Colombia: el maíz llegó primero
Somos hijos del maíz. Y el maíz es hijo nuestro. Alguna vez me fui Yucatán adentro, a conocer el teocinte, verdadero ancestro del maíz actual: Fueron plantas persistentes en los comienzos de la evolución de la mazorca, esas que cocinamos y nos comemos hoy
Realmente, la mazorca no existía, era como un ramillete de espigas con granos desnudos pegados en filamentos que se comportaban como un raquis, pero todo parece indicar que la mata era un arbolito de ciclo y fructificación permanente en donde el aborigen cosechaba granos.
Fue necesario el matrimonio hombre maíz, para que profundizaran los saberes y la función del teocinte, para que comenzara el proceso de domesticación, cuidado, cultivo y cosecha de la especie sagrada que sería la responsable de la supervivencia de las tribus mesoamericanas.
Tras un largo proceso de adaptación ese ramillete de granos se convirtió en una mazorca, con montones de granos, muchas hileras, hojas protectoras que envolvían la unidad y la protegían de agresiones, humedades, temperaturas, micos loros, cotorras, guacamayas......
Fue tal la interacción del matrimonio que ya no podrían vivir el uno sin el otro... si el hombre no sembraba y cuidaba al maíz la especie desaparecería y a su vez, si el maíz no alimentaba a la tribu, el hombre primitivo desaparecería....
Muchos años después, ya en la universidad, me metí en un programa del Departamento de Investigaciones Agropecuarias del Ministerio de Agricultura, hoy Instituto Colombiano Agropecuario, ICA, denominado Razas de Maíz en Colombia, en donde nos pagaban a peso la hora... pero nos enseñaron montones sobre el maíz su genética, su cultivo, su fisiología, sus plagas, enfermedades en diferentes ecologías del país.
En unas vacaciones de esas de a peso la hora, Clímaco Casalett, brillante genetista, se le ocurrió que reconstruyéramos el mapa de Colombia localizando a las mazorcas de diferentes variedades en su lugar de origen y realmente resultó una obra de arte sobre la fitogeografía colombiana.... todos los visitantes tomaban fotos y nos atiborraban a preguntas sobre la veracidad, la biodiversidad y la posibilidad de llevarse algunas semillas... todos quedaban descrestadas con la gran biodiversidad de variedades de maíz en nuestro territorio.
Aún tengo un ejemplar del libro Razas de Maíz en Colombia, en donde se describen al detalle las 23 razas encontradas cuyas semillas, en reconocimiento fueron entregadas como agradecimiento por la financiación a la Fundación rockefeller.
Y así nuestras semillas nativas de maíz entraron a formar parte de los bancos genéticos de las multinacionales y están descuartizadas, fraccionadas en genes, que individualmente están al servicio económico de unos pocos y en contra de la humanidad.
Ya acabaron con las tortillas, la mazamorra, la chicha, las arepas,....y otros secretos sagrados de supervivencia para pueblos ancestrales.......el maíz ya no alimenta a las gentes ahora alimenta a los carros.
Es por ello, que no me da pena llorar cuando presiento el destino del ser humano siguiendo los pasos del maíz: Creado por la biología y destrozado por la tecnología.
Fuente: Grupo Ecológico del Tolima /EL NUEVO DIA