Para superar la crisis alimentaria mundial, necesitamos un cambio real de los sistemas alimentarios en beneficio de las personas y el planeta

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La Cumbre de la ONU sobre Sistemas Alimentarios+2 impulsará aún más los sistemas alimentarios industriales y corporativos

Declaración de la Respuesta Autónoma de los Pueblos a la Cumbre de la ONU sobre Sistemas Alimentarios

La Cumbre de la ONU sobre Sistemas Alimentarios+2 impulsará aún más los sistemas alimentarios industriales y corporativos

Mensajes clave:

  • Superar la crisis mundial del hambre y la malnutrición requiere acciones urgentes y coordinadas que respondan a las necesidades, derechos y demandas de lxs más afectadxs.
  • La Cumbre de la ONU sobre Sistemas Alimentarios (UNFSS) no sólo ha pasado por alto estos derechos y demandas y las causas estructurales de las crisis, sino que también ha disfrazado «el negocio de siempre» -la consolidación de los sistemas alimentarios corporativos e industriales- de acción transformadora.
  • El momento de balance de la UNFSS (UNFSS+2) está a punto de repetir los fracasos de la propia Cumbre, abriendo aún más la puerta de la ONU a una mayor influencia de las empresas y sus redes, sin que exista un marco de rendición de cuenta  corporativa.
  • El núcleo de la controversia en torno a la UNFSS radica en el choque entre la perpetuación de los sistemas alimentarios industriales impulsados por las empresas y el imperativo de una transformación de los sistemas alimentarios agroecológicos basada en los derechos humanos hacia la soberanía alimentaria.
  • Al confrontar la UNFSS+2, los movimientos sociales, los pueblos indígenas y las organizaciones de la sociedad civil de todo el mundo expresan una vez más su profunda preocupación por el afianzamiento del poder corporativo en las Naciones Unidas, plantean sus demandas de un cambio real de los sistemas alimentarios y piden un multilateralismo democrático reforzado en el seno de la ONU.

El momento de balance del la Cumbre (UNFSS+2)

Programado para los días del 24 al 26 de julio en Roma, el momento de balance UNFSS+2 es un evento convocado por el Secretario General de las Naciones Unidas (UNSG), acogido por Italia y organizado en colaboración con las agencias de la ONU con sede en Roma. Asistirán a esta reunión varias personalidades destacadas de la dirección de las Naciones Unidas, varixs Jefxs de Estado y otrxs representantes de alto nivel de los Estados miembros. El momento de balance del UNFSS+2 está a punto de repetir los fracasos de la propia Cumbre, haciendo avanzar aún más los sistemas alimentarios industriales y abriendo la puerta de la ONU a una influencia aún mayor de las grandes empresas privadas y sus redes, sin que exista un marco de rendición de cuentas corporativa.

La UNFSS+2 está diseñada para ignorar la necesidad de profundas transformaciones estructurales en nuestros sistemas alimentarios, enfatizando en su lugar un modelo que prioriza el ánimo de lucro sobre el interés público. En los últimos tres años, múltiples grupos -movimientos sociales, pueblos indígenas, jóvenes, mujeres y personas con diversidad de género- han ofrecido propuestas y demandas concretas para el avance de la agroecología, la soberanía alimentaria, la biodiversidad, la justicia de género y la diversidad, la agencia de las juventudes, la justicia climática y la justicia económica y social en los sistemas alimentarios.

Estas propuestas han sido sistemáticamente desoídas, un patrón que ha continuado en 2021 y se ha acentuado en 2023. Esto es particularmente preocupante dados los crecientes niveles de hambre y malnutrición, el aumento de las desigualdades y las crisis existenciales entrelazadas a las que se enfrentan la humanidad y el planeta. En este contexto, la sociedad civil y las organizaciones de los pueblos indígenas expresan una vez más sus preocupaciones a través de esta declaración pública.

