Búsqueda de alternativas al Rural Galego. Democracia y participación
Las políticas encaminadas a solucionar los problemas del rural que han sido siempre diseñadas por expertos o especialistas con un enfoque totalmente vertical. El último grito en relación a cuestiones de esta índole son las biotecnologías transgénicas que según sus defensores, ayudarán a combatir todos los problemas agronómicos y económicos del campo. Esta forma de plantear alternativas no suele responder demasiado a las necesidades reales de los agentes implicados -en este caso los agricultores-, entre otras cosas, porque una tecnología de laboratorio, por muy compleja que sea, nunca podrá dar respuesta a la inmensa diversidad de situaciones y problemas existentes en el rural
0- Introducción
1- Marco Teórico
2- La no opción: la tecnología transgénica
3- Esbozando alternativas
4- Conclusión
0. Introducción
En la actualidad el rural gallego presenta una serie de factores estructurales y coyunturales que ponen en cuestión su propia capacidad histórica de mantener una compatibilidad ecológica y la de satisfacer las necesidades humanas de sus habitantes. Entre los retos presentes a afrontar ante esta situación podemos destacar el abandono poblacional y productivo en gran parte de las zonas rurales y, en segundo lugar, la ausencia de modelos adecuados de apropiación/gestión de los recursos disponibles.
Podemos considerar el abandono rural como causa del deterioro de las estructuras organizativas y productivas del rural galego, pero esto sería cerrar los ojos al problema. El abandono es un factor explicativo, por supuesto que sí, pero no tenemos que olvidar que al mismo tiempo es una consecuencia directa de las políticas que impulsaron la “modernización” del campo galego -como en muchas otras partes del mundo- que desde una óptica productivista de corto plazo se entendía como algo positivo la expulsión de la mando de obra del campo hacia otros sectores productivos (tejido industrial o servicios).
Las políticas encaminadas a solucionar los problemas del rural que han sido siempre diseñadas por expertos o especialistas con un enfoque totalmente vertical. En ejemplo claro es el trabajo de miles de extensionistas que recorren los campos para llevar a cabo su misión de transferir tecnología y conocimiento. El último grito en relación a cuestiones de esta índole son las biotecnologías transgénicas que según sus defensores, ayudarán a combatir todos los problemas agronómicos y económicos del campo. Esta forma de plantear alternativas no suele responder demasiado a las necesidades reales de los agentes implicados -en este caso los agricultores-, entre otras cosas, porque una tecnología de laboratorio, por muy compleja que sea, nunca podrá dar respuesta a la inmensa diversidad de situaciones y problemas existentes en el rural.
La necesidad de un cambio es inminente, los problemas sociales, económicos y ambientales son una realidad innegable no sólo en el campo sino también en la ciudad. Buscar alternativas, soluciones, nuevas formas de relacionarse económica y socialmente entre nosotros, y por supuesto, con el medio natural del cual dependemos es el gran reto de nuestros días.
En esta búsqueda, en esta construcción de nuevas alternativas viables, el componente humanista debe ser un factor fundamental que debería estar siempre presente dejando a un lado los dogmas del economicismo burdo, los clichés y recetas de los clubes de expertos y sus soluciones mágicas que no tengan en cuenta a las personas.
Desde este punto de vista del cual partimos, el análisis y la toma de decisiones en la búsqueda de nuevas alternativas se deberá realizar de forma participativa [1] y realmente democrática (la democracia representativa es un sucedáneo democrático). El éxito o fracaso de este tipo de propuestas sociales planteada a escala local, dependerá en buena medida de la implicación de los diferentes actores sociales en los procesos de diagnósitivo, priorización y proposición de estrategias. Los propios ciudadanos tienen que asumir un papel central en este proceso, la sensibilidad y los conocimientos locales sobre su propia dinámica y estructura y sus posibilidades e organización, todo ello sin desechar los conocimientos y la participación de agentes externos a la comunidad.
