Tendremos que darle nuestra cena al auto
Seguramente han leído o escuchado la resonante propaganda que se le está haciendo a los biocombustibles desde gran parte de los medios de comunicación, apuntándolos prácticamente como la solución al Cambio Climático. Con respecto a este tema, nos parece interesante ofrecer algunas reflexiones
Según la etimología de la palabra un biocombustible sería un combustible de origen biológico. De esta forma, incluso el petróleo lo sería. Pero a lo que en realidad se le está llamando biocombustible, es a toda sustancia susceptible de ser oxidada (quemada) para producir energía, cuya procedencia sea de origen vegetal.
La planta al ser quemada devuelve a la atmósfera el dióxido de carbono que tomó del aire para su crecimiento. Por tanto, si no tomamos en cuenta por ejemplo el combustible que se gasta en su producción y transporte, desde el punto de vista ecológico sería un sistema que respetara el medio ambiente, pues no habría un aumento neto de gases de efecto invernadero.
Hasta aquí todo muy lindo, pero… siempre hay un pero. El campo es grande, mas no infinito. Le puede dar de comer a las personas, al ganado y ¿a los autos también?
La agricultura ha sido la base sobre la que se sustentó el crecimiento de nuestra sociedad actual. Cuando aprendimos a arar la tierra dejamos de ser nómades en constante búsqueda de caza, pesca y frutos para abastecernos de comida.
Comenzamos a sembrar por ciclos para tener durante todo el año acceso a alimentos vegetales. Y por fin pudimos establecernos en un mismo lugar, las tribus se convirtieron en pueblos, estos en pequeñas ciudadelas y así hasta las actuales megalópolis en las que millones de personas desarrollan su vida sin haber visto nunca una vaca o una planta de tomates.
La industria ganadera fue cobrando fuerza y pronto las nuevas tecnologías vinieron para “ayudarnos”. Entonces el feed lot (lote de alimentación) se hizo presente. Así, miles de millones de toneladas de granos fueron desviando su camino y dejaron de ser alimento para personas. Comenzamos a compartir lo que teníamos para nuestra cena, con el ganado.
Por su desastrosa distribución demográfica, baja industrialización, algunos factores climáticos y especialmente por nunca haber podido dejar de ser una colonia, Sudamérica ha estado condenada a ser una especie de granero de la casa de los Señores. Proveer de alimentos al mundo industrializado parecía ser nuestro mandato y lo cumplimos obedientemente durante algunas décadas, alimentándonos de las sobras, de los productos que por no alcanzar la calidad pretendida por el consumidor primermundista, no podían venderse o de los que deliberadamente se hacen de menor calidad para abaratar los costos y ser vendidos en el “mercado local”.
Pero amigos, ahora entra un nuevo competidor al juego. Deberemos compartir nuestros alimentos con los automóviles y lo peor es que además de tener un apetito voraz, no les importa la calidad de la comida.
Los motores de los autos son de dos tipos: los del ciclo de Otto (los que funcionan a gasolina) y de ciclo Diesel (a gasoil). Pero los primeros pueden quemar otro tipo de combustibles como etanol - alcohol etílico producido a partir de la fermentación de los azúcares que se encuentran en los productos vegetales (cereales, caña de azúcar, remolacha, maíz o trigo) - y los segundos ésteres grasos o incluso aceites vegetales obtenidos de la colza, la soja, el maíz o la palma.
La superficie cultivable del planeta crece cada día, generalmente a costa de desmontes, pero también comienza a reducirse por el desgaste producto del uso intensivo del suelo, los monocultivos, los embalses, el crecimiento demográfico y por el Cambio Climático. En este panorama, deberemos repartir la producción agrícola (de mediana y baja calidad) entre el 80% mas pobre de la población mundial, los animales destinados a la alimentación y los automóviles del otro 20%.
Los biocombustibles dudosamente sean siquiera una parte importante de la solución para el Cambio Climático, pero tengan por seguro que si no detenemos esta avanzada, pueden ser la causa de las mas terribles hambrunas que haya conocido este planeta.
Nos reencontramos la próxima semana, con una nueva entrega de esta publicación.
Fuente: EcoPortal