Retrospectiva crítica de la Cumbre sobre Sistemas Alimentarios

Hace dos años, la UNFSS se enfrentó a una contramovilización sin precedentes, con más de 9.000 participantes que desafiaron la Pre-Cumbre de julio de 2021. Grupos de todas las regiones dieron testimonio de las acciones que se están llevando a cabo sobre el terreno para transformar el aprovisionamiento de alimentos. Un gran número de actores y actrices de la sociedad civil, organizaciones de productorxs de alimentos a pequeña escala y de trabajadorxs, pueblos indígenas, mujeres, jóvenes, gobiernos, académicxs, Naciones Unidas, así como personas con experiencia de dentro y fuera de la Cumbre expresaron fuertes reservas sobre su estructura, orientación política y proceso de organización que, desde el principio, socavó los logros en multilateralismo democrático alcanzados con el reformado Comité de Seguridad Alimentaria Mundial (CSA) de la ONU. 

La declaración política dirigida a la Cumbre en septiembre de 2021 fue respaldada por más de 700 organizaciones internacionales y nacionales, y más de 300 académicxs y activistas. Las preocupaciones clave de la contramovilización también tuvieron eco a través de cientos de artículos académicos, publicaciones en las redes sociales y menciones en medios de comunicación de todo el mundo como la BBC, Al Jazeera, la televisión estatal italiana Rai, Le Monde, El País, The Guardian, Deutsche Welle, etc.

Sin embargo, la «Cumbre de los Pueblos» (como la llamaron los organizadores) y los enrevesados procesos centrados en las empresas que la precedieron, decepcionaron a las mismas personas a las que se suponía que debía servir. La Cumbre no abordó las causas más importantes del aumento del hambre en el mundo y de la crisis climática, especialmente la pandemia del COVID-19, la agricultura industrial y la concentración empresarial en los sistemas alimentarios.

Con su enfoque en el multistakeholderismo (enfoque de múltiples partes interesadas), la Cumbre también falló a los Estados miembros y al multilateralismo en general. Mientras que un grupo de altos funcionarios de la ONU, algunos gobiernos, especialmente de países de la OCDE, junto con varias redes empresariales, organizaciones filantrópicas y académicos y ONG afines a las empresas ejercieron una fuerte influencia en el proceso y el contenido de la Cumbre, un gran número de Estados miembros, especialmente del Sur Global, quedaron marginados.

Fundamentalmente, la Cumbre falló en materia de derechos humanos. Las críticas a la débil base de derechos humanos de la Cumbre fueron expresadas con elocuencia y frecuencia por muchos actores de dentro y fuera de la Cumbre, pero fueron ignoradas sistemáticamente. Paralelamente, la Cumbre socavó los logros de una gobernanza alimentaria mundial más democrática, como el Comité de Seguridad Alimentaria Mundial (CSA) de la ONU y su interfaz científico-normativa, el Grupo de Alto Nivel de Expertos (GANESAN).

Dos años después: ningún cambio de rumbo

Tras la Cumbre de la ONU sobre Sistemas Alimentarios celebrada en septiembre de 2021, se tomaron medidas importantes para garantizar su seguimiento, a pesar de que el Plan de Acción de la Cumbre no era más que una Declaración del Secretario General de la ONU que no había sido negociada ni aprobada por un proceso intergubernamental.

A pesar de las promesas explícitas de la Vicesecretaria General de la ONU antes de la Cumbre de que no se crearían nuevas estructuras, se estableció un nuevo Centro de Coordinación de los Sistemas Alimentarios de la ONU, albergado por la FAO y dirigido conjuntamente por la Vicesecretaria General de la ONU y lxs jefxs de la FAO, el PMA, el FIDA, la OMS y el PNUMA. La nueva estructura está dotada de un presupuesto bienal de 14 millones de USD, más del doble del presupuesto del CSA.  