1. Marco teórico
Nos ubicamos teóricamente en las bases epistemológicas de investigación propuesta por Funtowicz y Ravets conocida como ciencia postnormal. Desde este punto de vista, el establecer prioridades sociales y la elección de estrategias apropiadas para la resolución de problemas requiere tomar en consideración la interacción de dos elementos: las incertezas asociadas a los diferentes sistemas –la incerteza del conocimiento, y lo que se pone en juego –los valores.
Los problemas no tienen que ver con el descubrimiento de un hecho en particular sino con la interacción con una realidad compleja. Lo que se pone en juego con las decisiones, por su banda, abarca todos los costes, beneficios y compromisos que el problema a resolver implica para las diversas personas o colectivos sociales que arriesgan algo en ello. Como es evidente no todos los costes o peligros se pueden saber de antemano, este fenómeno está asociado a la existencia de incertidumbre -no se puede esperar lo inesperado. En el caso de la introducción de organismos modificados genéticamente en el campo la incertidumbre es máxima.
A la hora de la resolución de problemas se debe propiciar la inclusión de un conjunto cada vez mayor de participantes legítimos: en virtud de las múltiples incertezas, tanto en los procesos como en los productos, en el diálogo interactivo postnormal se acentúan la importancia de las personas. Antes sólo eran los pares especializados en el tema, científicos de una disciplina, quienes podían evaluar la calidad pero cuando la ciencia empieza a ser usada en política se descubre que los legos (médicos, periodistas, ciudadanos, organizaciones, etc.) pueden adquirir un perfecto dominio de la metodología y convertirse en sujetos activos del diálogo. En resumen, la comunidad extendida de pares formada por legos y expertos, por científicos y ciudadanos, por organizaciones sociales y personas individuales conforman el agente que va a desarrollar el proceso de reflexión alrededor de las necesidades perentorias no cubiertas en la comunidad objeto que se convierte automáticamente en la comunidad sujeto.
Las incertidumbres asociadas a la complejidad no son escondidas sino explicitadas y manejadas. Una buena parte de la complejidad es derivada de hecho de considerar una jerarquía de sistemas donde el sistema económico es un subsistema de un sistema mayor, la sociedad, y ambos, los sistemas sociales y económicos, subsistemas de un sistema mayor: la naturaleza.
El éxito de la ciencia tradicional está en su poder para alejar con firmeza las incertezas cognoscitivas y las complejidades éticas al margen de su indagación. Los Organimos Modificados Genéticamente son un claro ejemplo de ello. La solución científica a los problemas que actualmente sufre el agro que pasa por implantar la tecnología transgénica será analizada a lo largo del texto dentro de este enfoque postnormal
2. La no opción: la tecnología trangénica
En este apartado intentaremos dar las principales razones por las cuales la opción transgénica no da respuestas los problemas del rural, más bien los agudiza.
Problemas ambientales
No existe una transparencia clara alrededor de la utilización de los OMGs por parte de sus promotores. Los riesgos y las incertidumbres ecológicas (al ambiente y a la salud humana) asociados a su uso son ocultados y no se explicitan abiertamente. Parte de estos riesgo e incertidumbres se derivan de la forma antinatural de la creación de los OMGs. La transferencia de genes de un organismo a otro se realiza a través de vectores –virus, transposones, etc.-, que permiten intercambiar material genético entre especies. Estas construcciones están creadas explícitamente para traspasar las barreras existentes entre especies que de una forma natural nunca lo harían. Las consecuencias ambientales y sobre la salud humana son altamente impredecibles puesto que estos organismos son construcciones artificiales que antes no existían en al naturaleza.
Es necesario puntualizar que el liberar un OMG al ambiente es una acción irreversible, no se puede volver atrás, una vez liberado el OMG pasa a formar parte del ambiente entrado en el complejo mundo de las inter-retroacciónes. Cualquier intento de análisis o seguimiento se vuelve parcialmente miope e imposible ya que existe un evidente incremento de la incertidumbre y la ignorancia al respecto. Además, hay que tener en cuenta que muchos de los efectos potencialmente negativos no podrán ser detectados en el presente debido a que estos pueden tener un carácter acumulativo, o simplemente, pueden ser inesperados. Es bastante preocupante que se estén liberando miles de OMGs al ambiente sin la suficiente investigación.
