Argentina, Santa Fe: daño colateral con nombre y apellido
Para ganarse unos pesos extra aceptó fumigar un campo. Sin capacitación para la tarea, tuvo un accidente y se intoxicó severamente. Un caso que ilustra una realidad peligrosa en esta provincia, donde el glifosato para la soja es moneda corriente
Luis Ramírez tiene 25 años y se traslada a duras penas con un andador por el comedor de su casa, una humilde vivienda de Sastre, un pueblo enclavado en pleno corazón de la pampa sojera, que exhibe sin pudor los "beneficios" del modelo soja glifosato siembra directa. Sus vehículos, sus casas y sus silos se reproducen con la misma rapidez que lo hace la tan mentada planta productora del poroto codiciado por los chinos. En medio de tanta abundancia, aparece la historia de Luis. Un peón rural, sometido al encuadre laboral que su empleador -Agricultores Federados Argentinos- quiera darle, y obligado a cumplir tareas para las que no está capacitado, como la de manejar una máquina fumigadora terrestre, a destajo durante jornadas completas hasta la medianoche, por 10 pesos la hora. Su tarea era desperdigar el tan temido coctel de glifosato más endosulfan sobre los sembradíos pero terminó él mismo bañado por el agrotóxico que lo depositó más de 20 días en terapia intensiva, y le provocó graves secuelas en su salud. Sin embargo su empleador y hasta la ART que debían cuidar de él, según su abogado "lo dejaron librado a suerte".
"En todo el mes que estuve internado nadie de AFA me fue a ver. Me dejaron solo, si no hubiese sido por mi vieja, no se qué hubiese hecho", confiesa Luis mientras relata que su madre Marai Busto, de 40 años tuvo que recurrir a la solidaridad de sus propios vecinos para pagarse los viajes a Santa Fe a cuidarlo.
Su abogado Franco Caneva, demandará en los próximos días tanto a AFA como al titular del campo donde estaba trabajando y que había contratado el servicio en Agricultores Federados. Allí trabaja Luis desde hace ocho años. "El está registrado de manera deficiente, es decir como empleado no permanente, cuando en realidad el tipo de vínculo real que mantenía con AFA suponía otro encuadre", remarca el abogado. Por sus magros ingresos aceptó la oferta que le hizo "Enrique Scaglia, gerente de AFA Sastre por 10 pesos la hora de fumigación", señala Luis. Sólo pudo trabajar una semana, cuando ocurrió el accidente.
Todo ocurrió el 6 de Marzo pasado, cuando Luis fue a fumigar junto a su compañero José Barrios, un campo cerca de Sastre más precisamente en jurisdicción de Trail que es una pequeña colonia distante a 20 kilómetros de Sastre.
El trabajo comenzó a la mañana temprano, entre las 6 y las 7. Todo transcurrió con normalidad hasta que entre las 17 y las 18 la máquina empezó a fallar. "No estaba trabajando correctamente, se detuvo y se dispuso a desconectar una manguera que sale del tanque que aloja el líquido (glifosato), para limpiar un filtro que está por debajo del tanque. Pero al recargarlo con el agroquímico se desprendió una manguera y el líquido se derramó sobre su cabeza y su cuerpo", relata el abogado Caneva. Luis asiente y recuerda que "como la máscara que tenía puesta me quedaba floja", el cóctel de tóxicos le ingresó por su boca y su nariz.
El traje que le dieron tampoco era el adecuado, según su abogado: Luis tiene un cuerpo delgado y quien lo usaba siempre "pesa tres veces más".
No obstante el accidente, Luis siguió trabajando terminar con el servicio, hasta la medianoche, cuando regresó a Sastre, dejó la máquina en AFA y se fue a su casa en bicicleta, ya sintiéndose muy mal. En las horas posteriores Luis sufrió un agravamiento del cuadro que "se inició con vómitos y crisis de excitación psicomotríz severa".
Caneva recuerda que "con ese cuadro el 8 de Marzo a la 1 de la madrugada ingresó al SAMCo de Sastre donde fue internado hasta el lunes 9 después del mediodía, cuando se retira ante una aparente evolución favorable. Sin embargo, al día siguiente por la tarde se complicó nuevamente su estado de salud y reingresó al SAMCo, para ser derivado al Hospital de Emergencias José María Cullen de Santa Fe, donde permaneció hasta el 19 de Marzo, fecha en que fue derivado al Sanatorio Garay y colocado en terapia intensiva y con respiración asistida".
Allí permanece hasta el 8 de Abril de 2009, "cuando debió dejar el sanatorio como consecuencia del rechazo de cobertura por parte de Prevención ART" afirmó el letrado. Era obvio que su familia no podía pagarle al sanatorio que le pedía $ 1500 de seña y $ 1000 por cada día de internación.
Según reveló el abogado "durante su internación se le practicaron toda serie de exámenes que incluyeron punciones lumbares en dos oportunidades, resonancias magnéticas en su cerebro, laboratorios e interconsultas, tras las cuales se descartó un cuardo de epilepsia, meningitis, enfermedades metabólicas y neurológicas, y en cambio arrojo positivo el dosaje de órganos clorados". El neurólogo Javier Anzardi que lo atendió confirmó el cuadro de intoxicación.
Según la documentación que presenta Caneva los productos con los que estuvo en contacto Luis fueron "glifosato, endosulfán, cipermetrina, dimetoato y lamdacihalotrina". El diagnóstico presuntivo es: intoxicación grave con órganos clorados. "Hoy Luis registra una evolución que se muestra favorable y comienza a comunicarse en forma coherente, aunque todavía tiene dificultades para desplazarse, producto de la atrofia muscular y articular" agrega Caneva. Para el abogado "evidentemente Luis Ramírez no contaba con la preparación necesaria ni adecuada para el tipo de tarea encomendada, y tampoco se aseguró la utilización de las mínimas medidas de seguridad".