En particular, la arquitectura del Centro de Coordinación no incluye a los gobiernos nacionales en su estructura de gobierno. Incluye una nueva Interfaz de Política Científica, así como un nuevo Grupo Asesor selecionado a dedo para la Participación de las Partes Interesadas y la Creación de Redes ( SENA), que parece duplicar las funciones del CSA y del GANESAN. Sin embargo, no respeta el derecho de la sociedad civil a la autoorganización autónoma y adopta una agenda sesgada hacia el refuerzo de los enfoques favorables a las empresas de la Cumbre sobre Sistemas Alimentarios, donde los debates sobre la regulación o las limitaciones a la expansión y concentración de las empresas brillan por su ausencia.

El objetivo clave del evento UNFSS+2 es abordar y superar uno de los principales déficits de legitimidad de la Cumbre original: el hecho de que no se celebrara como una Cumbre intergubernamental, como las Cumbres Alimentarias de la ONU de 1996, 2002 y 2009, y por tanto no concluyera con una declaración y un plan de acción acordados intergubernamentalmente. Se pidió a los Estados miembros que elaboraran hojas de ruta nacionales para la transformación de los sistemas alimentarios en sus propios países, pero sólo algunos de los Estados participaron de forma marginal en la definición de los resultados de la Cumbre.

Existe la preocupación generalizada de que la UNFSS +2 resulte ser una trampa de «compra» en la que los gobiernos, a través de su asistencia de alto nivel y deseosos de mostrar sus estrategias nacionales de sistemas alimentarios, prestarán su apoyo al proceso de la FSS. Esto ocurrirá independientemente del grado en que sus vías nacionales se hayan desarrollado a través de consultas inclusivas, de la dirección que tomen o de si se han aplicado o no.

El momento de balance UNFSS+2 no prevé un resultado acordado intergubernamentalmente y pasa por alto la urgente necesidad de respuestas concertadas a escala mundial a las crisis alimentarias sistémicas. En su lugar, el evento pretende crear la ilusión de un apoyo gubernamental generalizado, lo que conduce a una legitimación de facto y ex post del proceso de la Cumbre, legitimando así sus dobles estructuras y perpetuando su agenda de sistemas alimentarios impulsada por las corporaciones.

Análisis recientes han evaluado la UNFSS+2 en un contexto más amplio de creciente influencia empresarial sobre la gobernanza alimentaria mundial, que se manifiesta en la política de puertas abiertas sin precedentes de la FAO para el sector empresarial, el Foro Mundial de la Alimentación, la Iniciativa Mano a Mano y un enfoque generalizado de participación controlada y del multistakeholderismo.

El cambio real de los sistemas alimentarios en favor de las personas y el planeta es urgente y posible

En 2022, alrededor de 258 millones de personas se enfrentaban a una inseguridad alimentaria aguda, frente a 193 millones de personas en 2021 y 155 millones de personas en 2020. Esta crisis continua y sistémica es producto de los fallos y omisiones de las políticas, y el resultado de seguir un camino problemático que conduce a la exacerbación de las desigualdades y las dependencias, y a efectos indirectos que agravan las crisis mundiales de la deuda y del clima.

El núcleo de la controversia radica en el choque entre la perpetuación de los sistemas alimentarios industriales impulsados por las corporaciones y el imperativo de una transformación de los sistemas alimentarios agroecológicos basada en los derechos humanos hacia la soberanía alimentaria.

En estos tiempos de crisis múltiples y entrelazadas, es más urgente que nunca que los gobiernos y la ONU escuchen las voces de los grupos más afectados, cambien de rumbo y apoyen sus demandas y esfuerzos por una transformación real de los sistemas alimentarios para las personas y el planeta, basada en el respeto a todos los derechos humanos, y que promueva la agroecología, la soberanía alimentaria, la biodiversidad, la justicia de género y la diversidad, la agencia de las juventudes, la justicia climática, la justicia económica y social, en todas las dimensiones de los sistemas alimentarios.

¡Sistemas Alimentarios Para Los Pueblos!

#FoodSystems4People

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Esta declaración también está disponible en inglés, francés, swahili, portugués e italiano.

Fuente: Food Systems 4 People

Temas: Agronegocio, Sistema alimentario mundial

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