Otros problemas de índole ambiental vienen derivados de la forma de manejo que sigue siendo el mismo que el de la agricultura industrial. La contaminación por uso de agroquímicos por ejemplo, que su reducción en el uso es una de las mayores promesas, sigue siendo la misma, es más, existen casos bien documentados donde se ha incrementado su uso. La asociación entre plaga - plaguicida sigue estando vigente. Donde antes se aplicaba un producto químico para combatir una plaga, ahora se le inserta un gen a la planta para que produzca su propio insecticida o para que sea resistente a un determinado tipo de sustancia química. El problema es que las plagas cada vez se hacen más resistentes y la necesidad de incrementar las dosis y la fuerza de los productos químicos a utilizar aumenta con el paso del tiempo. Además la agricultura transgénica sigue siendo altamente dependiente de insumos externos (agua, combustibles fósiles, etc.) y mantiene las mismas practicas devoradoras de recursos.
Por último destacar la erosión genética y de biodivesidad que se produce por la contaminación por parte de las variedades transgénicas en las variedades locales. Este es un problema muy grave ya que la biodiversidad es la base de la vida.
Problemas socioeconómicos
La adopción de la tecnología transgénica en el rural galego serviría, según la lógica de sus defensores, para combatir la actual situación del campo. La crisis de rentabilidad del campo galego es un factor explicativo de las causas de abandono y deterioro de las explotaciones. La crisis de rentabilidad es debida básicamente a dos factores, al escaso grado de modernización de la agricultura galega que no consigue ser suficientemente competitiva en los mercados internacionales y la relación cada vez más deficiente entre gastos e ingresos. Los precios pagados por los agricultores son cada vez más altos y los precios percibidos cada vez más bajos (ambos en términos relativos). Además, tendremos que tener en cuenta que cada vez se necesitan más insumos externos para poder mantener la misma producción. Estos factores hacen que las actividades agrarias sean poco rentables económcamente y que el coste de oportunidad sea muy alto, ambas razones suficientes para abandonar las actividades agrarias. El uso de semillas transgénicas podría invertir esta situación, puesto que con su uso se consiguiría incrementar la productividad y reducir los costos económicos. Otro beneficio directo ambiental sería la reducción en el uso de pesticidas, acaricidas, etc.
Lo expuesto en el párrafo anterior responde claramente a una visión totalmente reduccionista y economicista de la situación actual galega. Como en cualquier interpretación de la realidad siempre hay una parte de verdad en ella. La crisis de rentabilidad es algo innegable, pero no olvidemos que la economía (entendida en la actualidad como pura crematística) es una construcción social que funciona bajo determinadas normas o pactos sociales implícitos o explícitos. Así, a la hora de calcular el famoso coste-beneficio para determinar si una actividad es rentable o no solamente se valoran ciertos aspectos o cuestiones dejándose al margen muchas otras (evidentemente no hay ninguna explicación “científica” que aclare el porqué de estos criterios. De la misma forma que el trabajo doméstico no se contabiliza a la hora de estimar el PIB, la contaminación del agua, del aire, la erosión del suelo, etc. no se imputa como coste a la hora de calcular la rentabilidad de una actividad. Con esto no quiero decir ni que se deba monetarizar todo, ni que se intente monetarizar lo máximo posible, simplemente llamar la atención sobre la separación que existe, y por lo tanto, sobre la necesidad de adecuación, entre la economía y la realidad biofísica que nos sustenta).
