seguridad que el 30% de esa ayuda fue de alimentos genéticamente modificados, de acuerdo al USAID. Para ello, se dieron contratos muy lucrativos a algunas comercializadoras de granos como Archer Daniels Midland y Cargill, las que ganaron un tercio de los contratos (un total de 140 millones de dólares en 1999) .
Las Naciones Unidas no saben cuánto de la ayuda alimentaria recibida es transg énica, ni tienen una política sobre el tema. El Programa Mundial de Alimentos recibe casi la mitad de su presupuesto anual de los Estados Unidos. Su directora ejecutiva es una ex-funcionaria del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos y provienen de la zona maicera de ese país.
La presencia de transgénicos en la ayuda alimentaria ya no es una posibilidad. Su presencia ha sido detectada en varios países del mundo, incluyendo India, donde se distribuyó alimentos transgénicos a los víctimas de un tifón, en la región andina (Colombia, Ecuador y Bolivia), en Nicaragua, entre otros, lo que ha causado el rechazo de la población y de algunos Estados.
Las organizaciones cobijadas bajo la "Red por una América Latina Libre de Transgénicos", se unen a este rechazo y lo manifiestan en la Declaración adjunta.
Red por una America Latina Libre de Transgenicos Casilla 17-15-246-C Quito - Ecuador Telfaxes: (593 2) 547516 / 527583
transgen@accionecologica.org
* Nota: el presente documento ha sido preparado para la "Cumbre Mundial de la Alimentación: cinco años después" que iba a ser realizada en el mes de noviembre del 2001 y ahora ha sido postergada para el 2002 ante la grave situación mundial. Lo difundimos con autorización de la Red por considerar actuales su análisis y denuncia.