"El campesino venezolano supera la dependencia agroproductiva". Entrevista a Kima Reis, Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra

Idioma Español
País Venezuela

Sus luchas son arduas y sus logros son significativos, vienen del Brasil. Ellos forman parte de un movimiento de familias, de hombres y mujeres sin tierra. En Latinoamérica existe una injusta distribución de los terrenos por la mala gestión de gobiernos pasados, pero al mismo tiempo el latifundio pierde fuerza

El coordinador de la brigada del MST radicada en Barinas, cuenta su experiencia

¿Cómo llega el Movimiento Sin Tierra a Venezuela?
“Desde hace mucho tiempo nosotros estamos haciendo contacto con los campesinos de aquí de Venezuela, pero fue el año pasado (2005) cuando el presidente Hugo Chávez estuvo en el Foro Social Mundial, celebrado en Brasil, Puerto Alegre, conoció varias de las experiencias que nosotros ya veníamos desarrollando en Brasil. Estuvo en una siembra de arroz orgánico que teníamos allí, y que logramos a través de una mezcla de abono orgánico proveniente del pescado- que es totalmente agroecológico-, y de esta manera se firmó en Brasil un protocolo de intenciones para desarrollar algunas de esas experiencias aquí en Venezuela.

Pero fue en el mes de septiembre, del año 2005, cuando llega a Venezuela uno de nuestros coordinadores nacionales para firmar el acuerdo en Sabaneta de Barinas el día 27. En este acuerdo se estableció que contribuiríamos a garantizar la soberanía alimentaria del país, a enseñarles a los campesinos la preparación de los suelos, la producción de la semilla, su formación y la creación de la Escuela Agroecológica de Latinoamérica “Pablo Freire””.

¿Cuál fue el problema más grave que encontraron los integrantes del Movimiento Sin Tierra en Venezuela?
“Nosotros, como tenemos una experiencia que sobrepasa los 20 años tanto en la producción como en el desarrollo de las tierras, sabemos y comprendemos que aquí hay un proceso revolucionario y que nosotros debemos entender esa cultura y la idiosincrasia de cada pueblo, de cada región. Hacerlo aquí nos llevó tiempo porque teníamos que construir nuestro propio diagnóstico.

Y concluimos que, la primera dificultad, fue ver que los medios de comunicación social enseñaron a los campesinos que aquí en Venezuela no se podía desarrollar la producción, que incluso podía ser exitosa. Y al igual que en otros países, le metieron en la cabeza a los campesinos que debían utilizar y ser dependientes de productos agroquímicos, eso quedó ahí en su mente y es algo que siempre tienen presente. Pero de igual manera, nosotros sentimos que aquí podemos avanzar mucho porque tenemos el apoyo integral de las comunidades, del campesino y del gobierno para continuar nuestro trabajo”.

¿Cuántos integrantes del Movimiento Sin Tierras están en Venezuela?
“En este momento nos encontramos un total de 17 miembros, en su mayoría estamos en el estado Barinas. Cada uno está especializado en áreas diferentes, por ejemplo: en el área de semilla, de cooperación, de la enseñanza didáctica, entre otras. Y los diecisiete siempre nos desplazamos por el eje endógeno de Venezuela que comprende a los estados Táchira, Barinas, Trujillo y Portuguesa”.

¿Cómo les enseñan a los campesinos a desarrollar la producción agroecológica?
“A través de talleres educativos les enseñamos cómo es el proceso, también le contamos de nuestras experiencias para tener un intercambio de ideas con ellos. Le hablamos de la preparación de suelo utilizando el estiércol de la bosta de ganado, de gallinas, de cerdo y todo lo que implica sus técnicas.

También tenemos abonos de plantas, que uno mismo puede sembrar, y que luego se utilizan como abono orgánico. Pero quizás el procedimiento más importante de todo lo que le enseñamos, es la preparación de la semilla certificada que los mismos productores pueden desarrollar en su misma finca sin tener que comprarla. Es una forma de independizarse de aquellas casas que los expenden, ni siquiera habrá que comprar agroquímicos. Y por último le enseñamos cómo mejorar la productividad de sus cultivos”.