La promesa del aumento de la productividad y el descenso del uso de insumos prometida por los promotores de los transgénicos es completamente falsa. El incremento de productividad se da en situaciones controladas o de laboratorio y donde la disponibilidad de recursos es máxima. Situación totalmente alejada de la realidad. Por otro lado, la dependencia de insumos lejos de disminuir, aumenta. Los cultivos transgénicos siguen inmersos en el paradigma de la revolución verde: monocultivo intensivo asociado a un determinado paquete tecnológico. Esta situación se agrava, además de estar las semillas protegidas por los derechos de propiedad intelectual, por la tecnología termineitor que impide reutilizar al agricultor las semillas de un año para otro y por lo tanto, los agricultores galegos tendrían que comprar año tras año las semillas a las empresas trasnacionales para poder realizar sus cosechas y por lo tanto el grado de dependencia aumenta.
Los transgénicos: una solución no particpativa y no democrática.
Este punto es muy importante ya que al igual que la motivación, la busca de soluciones alternativas para la resolución de los problemas de una comunidad pueden ser endógena o exógena –en el caso de la motivación la terminología a utilizar sería intrínseca o extrínseca. Las alternativas propuestas desde fuera (exógenas) no suelen adecuarse a las necesidades reales de la gente, entre otras cosas porque no consigue hacer una aproximación a cuales son los problemas reales y suelen ser menos efectivas. Además, en el mejor de los casos, se trata de intentar adaptar a nivel local políticas, medidas o tecnologías estandarizandas diseñadas para aplicar en diferentes lugares del mundo independientemente de los factores culturales, ambientales o económicos en los que se encuentren inmersos. Los OMGs han sido diseñados en laboratorio para responder favorablemente a ciertas características ambientales, que rara vez se contemplan en la realidad, y que ni siquiera tienen por que dar respuesta a las necesidades reales de producción de alimentos.
Incremento de la dependencia socio-económica, mayores impactos y riesgos ambientales y a la salud humana y uso de tecnologías que se escapan del control de los agricultores. Estos pueden ser los tres puntos que a grandes definan la No-opción transgénica. Dado los problemas que sufre actualmente la agricultura y el rural gallego las respuestas estos se deberían buscar de una forma alternativa, de una forma participativa real y desde una perspectiva más holística que parta del respeto al medio ambiente y a las personas, y por supuesto que sea viable.
3. Esbozando alternativas.
A pesar que en la actualidad el rural en Galiza está drásticamente desarticulado, sigue representando una gran parte de la población. La producción agrícola está cada vez más especializada, concentrada y destinada a los mercados tanto nacionales como internacionales. A pesar de tener un gran potencial agranómico somos totalmente dependientes de la exportación de alimentos, dependemos del mercado mundial al mismo tiempo que inundamos el mismo mercado. Los más perjudicados en este juego como siempre son los pequeños agricultores que no tienen posibilidad de competir y son expulsados casi literalmente de sus tierras.
Una cosa está clara, sin agricultura no podemos vivir, y si no podemos vivir sin agricultura no nos debemos de olvidar ni de los agricultores, ni de su entorno. Esto que parece algo obvio en realidad no lo es tanto, la agricultura moderna –y la transgénica- se olvidan de estos dos aspectos. Necesitamos cambiar en relación a ello y construir alternativas que realmente den respuesta a los problemas pero, sin causar más problemas. Por lo tanto, el punto de partida deberían ser las personas y el entorno (recursos localmente disponibles) y el objetivo: mejorar su calidad de vida. Para ello sería necesario determinar cual es el nivel de satisfación real de las necesidades humanas básicas, al mismo tiempo, analizar cual es la forma de interacción existente entre el medio ambiente social y el medio ambiente natural e intentar priorizar los problemas para buscar soluciones. En resumen podemos decir que sería necesario:
1. Determinar de forma participativa las pautas específicas del proceso del abandono rural.
2. Priorizar de forma participativa los principales problemas a los que se enfrentan la comunidad de base en el presente y en el futuro.
