TTP capítulo México: El terrorismo de Estado, política planificada
Desde hace más de 40 años existe una estrategia sistemática y planificada de terrorismo de Estado, mediante la cual el gobierno combate los movimientos sociales críticos, recurriendo incluso a crímenes de lesa humanidad, como ejecuciones extrajudiciales, desapariciones forzadas y tortura, denunciaron las organizaciones participantes en el Tribunal Permanente de los Pueblos (TPP), capítulo México.
Subrayaron que el ataque a los normalistas de Ayotzinapa tiene relación directa con la impunidad en que quedaron los delitos cometidos por servidores públicos desde los años 60.
Durante el primer día de trabajos de su audiencia final, el TPP presentó los resultados de su eje temático Guerra sucia como violencia, impunidad y falta de acceso a la justicia, en el cual llegó a la conclusión de que el Estado comete de forma deliberada actos de terrorismocontra la población, como forma de control social.
Los activistas Eréndira Sandoval y Antonio Cerezo dieron lectura a un documento en el cual resumieron el análisis de los especialistas que participaron en dicho eje temático.
Apuntaron que esos crímenes de lesa humanidad y otros delitos son cometidos de forma cotidiana por el Estado como parte de una política planificada.
Hay un vínculo entre la represión y el esquema económico de libre comercio y neoliberalismo, pues el descontento social que genera el despojo de los recursos de los pueblos y la limitación constante de sus derechos básicos es combatido de manera violenta por las fuerzas de seguridad, apuntaron.
El académico universitario Andrés Barreda deploró que México se encuentre en un profundo instante de peligro, que sin duda representa el momento más dramático de nuestra historia reciente.
La audiencia final del TPP continuará hoy y mañana, con la presentación de las conclusiones de sus 10 ejes temáticos –entre ellos Migración, Feminicidio y violencia de género y Desinformación y violencia contra comunicadores–; el sábado los jueces emitirán sus dictámenes.
Fuente: La Jornada