Javier R. Pardo: incidente nuclear en Japón y política atómica argentina
La Red Nacional de Acción Ecologista (RENACE) publica el 13 de marzo una carta dirigida "a los pueblos inocentes víctimas de la tecnocracia" expresando su consternación por los sucesos ocurridos en Japón tras el terremoto que sacudió el norte de su principal isla el día 11 y recordando su compromiso fundacional de unir esfuerzos para impedir la proliferación de plantas nucleares. Entrevista a Javier Rodríguez Pardo (66), periodista y fundador del Movimiento Antinuclear del Chubut (MACH).
P: El mensaje que distribuyó la RENACE anticipa que la imagen de las explosiones en la central nuclear Fukushima I reaparecerá próximamente al inaugurar Atucha II. ¿Hay algún punto de conexión entre el desarrollo nuclear japonés y el argentino? ¿O entre el destino de las plantas atómicas nacionales y la tragedia de las islas?
R: No hay un punto de conexión. El tema nuclear argentino proviene de la época de la dictadura militar, cuando el vicealmirante Castro Madero, que manejaba los destinos de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), tramó un país con seis centrales nucleares. Pasó el tiempo y esto fue imposible de hacer. El gobierno de Kirchner continuó con las propuestas que tenía la CNEA. La Comisión Nacional de Energía Atómica es un feudo: pueden pasar distintas generaciones de políticos y sigue funcionando igual. Son jueces y parte de esta situación.
P: "No hay país que no haya registrado algún tipo de siniestro radiactivo en alguno de sus reactores", afirma la carta. ¿Qué antecedentes locales podemos encontrar de un incidente de ese tipo?
R: En el libro "En la Patagonia NO" recojo la opinión de muchos operarios de la CNEA. Aquí en el Río de la Plata hubo rajaduras de la bóveda, de la vasija del reactor. Más de una vez la planta tuvo que ser parada, porque es una tecnología muy vieja. Esto ocurre en Atucha, pero en Embalse ocurre algo similar. Ha habido desprendimientos y fugas; siempre el problema ha sido mantener todo en secreto. La CNEA minimiza cualquiera de estos hechos. Dice que la radiación ha sido leve, como si el cuerpo estuviera ante una exposición al sol.
P: ¿Cuál es tu opinión sobre la política nuclear que viene aplicando la CNEA? Actualmente se encuentra trabajando en el desarrollo del primer reactor íntegramente diseñado y construido en la Argentina. Según la comisión, el CAREM (Central Argentina de Elementos Modulares) le permitirá al país posicionarse a la vanguardia del mercado de centrales de baja potencia por su relativa sencillez de construcción y operación.
R: La comisión y los laboratorios que tiene esta industria semiprivada en Bariloche, el Instituto Balseiro, el INVAP (Investigación Aplicada), desarrollaron distintos tipos de reactores pequeños. El CAREM es uno de ellos. Estos reactores de baja potencia son los que se utilizan normalmente para la investigación y la medicina. No se requieren los grandes volúmenes de uranio U-235 que requieren los otros reactores. Personalmente, yo no discutí esa tecnología para la medicina, para la investigación y demás, que puede estar reducida en un ámbito relativamente pequeño y fácilmente controlable. Lo que nosotros estamos combatiendo es la nucleoeléctrica, donde las bóvedas son ingobernables. En el momento que se tienen que cambiar las varillas de combustible, porque se quemaron, hay escapes radioactivos al exterior. Lo que ocurre es que dicen que es leve.
P: La Ley 26566 de 2009 prevé el diseño, construcción y puesta en marcha de una cuarta central nuclear en el país, la finalización de las obras y posterior operación de Atucha II y la extensión de la vida útil de las centrales Embalse y Atucha I. La RENACE anticipa, sin embargo, que lo ocurrido en Fukushima I paralizará muchos planes de generación de energía nucleoeléctrica.
R: Así es. Hay declaraciones muy importantes, en Alemania y en muchos lugares del mundo que ya se fueron pronunciando, para hacer una moratoria y esperar a ver qué pasa. Las noticias que acabo de escuchar, de que han colapsado los otros dos reactores... Yo creo que esto es cinco veces más grande que Chernobyl. Esta es la realidad, la triste realidad.
Esta entrevista fue realizada por el Observatorio de Conflictos por los Recursos Naturales (OCRN) en alianza con moc.liamg@aldoibaicnega.
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