Informe aborda violaciones en proyectos hidroeléctricos

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‘Presos del desarrollo. Pueblos indígenas y represas hidroeléctricas’ es el más reciente informe de la Survival Internacional. El documento, lanzado este lunes (9), denuncia cómo las hidroeléctricas están desplazando y destruyendo la vivienda de los pueblos indígenas de Asia, África y América. La construcción de las obras está siendo impulsada en el contexto de las acciones ‘verdes’ de preservación al medio ambiente

 

El informe fue lanzado para marcar este 9 de agosto, Día Internacional de los Pueblos Indígenas, y llamar la atención sobre la devastación que las hidroeléctricas están volviendo a causar en las comunidades indígenas desparramadas en varias partes del mundo. El pretexto de las construcciones es la generación de energía verde, que está siendo impulsada por grandes grupos de presión internacional del sector de la electricidad.

 

Al final del siglo XX, los financiamientos y el apoyo internacional para la construcción de hidroeléctricas comenzaron a ser reducidos, porque los efectos negativos de obras mal planeadas y mal ejecutadas comenzaron a ganar visibilidad. En esa época, la Comisión Mundial de Represas reconoció que los proyectos de grandes represas "condujeron al empobrecimiento y al sufrimiento de millones [de personas]".

 

Todo este sufrimiento fue olvidado y las hidroeléctricas están resurgiendo con fuerza total. Para enterrar de una vez el recuerdo de los perjuicios causados por las obras, el Banco Mundial destinará 11.000 millones de dólares a la construcción de 211 proyectos hidroeléctricos en todo el mundo. Situación presentada como "la panacea en la lucha contra los cambios climáticos".

 

Con el resurgimiento de estas grandes obras, una vez más, se violan los derechos de los pueblos indígenas y se destruyen sus tierras, sin importar si las tierras son sagradas o si es del ambiente del que las comunidades obtienen agua y alimento. La construcción de las hidroeléctricas implica la inundación de tierras, sumergimiento de cultivos, bosques y casas y la reubicación forzada de varias comunidades, que muchas veces son llevadas hacia tierras "estériles e inútiles", que no ofrecen buenas condiciones de vida.

 

El informe da algunos ejemplos. Los indígenas penan de Sarawak, en Malasia, ya están en lucha para no ser removidos de sus tierras y no dar espacio a una hidroeléctrica. En Etiopía, los indígenas del valle del Omo están resistiendo contra la construcción de la hidroeléctrica Gilgel Gibe III, la más alta de África y una de las cinco previstas. Si la obra se lleva a cabo, los indígenas quedarán expuestos a las condiciones inhóspitas ofrecidas por el entorno del río. Las hidroeléctricas Gibe I y Gibe II ya fueron concluidas.

 

"La represa Gibe III, y la consecuente apropiación de tierra, podrían afectar la seguridad alimentaria de los pueblos indígenas tan severamente que aquellos que fueron autosuficientes durante tanto tiempo pasarán a depender de la ayuda humanitaria para sobrevivir", revela y denuncia la Survival en su informe.

 

En Brasil, los indígenas del Norte del país que dependen del río Xingú, también están viendo que su vida y supervivencia son fragilizadas por la construcción de la hidroeléctrica de Belo Monte. Los estudios de impacto ambiental comprobaron la inviabilidad de la obra, pero inclusive así la construcción será iniciada.

 

En virtud de situaciones como éstas, la Survival hizo una lista de recomendaciones a las naciones de Asia, África y Américas; entre ellas está la exigencia de consultas libres, previas e informadas a las comunidades indígenas que verán sus tierras afectadas; la no realización de proyectos hidroeléctricos en territorios de pueblos aislados donde no es posible realizar las consultas; y la realización de los proyectos hidroeléctricos sólo cuando haya amplio y previo consentimiento de los pueblos indígenas que serán afectados.

 

Para tener acceso al informe completo de la Survival Internacional, ingrese aquí.

 

Traducción: moc.liamg@leinad.setnarrab

 

Adital, Internet, 9-8-10

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