¿Cuánto tiempo tarda un trabajador del campo en aprender todas estas tareas?
“Depende. Por lo menos acá estamos trabajando directamente con los campesinos y ellos tienen una larga experiencia y lo que realmente les hace falta es direccionar estas técnicas que pueden desarrollarlas desde su propia finca. En verdad, el proceso es bastante rápido, sobre todo si estás con la gente que ya tienen experiencia, que se traduce en unos 2 ó 3 meses”.

¿Cómo ha sido el crecimiento de los trabajos que se han hecho en el Centro Técnico Productivo Socialista Florentino?
“Primeramente, para nosotros es un hecho muy grande y nos causa mucha felicidad estar aquí desarrollando un trabajo en una finca que fue un gran latifundio en Venezuela. Simbólicamente para nosotros, el Movimiento Sin Tierra está desarrollando un trabajo muy importante como es enseñar a los campesinos a trabajar la tierra de forma natural. Llegamos aquí, fuimos recibidos por el presidente Hugo Chávez, y se firmaron acuerdos. La propuesta principal es garantizar la soberanía alimentaria. Todos sabemos que Venezuela tiene su “Talón de Aquiles” y es la producción de comida.

No podemos olvidar que este país importa desde un 70% hasta un 80% de los alimentos que consumen. Es una meta muy importante recuperar los latifundios, para desarrollar proyectos agroproductivos. La forma como se van a producir estos alimentos también es importante, porque no queremos producir bajo la orientación de la “Revolución Verde” donde se utilizan demasiados agroquímicos y que afectan la salud de los consumidores.

Los alimentos, con estos químicos, de alguna forma se contaminan y pasan a los consumidores, es allí donde nosotros venimos a hacer los cambios. Tenemos proyectos, que ya hemos ejecutado en Brasil, que tienen resultados muy buenos y que se basan en el sistema de producción agroecológica y agricultura orgánica. En definitiva es una relación entre trabajadores del campo con la naturaleza”.

¿Cuáles son los otros centros o fincas donde está presente el Movimiento Sin Tierra?
“Estamos en todo el polo de desarrollo de Venezuela, así lo ha llamado el mismo presidente Chávez, este es un eje endógeno que une a los estados Táchira, Barinas, Trujillo y Portuguesa. Y ahora estaremos en nuevos lugares porque estamos fundando la Escuela Agroecológica Latinoamericana “Pablo Freire” que será construida en el Centro Técnico Productivo Socialista Florentino y esperamos que en los próximos meses lleguen a Venezuela 200 estudiantes de trece países de la América del Sur, además de los hijos de los campesinos de Venezuela. Creemos que la especialidad dure 5 años de estudio aproximadamente”.

¿Esta experiencia, la han llevado a otros países de Latinoamérica, por ejemplo?
“El Movimiento Sin Tierra tiene otras brigadas, haciendo trabajos puntuales en Haití, por todo lo ocurrido allá, también hay una brigada para la formación y producción en Bolivia, esto fue solicitado por el mismo Evo Morales, quien enfrenta un nuevo proceso. También tenemos misioneros en África, que tienen varias dificultades en este momento.

Y aquí en Venezuela, ya hemos conversado con el presidente porque vamos a traer más misioneros para enviarlos a otros estados, como por ejemplo Guárico y Portuguesa. Todo esto es una forma de intercambio de conocimientos, porque al mismo momento en que nosotros le enseñamos, los campesinos también nos cuentan lo que ellos saben”.

¿Cuál es la satisfacción del Movimiento Sin Tierra en Venezuela?
“Lo que más nos complace es ser invitados para almorzar o cenar en sus casas, con sus familias y comer los alimentos que antes no creían capaces de producir, como la zanahoria, la lechuga, la lechoza y la cebolla de cabeza. Eso para nosotros es un ejemplo para demostrar que todo puede cambiar”.

A su juicio, ¿Cuál cree usted que es la percepción del campesino frente a estos programas sociales?
“Yo creo que ellos están muy contentos, pero igual quieren seguir trabajando para seguir apoyando y consolidar este proceso”.

Por Claudia Guerra - Especial desde Barinas

Fuente: Ecoportal

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