La Vía Campesina: 30 años de luchas colectivas, esperanza y solidaridad

Por Camila Parodi para Agencia de Noticias Biodiversidadla

La masacre de Eldorado dos Carajás

El 17 de abril de 1996 fueron asesinados 21 campesinos por la policía de la localidad de Eldorado dos Carajás, al sur de Pará, en Brasil. Eran integrantes del Movimiento de Trabajadores y Trabajadoras Rurales Sin Tierra (MST) y se encontraban defendiendo los bienes comunes y su derecho a la tierra en manos campesinas. El MST venía articulando procesos de lucha territorial a través de la ocupación de tierras ociosas, con el fin de revertir el proceso de concentración de los terrenos en manos de unos pocos, lo que implicaba el desplazamiento de las familias campesinas.

Desde el 10 de abril, la organización campesina se encontraba realizando una caminata para exigir la expropiación de la hacienda Macaxeira, ocupada por 3500 familias sin tierra desde el mes de marzo. Se proponían marchar hasta la capital del estado, Belém. Buscaban que el Instituto Nacional de Colonización y Reforma Agraria (INCRA) reconociera la improductividad de la tierra y que fuera expropiada. Luego de muchas promesas y ninguna respuesta, decidieron llevar su protesta a la capital.

La marcha salió de Curionópolis y pretendía pasar por Eldorado dos Carajás y Marabá, antes de llegar a Belém. Pero la movilización no pudo continuar su trayecto. Las y los campesinos fueron emboscados por un operativo policial que los cercó y los reprimió brutalmente: once personas fueron asesinadas con balas de plomo y ocho con sus propios instrumentos de trabajo. Otras 79 personas fueron heridas. Dos de ellas fallecieron en el hospital. Al día de hoy, ni quienes ejecutaron la masacre ni sus responsables políticos fueron acusados.

Desde entonces, se conmemora al 17 de abril como el Día Internacional de la Lucha Campesina. Una lucha que, lejos de extinguirse -como pretenden las grandes transnacionales y el capitalismo financiero- resiste a la privatización, mercantilización y contaminación de la tierra y los bienes comunes, multiplicándose en cada territorio. Por eso, cada 17 de abril, las organizaciones campesinas se movilizan contra el avance del modelo extractivista sobre los territorios y contra la criminalización de quienes los defienden. También lo hacen para evidenciar que el buen vivir es posible: en armonía con la naturaleza, de la mano de la Soberanía Alimentaria, la producción agroecológica y el cuidado de las semillas nativas.

La Vía Campesina: 30 años globalizando la lucha

Pero este 17 de abril es especial: La Vía Campesina celebra 30 años de lucha global por la Soberanía Alimentaria, la reforma agraria popular y la dignidad de los pueblos. Este movimiento internacional campesino fue creado por diferentes organizaciones del campo y pueblos indígenas en una reunión en Managua, Nicaragua, en 1992.

Desde entonces, La Vía Campesina se multiplica en organizaciones y colectivos de pequeños y pequeñas agricultoras, trabajadores y trabajadoras del campo y comunidades indígenas de todas las regiones del mundo, para visibilizar a las personas que alimentan al planeta. Por eso, ya en su Declaración de 1996 definieron la importancia de hablar de la Soberanía Alimentaria como un concepto constitutivo de su lucha pero, también, como un Derecho Humano Universal.

Más de 25 años de organización global, estrategias colectivas y campañas por la Soberanía Alimentaria que desafían a ese futuro hostil que las grandes corporaciones mundiales pretenden perpetrar. En ese sentido, desde La Vía Campesina aseguran que otro mundo es posible y que lo están construyendo en cada territorio, en cada semilla germinada. 

Mientras el capitalismo trasnacional liberaliza el comercio, destruye las producciones locales, contamina los territorios y globaliza el hambre como una condición de vida para las mayorías, las organizaciones campesinas no sólo construyen respuestas activas para producir, resistir y alimentar a los pueblos, sino que también crean alternativas colectivas para la Vida Digna. Comercios de precio justo, alimentos sanos y agroecológicos, proyectos productivos y cooperativos para incentivar el trabajo, recuperación de semillas nativas y de los territorios, por nombrar solo algunas iniciativas.

Por eso, es momento de visibilizar los triunfos y el poder de la organización. Como sostienen desde La Vía Campesina, la mirada de las organizaciones del campo y productoras de alimentos “puede resolver las múltiples crisis y construir sociedades mejores y más sanas con justicia, dignidad, paz y soberanía popular”. Es ahora.

¡No hay futuro sin Soberanía Alimentaria!

Ciertamente, el mundo está atravesando una de sus peores crisis globales. Esto no se trata de un mensaje apocalíptico. La actual crisis es multicausal: política, económica, financiera, bélica, climática, alimentaria, ambiental, económica y sanitaria. Agravado por la pandemia del COVID 19 y los conflictos armados, el actual escenario es incierto y la desigualdad cada vez más extrema.

A principios de este mes, el Grupo de Trabajo III del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) de Naciones Unidas publicó su informe, en el que sostiene que “si las emisiones globales no alcanzan su máximo en el año 2025 para comenzar a disminuir será muy difícil evitar una catástrofe climática” en el futuro cercano.

Este contexto evidencia “el fracaso absoluto del sistema del capital transnacional y del agronegocio, de los tratados de libre comercio, del monocultivo industrializado empapado de agroinsumos tóxicos”, como sostienen desde La Vía Campesina en su “Llamada a la acción solidaria internacional”. 

Hace décadas que el sistema industrial desplaza a las y los productores de alimentos y destruye los territorios y sus bienes comunes. Un sistema que sólo se sostiene a costa del aumento de los precios mundiales de los alimentos y de los costos de los insumos agrícolas, empujando a las mayorías al hambre, la pobreza y a endeudarse. Un modelo productivo que únicamente piensa en aumentar sus inversiones e ingresos en lo inmediato, sin tomar en consideración el agotamiento de los recursos naturales en el futuro cercano.

Reforma Agraria, Popular y Feminista: ¡La tierra para quien la cuida y trabaja!

Entonces, el 30 aniversario de La Vía Campesina no sólo es una celebración de la historia de la organización; llega también como una oportunidad para reflexionar en torno al modo de producción y al mundo que queremos. El primer paso es reconocer a las personas que trabajan la tierra y producen nuestros alimentos, donde las mujeres asumen un lugar central para la reproducción de la vida.

Hoy, las organizaciones campesinas, los pueblos indígenas, las poblaciones rurales, las y los trabajadores de la tierra, de las zonas rurales pero también en los territorios urbanos, proponen y promueven la Soberanía Alimentaria como solución eficaz y real ante la crisis climática y alimentaria. Nuestra seguridad alimentaria depende de ellas y ellos.

En 30 años de lucha, La Vía Campesina globalizó la esperanza y nos enseñó que el Buen Vivir que anuncian los pueblos andinos es posible. Por eso, su histórica demanda por la Reforma Agraria y la redistribución de la tierra en manos campesinas se convierte en una urgencia para los nuevos tiempos: un cambio radical que priorice la vida.

30 años de La Vía Campesina 

¡Globalicemos la lucha! ¡Globalicemos la esperanza!

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