2ª Consulta Regional de Organizaciones de la Sociedad Civil de América Latina y el Caribe hacia la Cumbre Mundial de la Alimentación: 5 años después

"Los alimentos no son una mercancía más y que el sistema alimentario no puede ser tratado con la única lógica del mercado"

Las organizaciones de la sociedad civil de América Latina y el Caribe abajo firmantes, nos reunimos en La Habana, Cuba del 19 al 21 de abril del 2002 en la 2ª Consulta Regional de Organizaciones de la Sociedad Civil de América Latina y el Caribe hacia la Cumbre Mundial de la Alimentación: 5 años después (CMA: cad), previo a la 27ª Conferencia Regional de la FAO, para evaluar el cumplimento de los compromisos de la Cumbre Mundial de la Alimentación de 1996, analizar el estado de la situación alimentaria de nuestros países y construir propuestas de solución viables y efectivas al problema del hambre y la malnutrición de nuestros pueblos.

A 5 años de la Cumbre, el hambre y la malnutrición aumentan

A 5 años de la Cumbre Mundial de la Alimentación constatamos con profunda tristeza y frustración que el compromiso asumido de "erradicar el hambre en todos los países, con el objetivo inmediato de reducir el número de personas desnutridas a la mitad de su nivel actual a más tardar en el año 2015" no está siendo cumplido y no lo será bajo las actuales tendencias, sino lo que es peor, las personas con hambre y malnutrición aumentan día y a día en la mayoría de los países de nuestra región.

El compromiso de la mayoría de los gobiernos en dicha Cumbre ha quedado en el papel y, en el mejor de los casos, en buenas intenciones. No se ha cumplido con uno de los más elementales de los derechos humanos y una de las obligaciones más fundamentales de los Estados y la comunidad mundial: garantizar el derecho a una alimentación saludable y permanente para todos y todas. En cambio, se ha hecho lo imposible, a cualquier costo, para cumplir los compromisos con las corporaciones multinacionales, los organismos financieros multilaterales, los acreedores, los grandes inversionistas y las élites nacionales.
El hambre no espera y sin embargo millones de latinoamericanos y caribeños han esperado 5 años después de la Cumbre. ¿Cuantos años más deben esperar, cuantos años más pueden esperar?

Las causas reales del hambre y la malnutrición

El incremento del hambre y la malnutrición es consecuencia del actual modelo económico reforzado por políticas económicas, agrícolas y comerciales a escala mundial, regional y nacional que han sido impuestas por los poderes de los países desarrollados y sus corporaciones en su afán de mantener y acrecentar su hegemonía política, económica, cultural y militar.

Basados en lo anterior, afirmamos que:

- Los alimentos no son una mercancía más y que el sistema alimentario no puede ser tratado con la única lógica del mercado.

- Es una falacia el argumento de que la liberalización del comercio agrícola y pesquero internacional garantiza el derecho a la alimentación de las personas.

- La falta de producción de alimentos no es la verdadera causa del hambre y la malnutrición en el mundo, es la distribución inequitativa de los recursos productivos e ingresos.

- La concentración de la propiedad de la tierra y la privatización de los recursos naturales y servicios, provoca entre otros efectos, la migración y desempleo masivo de campesinos (as), pescadores (as) e indígenas y los pueblos afrodescendientes, a la cual contribuyen las políticas de desarticulación de las organizaciones sociales y los programas de mercantilización de la tierra promovidas por el Banco Mundial y otros organismos, en sustitución de verdaderas reformas agrarias.

- Los ajustes estructurales impuestos en la mayoría de los países, tienen como resultado el crecimiento del desempleo y el deterioro de las condiciones y derechos laborales de las poblaciones urbanas y rurales, con el agravamiento de la pobreza, del hambre y la malnutrición.

- La concepción promovida por el neoliberalismo sobre las ventajas comparativas produce graves perjuicios para los sistemas agroalimentarios de nuestra región.

- La lógica de importación de alimentos básicos tiende a desmantelar la producción doméstica para comprarlos "más baratos" a los países ricos, induciendo la reorientación de sus recursos productivos a cultivos de exportación "más competitivos y de mayor valor agregado" para los mercados del Primer Mundo.

- Se intenta imponer el patrón alimentario de las corporaciones transnacionales como el único modelo viable, apropiado y correcto en un mundo global; se trata de un verdadero imperialismo alimentario que atenta contra la diversidad de las culturas alimentarias de los pueblos, sus identidades nacionales, culturales y étnicas.

