El territorio argentino no se salva de la erosión
El fenómeno de la erosión, considerado uno de los problemas ambientales básicos del presente siglo, afecta al 20 % del territorio del país, lo que significa que cada año se degradan 200 mil hectáreas de campos aptos para la producción
El glosario hidrológico internacional y el informe denominado “El agua, una responsabilidad compartida”, elaborado por las Naciones Unidas, definen a la erosión como “el desgaste y el transporte de suelo por el paso de agua, glaciares, viento u olas”.
Asimismo, se trata del más grave de los procesos de degradación, entendiendo por éstos al fenómeno de disminución o pérdida de calidad de suelo, que es ni más ni menos que la merma de las capas más fértiles generalmente a causa del agua o del viento.
En la Argentina, la erosión por efecto del agua, denominada hidráulica, dañó el 60 % de la pampa húmeda, es decir, afectó a los mejores suelos con aptitud agrícola y ganadera.
Por su parte, la erosión eólica, producto de los vientos, perjudicó 6 millones de hectáreas en las provincias patagónicas, el sector semiárido de la región pampeana y la región chaqueña e importantes sectores de las provincias de Mendoza, La Rioja, Catamarca y Salta.
Asimismo, este proceso natural puede ser fuertemente influenciado por las actividades humanas tales como la deforestación, la construcción de caminos y la urbanización.
Estas consecuencias, que se dan tanto a nivel local como regional y global, llevaron a los especialistas a considerar a la erosión como uno de los problemas ambientales más graves de la actualidad.
Estos datos fueron revelados durante el III Congreso Iberoamericano sobre el Control de la Erosión y los Sedimentos que se desarrolla en Buenos Aires.
Durante la inauguración del encuentro, el flamante titular del denominado Capítulo Argentino, Gustavo Salerno, destacó que en el segmento agrícola, donde el suelo constituye un recurso natural fundamental, “la erosión atenta contra la sustentabilidad de las actividades, y en consecuencia contra la producción sostenida de alimentos”.
“Por otra parte —agregó—, el suelo erosionado es eventualmente transportado como sedimento hacia los cuerpos de agua produciendo su contaminación en forma directa o indirecta, lo que limita sus usos por parte del hombre y sus funciones ecológicas”.
La Agencia de Protección de Medio Ambiente de los Estados Unidos (EPA, en su sigla en inglés), consideró a la sedimentación como un subproducto de la erosión, y que es por sí sola uno de los contaminantes más grandes del agua.