Chile: Día Mundial de Acción contra las Represas
Una pacífica y elocuente manifestación realizaron hoy diversos grupos y organizaciones que se oponen a las represas en los ríos de nuestro país, frente a La Moneda. La convocatoria superó las 350 personas, a las que se sumaron otras tantas durante la marcha por el Paseo Ahumada, que culminó en la Catedral
También entregaron una carta a la Presidenta, de la cual extraemos los párrafos más importantes a continuación:
"Las grandes represas han producido impactos irreversibles en todo el mundo. Entre ellos destaca el desplazamiento forzado de los habitantes de los territorios inundados por las represas u ocupados por obras anexas, con el consiguiente abandono de viviendas, pérdida de fuentes de empleo tradicionales, de tierras fértiles y bosques, así como de importantes elementos de su vida cultural y espiritual. Es un hecho comprobado y profusamente documentado que las grandes represas han provocado la fragmentación e incluso la desintegración social y cultural de comunidades directamente afectada, además de su empobrecimiento económico y medioambiental, como consecuencia de la ruptura de las redes socioculturales y de la pérdida de su patrimonio, tanto inmaterial como material.
De hecho, procesos poco democráticos y poco transparentes para la toma de decisiones en torno a estos mega emprendimientos, impulsados por grandes empresas con un poder de influencia desmedido en los ámbitos de la política, la academia, los medios de comunicación, las Cortes de Justicia y otros, pueden sentar precedentes negativos y afectar la convivencia y gobernabilidad de toda una nación. La orientación del desarrollo energético en Chile, excepcionalmente rico en fuentes renovables de energía, depende netamente de decisiones políticas. Las opcones son muchas. La implementación de megaproyectos tendría dramáticas consecuencias negativas para el mercado energético, agudizaría el monopolio en el sector, y bloquearía la diversificación de actores y fuentes que el país necesita. Por tanto, se puede decir con toda propiedad que el área de influencia de tales megaproyectos es TODO el país, y que TODOS los chilenos del presente y futuro son afectados directamente por ellos.
Respecto del impacto ecológico de las grandes represas, en todo el mundo también se ha constatado que el mayor impacto negativo, masivo e irreversible, se produce durante la fase de construcción. Tanto este como los innumerables impactos ecológicos graves y posteriores de estas obras son directamente proporcionales a la escala del emprendimiento y se extienden y acumulan en el espacio y en el tiempo.
Las hidroeléctricas provocan la pérdida de biodiversidad ecosistémica, de biodiversidad acuática, de pesquerías y de los servicios ambientales de ecosistemas ribereños, humedales, estuarios y bordes costeros, degradando su productividad; la alteración de la calidad de las aguas (temperatura, oxígeno, contaminación) y la desregulación irreversible de los flujos estacionales de los ríos; pérdida de biodiversidad terrestre, de bosques y otros hábitat naturales; de especies de flora y fauna; la obstrucción de corredores ecológicos; degradación general de las cuencas por inundación, por modificaciones del clima y de los patrones de los vientos. Las grandes represas pueden inducir sismos y constituirse en un riesgo en relación a los fenómenos sísmicos y volcánicos en las regiones donde están emplazadas.
El costo del abandono y desmantelamiento de represas hidroeléctricas, así como la restauración de las cuencas, no es considerado en las ecuaciones costo/beneficio ni por el sector privado ni el público.
Tampoco es abordado en los Estudios de Impacto Ambiental. Una represa abandonada, tras su vida útil, es un grave mega-pasivo ambiental para las localidades y regiones donde se emplazan, algo que comienza ahora a visualizarse en el mundo, dado que recién algunas de estas ‘modernas’
mega-obras están llegando a su fase terminal, y se constata que nadie sabe como lidiar con ellas.
Nos parece preocupante que se ha instalado como una constante a nivel global el que las comunidades afectadas por las represas sean excluidas de los procesos de toma de decisiones, mientras su destino es decidido por tecnócratas, autoridades políticas y grandes grupos económicos que no velan por los intereses y necesidades de las poblaciones locales ni de la ciudadanía en general. Es más se constata un patrón de falta de preocupación por el patrimonio de las naciones en torno a la autorización de estos mega emprendimientos, dado que en muchos casos estos son subsidiados a costa de bienes nacionales de uso público y destruyen valor-país en beneficio de utilidades privadas.
Es esencial propiciar un plan de manejo de las cuencas hidrográficas -cada vez más degradadas a nivel mundial a pesar de ser las fuentes de agua dulce- que garantice su uso equitativo y sostenible. El agua debe estar al servicio del bien común, priorizando a quienes habitan el territorio donde ésta existe, y disponible para favorecer el desarrollo sustentable a nivel regional y local.
Señora Presidenta, es absolutamente necesario que usted cumpla su palabra dada ante la nación el 21 de mayo de 2006, respecto que ningún proyecto de inversión podrá pretender hacerse rentable a costa del medioambiente. Tampoco evaluaremos proyectos aislados, sino que incorporaremos el manejo integrado de cuencas, como eje de nuestra nueva política".
Finalmente, solicitamos a Ud. exija una postura de imparcialidad de parte de los funcionarios de gobierno en relación con los proyectos de construcción de centrales, ya que los ciudadanos consideramos que los apoyos y señales políticas dadas por secretarios de Estado y otros funcionarios públicos a proyectos que ni siquiera han sido evaluados, son hechos graves, antidemocráticos, inaceptables y generan la percepción ciudadana de un gobierno co-optado desde adentro por las grandes empresas. En este contexto el Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental, ya por diseño politizado en el mal sentido de la palabra, da aún menos garantías de ecuanimidad y objetividad a la ciudadanía. En la misma línea, consideramos urgente reformar el Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA), de manera que los plazos de evaluación de los proyectos se ajusten a su envergadura y se obligue un estudio de alternativas a proyectos propuestos para que la autoridad y la ciudadanía dispongan de la información necesaria para aprobar o rechazar, y así poder optar por la mejor alternativa en términos ambientales, ciudadanos y de país"