- En esta perspectiva, las potencias hegemónicas usan los alimentos como arma de presión política y económica contra países soberanos y movimientos populares de resistencia.

- El debilitamiento sistemático de los Estados excluye sistemáticamente el interés público y la participación real de la sociedad en general y de la población rural en particular en el debate, diseño, decisión, ejecución y control de las políticas públicas.

Las consecuencias de dichas políticas han aumentado la concentración de la riqueza y del poder de las transnacionales y otros grupos económicos, mientras que los países de nuestra región han visto crecer su deuda externa y los sectores populares han aumentado sus niveles de pobreza, miseria y exclusión.

Se continua subsidiando fuertemente a la agricultura y la pesca de exportación, en tanto que, muchos gobiernos dejan totalmente desprotegidos a los pequeños y medianos productores que producen principalmente para el mercado interno. Las políticas de subvenciones a la producción y subsidios a las exportaciones de los países desarrollados permiten que las transnacionales adquieran productos a precios menores a los costos de producción.

La sobreexplotación de los recursos naturales, que caracteriza al modo de desarrollo vigente, provoca el cambio climático que agudiza fenómenos naturales que afectan gravemente a las agriculturas familiares.

La agricultura campesina, indígena y la pesca artesanal han demostrado que son eficientes y capaces de responder a las necesidades crecientes de producción de alimentos. Somos testigos de ejemplos que permiten afirmar que la erradicación del hambre y la malnutrición y el ejercicio de la soberanía alimentaria duradera y sustentable son posibles.

Por lo anteriormente afirmado, las organizaciones de la sociedad civil de América Latina y el Caribe, reunidas en la 2ª Consulta Regional

DECLARAMOS QUE:

1. La alimentación y el bienestar nutricional, son derechos humanos fundamentales contenidos en la Carta de las Naciones Unidas por lo que exigimos su cumplimiento y la adopción de mecanismos para la vigilancia desde la sociedad civil.
2. La agricultura alimentaria y los alimentos no son una mercancía más y por tanto, deben ser excluidas de los acuerdos de liberalización comercial de la OMC y otros de alcance binacional o regional.
3. El ALCA es un proyecto estratégico hegemónico de Estados Unidos para consolidar su dominación sobre América Latina y el Caribe, ampliar sus fronteras económicas y asegurar un gran mercado cautivo.
4. La soberanía alimentaria es condición fundamental para erradicar el hambre y la malnutrición y garantizar la seguridad alimentaria duradera y sustentable para América Latina y el Caribe y todos los pueblos del mundo, entendiendo por soberanía alimentaria el derecho de los pueblos a definir sus propias políticas y estrategias sustentables de producción, distribución y consumo de alimentos.
5. Son condiciones ineludibles para el diseño, ejecución, supervisión y evaluación de las políticas alimentarias y del desarrollo rural sustentable, el reconocimiento del papel protagónico de los sujetos sociales y la necesidad de su empoderamiento así como la participación amplia de la sociedad civil en un marco de pluralidad e inclusión.
6. La agricultura con campesinos (as), indígenas, comunidades afrodescendientes y pesqueras, vinculada al territorio debe ser reconocida, valorada y prioritariamente orientada a la satisfacción de las necesidades de los mercados locales y nacionales; una agricultura y pesca que tomen como preocupación central al ser humano; que preserven, valoren y fomenten la multifuncionalidad de sus modos de producción y gestión del territorio.
7. La soberanía alimentaria implica el reconocimiento a la multietnicidad de las naciones y la valorización de las identidades de los pueblos originarios. Esto implica, además, el control autónomo de sus territorios, recursos naturales, sistemas de producción y gestión del espacio rural, biodiversidad, recursos genéticos, conocimientos y formas organizativas y de los derechos, autonomía y cultura de los pueblos indígenas de todos los países como condición ineludible para combatir el hambre y la malnutrición y alcanzar el derecho a la alimentación para su población.
8. La participación de la sociedad civil en los países de América Latina y del Caribe deben contener mecanismos efectivos y espacios permanentes de participación real.
9. El Estado no debe abdicar de sus responsabilidades para garantizar el establecimiento y conducción de políticas estructurales y emergentes de soberanía alimentaria.
10. Reconocemos el papel que la FAO ha venido desarrollando en la construcción de consensos globales, regionales y nacionales en torno a políticas de seguridad alimentaria. Este rol deberá fortalecerse, por lo que rechazamos las tendencias de la OMC, el Banco Mundial y otros organismos, de sustituir a la FAO como espacio de coordinación de políticas agrícolas, alimentarias y de desarrollo rural.