3. Analizar, participativamente, las estrategias de resolución de esos problemas [2] .
Es necesario comprender y a partir ahí empezar a trabajar es que las necesidades humanas son finitas, pocas y, que son universales [3] . Existen simultaneidades, complementariedades y compensaciones en el proceso de vivir las necesidades. Debemos comprenderlas de una forma amplia y sistémica y no limitarlas a la mera subsistencia, las necesidades patentizan una constante tensión entre la carencia y la potencia. Concebir las necesidades sólo como carencia implica una visión reduccionista ya que estas comprometen, movilizan y motivan a las personas, son por lo tanto también una potencialidad. La necesidad de participación es un potencial de la participación. Al hablar de carencia y potencia no se puede hablar de satisfacer una necesidad, las necesidades no se satisfacen, se viven en un constante proceso dialéctico y constituyen un movimiento incesante. Cada sistema económico, social y político adopta diferentes estilos de satisfación de las necesidades. Para una misma necesidad existen multiples satisfactores. Cada satisfactor tiene consecuencia distintas, por supuesto en el ámbito personal, pero también en lo social y ambiental lo que implica que no solo hay un modelo de desarrollo, sino por el contrario muchos.
El análisis participativo del nivel de satisfación de las necesidades humanas desde un enfoque integral es esencial y debe ir acompañado obligatoriamente con otro tipo análisis que cuestione la relación entre la sociedad y la naturaleza. El principio básico que promulga la economía ecológica es el reconocimiento de dependencia que los sistemas humanos tenemos de los sistemas ambientales, de los ecosistemas. En otras palabras, no podremos planificar sistemas perdurables en el tiempo que permitan satisfacer las necesidades sin reconocer que, al final, tendremos que rendir cuentas a la naturaleza. Así tendremos que pensar en:
I. La Dimensión ambiental: los recursos que están disponibles (cuantificación, perfil histórico, situación actual, etc.). De que forma son usados esos recursos (análisis cualitativo). Los residuos del sistema (cantidades, tipos, manejo de los ciclos, etc.).
II. La Dimensión socio-económica: analizar los sistemas de organización social (como se toman las decisiones, los grupos de interés, las relaciones sociales de competencia, cooperación, de género etc.). La estructura y dinámica de la población (edades, nivel formativo, tendencia, principales problemas demográficos, etc.). Niveles de renta y empleo (actividades, relación de géneros, etc.). Sistema de acceso a los bienes y servicios (sanidad, enseñanza, otros servicios). Elementos comunitarios (creencias, ritos, fiestas, el conocimiento, etc.).
Una vez que tengamos en cuenta todas estas cuestiones se podrá empezar a priorizar participativamente las estrategias de acción. Este lento y complejo proceso es el lento y complejo proceso del cambio hacia una sociedad, a mi entender, mejor.
4. Conclusión
Buena parte de los problemas que sufre el campo galego son una consecuencia directa del modelo de desarrollo dominante, que lejos de tener un enfoque integral, está basado en cuestiones básicamente cremátisticas que no tienen en cuenta ni el entorno ni a las personas.
La búsqueda de soluciones debe pasar por la construcción social de alternativas viables. La tecnología transgénica no encuadra dentro de este cliché. Los daños ambientales, la dependencia socio-económica y los peligros potenciales de su uso la hacen ser la no alternativa.
Otro mundo es posible... sin transgénicos, por favor!!
Notas
[1] Se habla habitualmente de participación pero rara vez se pone en práctica. Además, la participación está limitada y condicionada por las estructuras de poder. Mientras no se redistribuya el poder de forma más equitativa, la participación real y democrática estarán siempre limitadas.
[2] Este es el punto, sin olvidarnos de los otros, donde nos vamos a detener con más detalle. Evidentemente el análisis no va a ser participativo, sino por el contrario, va a ser realizado por una única persona intentando dar respuesta a los requisitos del curso a realizar.
[3] Según Max-Neer podemos clasificar las necesidades en: subsistencia, protección, afecto, entendimiento, participación, ocio, creación, identidad y libertad.