Por el derecho a no cultivar transgénicos
"España produce el 80% del maíz transgénico europeo, de las 100.000 hectáreas dedicadas en Europa a estos cultivos, unas 80.000 se cultivaron en nuestro país en 2008.Al mismo tiempo, el incremento de superficie dedicada a la producción ecológica durante el último año ha situado a nuestro país a la cabeza de estas producciones con más de 1,3 millones de hectáreas"
Al mismo tiempo, el incremento de superficie dedicada a la producción ecológica durante el último año ha situado a nuestro país a la cabeza de estas producciones con más de 1,3 millones de hectáreas. ¿Es compatible liderar ambas tendencias de cultivo? ¿Es posible evitar la contaminación accidental? Algunos estudios y las principales organizaciones ambientales, así como el sector ecológico parecen indicar que no.
La Asociación CAAE, que forma parte del grupo IFOAM-Europa en representación del sector ecológico español, quiere recordar en esta tercera edición de la Semana Ecológica el alto riesgo de contaminación accidental por organismos genéticamente modificados que afrontan los productores ecológicos, así como los riesgos potenciales de los cultivos transgénicos para la salud y el medioambiente.
El sector español de la producción ecológica denuncia que en España, tras diez años de coexistencia real, las medidas para autorizar la liberación comercial de variedades de maíz transgénico (equivalentes a las reglas de coexistencia) han ocasionado muchos casos de contaminación en maíz de producción ecológica en Aragón, Castilla- La Mancha, Cataluña y Navarra y se desconoce el impacto en el maíz convencional, puesto que no se ha realizado un seguimiento adecuado, por carecer de un sistema de certificación como el ecológico.
Una primera consecuencia de esta situación ha sido la sensible caída de la superficie dedicada a la siembra de maíz ecológico en las Comunidades Autónomas afectadas. Por lo que el sector reitera su demanda para la suspensión de las autorizaciones de las variedades transgénicas de maíz hasta que se realicen los estudios pertinentes y se analicen las fuentes de contaminación en los casos denunciados.
La contaminación genética de cultivos no transgénicos parece inevitable y atenta contra otras opciones de cultivo, como el ecológico, además de poner en peligro la pervivencia de variedades autóctonas de maíz y producir daños potenciales a los suelos, flora y fauna. Por ello, es necesaria una regulación de la coexistencia de estos cultivos transgénicos con los ecológicos y los convencionales que garantice las opciones productivas.
¿Qué son los OGM (organismos genéticamente modificados)?
Según la Organización Mundial de la Salud, los Organismos Modificados Genéticamente (OGM) pueden ser definidos como organismos cuyo material genético (ADN) ha sido alterado de forma no natural.
El objetivo inicial de la modificación genética es mejorar la protección de las cosechas a través de la introducción de resistencia contra plagas o enfermedades causadas por insectos o virus o mediante el incremento de la tolerancia a herbicidas.
Los argumentos favorables a las técnicas de ingeniería genética dirigidas a la alimentación señalan que estos cultivos pueden contribuir a elevar la producción y productividad en la agricultura, silvicultura y pesca. Pueden favorecer mayores rendimientos en tierras marginales de países donde actualmente no se pueden cultivar alimentos suficientes para alimentar a sus poblaciones. Se ha aplicado la ingeniería genética al arroz para que contenga provitamina A y hierro, lo que mejora la salud de muchas comunidades de bajos ingresos, así lo recoge la FAO. “No obstante, la FAO reconoce también la preocupación por los riesgos potenciales que plantean algunos aspectos de la biotecnología. Tales riesgos pueden clasificarse en dos categorías fundamentales: los efectos en la salud humana y de los animales y de las consecuencias ambientales”, este texto forma parte de la declaración sobre los alimentos transgénicos de la organización para la Agricultura y la Alimentación de Naciones Unidas, y añade: “Hay que actuar con precaución para reducir los riesgos de transferir toxinas de una forma de vida a otra, de crear nuevas toxinas o de transferir compuestos alergénicos de una especie a otra, lo que podría dar lugar a reacciones alérgicas imprevistas. Entre los riesgos para el medio ambiente cabe señalar la posibilidad de cruces genéticos no previstos que podrían dar lugar, por ejemplo, al desarrollo de malas hierbas más agresivas o de parientes silvestres con mayor resistencia a las enfermedades o provocar tensiones ambientales, trastornando el equilibrio del ecosistema. También se puede perder la biodiversidad, por ejemplo, como consecuencia del desplazamiento de cultivos tradicionales por un pequeño número de cultivos modificados genéticamente.”
A pesar de sus aparente ventajas, países como Alemania, Rumanía, Italia, Polonia, Francia, Grecia, Austria y Hungría han ampliado recientemente su moratoria al maíz MON-810, el único cultivo transgénico permitido en Europa y en el que España ostenta el liderazgo.
Red europea de regiones libres de transgénicos
El pasado fin de semana tuvo lugar en Urbino (Italia) la Conferencia de la Red Europea de Regiones Libres de Tránsgénicos que agrupa a 49 regiones europeas.
En esta reunión se analizaron las moratorias que algunos Estados europeos sobre distintas variedades de transgénicos aprobadas por la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria, así como el desarrollo del convenio firmado el pasado año con la organización Slow Food, y el contenido de la reunión con el Parlamento Europeo que se celebrará el próximo otoño.
La Red de Regiones Libres de Transgénicos es una organización supranacional creada en el año 2003 por diez miembros fundadores. El País Vasco ostenta la presidencia desde el mes de abril de pasado año 2008, mientras que las vicepresidencias corresponden a Toscana, Alta Austria y Bretaña. Su objetivo fundamental es el reconocimiento por parte de la Comisión Europea de la capacidad de las regiones de decidir sobre producciones de transgénicos.