Hacemos las siguientes propuestas para alcanzar un nuevo compromiso en la próxima Cumbre Mundial de la Alimentación (5 años después):

a. Asumir que el derecho humano a la alimentación, la soberanía alimentaria de los pueblos y la cooperación global serán la nueva base para las políticas nacionales, regionales y mundiales para garantizar la seguridad alimentaria para todos los pueblos. Dichos principios y derechos deben incorporarse en las constituciones de los países y crearse comisiones nacionales como órganos autónomos, integrados por el Estado y la Sociedad Civil.
b. Poner en marcha procesos integrales de reforma agraria, adaptados a las condiciones de cada País y Región, que permita un acceso equitativo a los recursos productivos, principalmente tierra, agua y bosque, así como a los medios de producción, financiamiento, capacitación y fortalecimiento de sus capacidades de gestión e interlocución.
c. Que los Estados asuman y cumplan los compromisos adquiridos en los acuerdos y pactos internacionales relacionados a los derechos humanos, económicos, sociales y culturales y en defensa del medio ambiente.
d. Apoyar la propuesta presentada por organizaciones de la sociedad civil, en 1996, de aprobación de un Código de Conducta Internacional sobre el Derecho Humano a la Alimentación saludable, que sirva efectivamente como instrumento para la implementación y promoción de este derecho.
e. En defensa del principio del derecho inalienable de los pueblos a la alimentación, proponemos la adopción por las Naciones Unidas de una Convención Mundial de Soberanía Alimentaria y Bienestar Nutricional, a la cual se subordinen las decisiones tomadas en los campos de comercio internacional y otros dominios.
f. Que la FAO facilite la concertación entre los gobiernos y las organizaciones de la sociedad civil, para establecer normas y mecanismos claros que favorezcan la participación de ésta, en el diseño, ejecución, evaluación y seguimiento de políticas y programas dirigidos a sustentar la soberanía alimentaria.
g. El cese inmediato de prácticas desleales que establecen precios de mercado por debajo de los costos de producción y aplican subsidios a las exportaciones.
h. La prohibición de las patentes sobre seres vivos y el desarrollo de variedades estériles mediante procesos de ingeniería genética, su producción y comercialización, hasta que se pueda conocer con seguridad su naturaleza e impactos, aplicando estrictamente el principio de precaución.
i. Que la biodiversidad y las semillas sean declaradas como patrimonio de los pueblos, por lo tanto debe condenarse la biopiratería.
j. Fomentar e implementar la agricultura ecológica como sistema productivo que permita y garantice la seguridad y soberanía alimentaria de los pueblos.
k. Que los Estados garanticen la inocuidad y la calidad de los alimentos, generen legislaciones y reglamentaciones sobre el etiquetado y rotulado de los mismos. Igualmente se deberán sancionar las empresas comerciales y la conducta ética en cuanto a la publicidad engañosa y la desinformación al consumidor (a).
l. Que se reconozca y valore el rol fundamental de las mujeres en la producción, recolección, comercialización y transformación de los productos de la agricultura y la pesca, y en la preservación y reproducción de las culturas alimentarias de los pueblos.
m. Que los recursos dedicados a los programas de ayuda alimentaria se reorienten hacia el fomento y desarrollo de la producción familiar de alimentos saludables, así como para la atención de situaciones de desastres y emergencias.
n. Que se prohíba la colocación de excedentes de alimentos nocivos para la salud, en particular los OGMs, bajo el pretexto de la ayuda alimentaria.
o. Que se reasignen los recursos que hoy se destinan al pago de la deuda externa y deuda pública interna, se destinen al desarrollo sostenible de los países de la región.
p. Que se condene la política estadounidense de bloqueo a Cuba y otros pueblos y el uso de los alimentos como arma de presión económica y política contra países y movimientos populares. Esta política unilateral debe cesar inmediatamente.

Las Organizaciones reunidas en la 2ª Consulta Regional de la Sociedad Civil de América Latina y el Caribe hacia la Cumbre Mundial de la Alimentación: 5 años después, comprometidas con esta Declaración adoptamos un Plan de Acción, para avanzar en las propuestas antes señaladas .

Habana, Cuba del 19 al 21 de abril del 2002

Comentarios