Colombia: El sector azucarero no beneficia a los vallecaucanos
"La agroindustria de caña de azúcar consume el 90% del agua subterránea que se usa con fines agrícolas, mientras que la población de los 42 municipios vallecaucanos consume la tercera parte de dicha oferta... La siembra de la caña de azúcar en el valle geográfico del río Cauca (Valle del Cauca, Cauca y Risaralda), ocupa 240 de las 300 mil, transformando la otrora fértil planicie en un desértico monocultivo que arrinconó al sector horticofruticola, además de desecar ingente cantidad de humedales."
La producción agroindustrial de caña de azúcar en Colombia y, específicamente en el valle geográfico del río Cauca por parte de unos pocos ingenios que se han apropiado de una de las tierras más fértiles del planeta, está organizada en uno de los gremios económico-políticos más poderosos del país, bajo la sombrilla gremial de ASOCAÑA. Como vocera de este gremio agroindustrial, ASOCAÑA produce y fabrica “informes” en los que argumenta, una y otra vez, los “beneficios” que trae este monocultivo, incluyendo argumentos contra toda evidencia del severo daño ambiental, climático y la intoxicación y degradación de tierras y aguas. ASOCAÑA genera informes falsos, contra toda evidencia, pero son la “verdad histórica”porque tiene el poder económico-político-judicial-intimidatorio-represivo para imponerla.
La Carta Abierta a ASOCAÑA que compartimos acá enumera y contra-argumenta, citando evidencia suficiente, en 9 puntos, la degradación y destrucción ambiental que causa esta industria. Son 9 puntos incontrovertibles, contundentes y definitivos que además responden a las distorsiones, tergiversaciones y falsedades de propaganda del gremio. Por el énfasis en los daños ambientales que son el objeto de esta misiva, apenas se menciona, sin elaborar al respecto, el impacto social aterrador de esta industria. Recomendamos a las y los lectores ver el reportaje Cortar Caña para Sembrar Comida del videasta mexicano Iván Castañeira para Tele-Sur ( aquí). Las estrategias para despojar al campesinado afro-indígena-campesino de las tierras, la participación impune en asesinatos, judicializaciones, intimidaciones (blob: aquí) y masacres siempre negadas pero claramente conocidas. La explotación laboral infame e inmisericorde, bajo diversas estrategias, de las y los trabajadores, en particular de los corteros de caña y sus familias.
Este año se conmemora el décimo aniversario del Paro de los Corteros de Caña (ver aquí) que pusieron en evidencia el abuso a costa del cual se generan ganancias obscenas, así como la articulación gremial con toda la clase política, a partir del propio Presidente de la República y la forma en que toda la estructura institucional represiva, judicial y legislativa se puso al servicio del gremio y contra los trabajadores y sus familias. Pero también, de nuevo, quedó a la vista la reconocida relación directa entre los dueños de los ingenios más grandes y poderosos, con los medios comerciales de comunicación. Propaganda, terror, represión, control de la agenda legislativa, poder político-económico directo e indirecto, pero también, naturalmente, compra, captura y división de los movimientos y organizaciones campesinas, indígenas, afro afectadas individual y colectivamente por el agro-negocio de la caña, logrando aislar denuncias y protestas a nombre de alianzas que han establecido con algunas dirigencias.
Dirigentes y empresarios del gremio, avanzan ahora sobre otros territorios, como lo es la altillanura y Orinoquía de los llanos orientales de Colombia, 6 millones de hectáreas bajo amenaza (ver aquí) con el mismo tipo de estrategias y toda esta experiencia de ocupación para explotar-despojando con otros monocultivos y el mismo tipo de impactos consecuencia de procesos criminales ( aquí). El agronegocio de la caña de azúcar y ASOCAÑA son, a pesar de su propaganda y apariencia, una estructura criminal para la acumulación. Crímenes contra la población, contra trabajadores y familias, pero también contra la tierra, el agua, el aire y la vida. Liberar el valle geográfico del río Cauca de este monocultivo destructivo y del crimen organizado que lo mantiene y expande haciendo justicia a las víctimas de ahora y de antes y reparando los daños causados, es un imperativo absoluto si es que hay alguna esperanza de futuro: agua, comida, tierra, trabajo, vida en este territorio. Si ASOCAÑA y el agronegocio permanecen, la muerte es presente y futuro. ¡Así No! ¡No Más! Pueblos en Camino
CARTA A ASOCAÑA
Señor
Juan Carlos Mira
Presidente Asocaña
Cordial saludo;
Teniendo en cuenta su condición de vocero del gremio que representa al Sector Agroindustrial de la Caña, y con ocasión de una misiva que usted dirigió a uno de los candidatos presidenciales; la Alianza Ambiental Estratégica conformada por el Círculo de Pensamiento Ambiental (Fundaciones Biodiversidad, Nueva Luz, Solar de Celina, Huella de Agua, Monaya, Veeduría Santiago de Cali, e Ideó), el Centro de Asistencia Legal Ambiental y el Centro de Pensamiento Estratégico Democracia y Postconflicto; nos permitimos objetar sus conclusiones sobre supuestos beneficios del sector azucarero, en virtud de las siguientes consideraciones:
1. La agroindustria de caña de azúcar consume el 90% del agua subterránea que se usa con fines agrícolas, mientras que la población de los 42 municipios vallecaucanos consume la tercera parte de dicha oferta (IDEAM, Informe del Agua 2014 y Anuario del Valle del Cauca 2014), aún así, en la preocupante sequía de los 10 municipios del norte de este departamento del 2016, Asocaña no aportó su capacidad hidráulica instalada para calmar la sed de estos coterráneos.
2. La siembra de la caña de azúcar en el valle geográfico del río Cauca (Valle del Cauca, Cauca y Risaralda), ocupa 240 de las 300 mil, transformando la otrora fértil planicie en un desértico monocultivo que arrinconó al sector horticofruticola, además de desecar ingente cantidad de humedales que servían para la biodiversa migracion de aves, y arrasar con la rica oferta de Bosques Secos Tropicales que ofrecía este valle (reduciéndolo al 3%), una de las 5 regiones del país que albergan este bioma en peligro de extinción (Instituto Humboldt, 2014).
3. La quema de los cañaduzales, genera gran cantidad de calor (635°C), alterando parámetros como la temperatura, humedad relativa, evapotranspiración y ciclo de lluvias, contribuyendo al calentamiento global, desprendimiento material particulado y sustancias de interés sanitario que causan enfermedades respiratorias en la población infantil de los municipios circunvecinos a la quema, además esteriliza los estratos superiores del suelo, en donde residen los microorganismos fijadores de nutrientes (E.I.A. Universidad de La Salle, 1991), además de los estragos que causan las vinazas de la producción del alcohol carburante a los suelos y cuerpos de agua, de acuerdo con el IGAC (2012, 2015), el efecto más severo de la quema es la destrucción de los contenidos de materia orgánica del suelo, el componente más importante de este recurso.
4. A los cultivos de Asocaña se hace aspersión con Glifosato, para acelerar su maduración y cosecha, desecando los pequeños cultivos de pan coger, atentando contra la salud de los vallecaucanos por los efectos cancerígenos y mutagenéticos de este agroquímco (OMS, 2015).
5. No hay una educación promovida por Asocaña, sobre los efectos nocivos a la salud por el alto consumo de azúcar en gaseosas y demás productos de la canasta familiar, por ejemplo la creciente diabetes.
6. Los grandes beneficiarios económicos de la agroindustria azucarera son los pocos dueños de los ingenios La Cabaña, Carmelita, Central Tumaco, Incauca, Manuelita, María Luisa, Mayagüez, Pichichí, Providencia, Riopaila-Castilla, Risaralda, y San Carlos, siendo el único sector agrícola del país que recibe 3 subsidios estatales: a) Protección al precio interno respecto al bajo valor internacional; b) El antes uribista agro-ingreso seguro, hoy santista desarrollo rural con equidad; c) La obligatoria mezcla de alcohol carburante con la gasolina, elevando el precio del metanol al del derivado petróleo.
7. Si bien es cierto, se deben actualizar estos estudios, el cultivo de caña y la producción de azúcar generan efectos sobre emisión de Gases de Efecto Invernadero y por lo tanto sobre el Cambio Climático. Si suponemos con relativo alto nivel de certeza que las condiciones climáticas cambiaran, pero no sobre la oferta de agua. Asumimos que el calentamiento y la pérdida de páramos disminuirá esa oferta. Por su fisiología de compuestos de 4 carbonos, la caña se beneficia con el aumento de temperatura, lo que posibilita subirse a cotas cada vez más altas. Esta situación permite concluir que ese cultivo exigirá más agua por exigencias de temperatura como por aumento del área cultivada.
8. La presencia permanente del representante de la agroindustria cañera en el Consejo Directivo de la C.V.C. ha contribuido, directa o indirectamente, a la conducta omisiva de la autoridad ambiental en la implementación de las disposiciones legales sobre la franja forestal protectora de 30 metros paralela al cauce permanente o línea de mareas máximas de los ríos y humedales en el Valle del Cauca. Los cañaduzales llegan hasta el borde de las playas fluviales. La autoridad ambiental tampoco ejerce control de las gravosas externalidades provocadas por la quema de la caña, tanto para las personas como para el suelo. Tampoco ejerce el debido control hacia todas las industrias vallecaucanas.
9. La ecuación costo beneficio de estos indicadores ambientales, nos permiten concluir con la mayor responsabilidad y objetividad, que son más los aportes al deterioro del entorno vallecaucano y su oferta de recursos naturales, que la contribución a una mejor calidad de vida de este grandioso pueblo. La agroindustria de la caña tiene una deuda social y ecológica con los vallecaucanos, como lo han demostrado los investigadores Mario Pérez y Paula Álvarez (Semillas, 2009).
Atentamente,
Armando Palau Aldana – Cirpa
José Ma Borrero Navia – Cela
Alberto Ramos Garbiras – CPE
Publicado originalmente en Pueblos en Camino
Fuente: Desinformémonos