El Amazonas sufre de nuevo el acoso de las madereras
Prensa
Ayaba Diario Medioambiental, Internet, 24-4-01
 
El Amazonas sufre de nuevo el acoso de las madereras
 Como resultado de la información facilitada por la organización ecologista Greenpeace, agentes de la Agencia Medioambiental Brasileña (IBAMA) multaron a dos empresas con multas de 420.000 dólares (38 millones de pesetas) tras una inspección por sorpresa durante Semana Santa. Los oficiales confiscaron tres balsas que contenían más de 100 troncos extraídos ilegalmente (aproximadamente 2.100 metros cúbicos) en el río Amazonas. También se confiscaron dos remolcadores.
     Según el IBAMA, la madera de las balsas, fundamentalmente troncos de samauma y virola, estaban destinadas a la fábrica de Manaos de la compañía de capital chino Compensa. Un pequeño volumen de troncos estaba siendo transportado a dos empresas locales. "Los resultados de la investigación de Greenpeace confirman que las cortas ilegales en la Amazonía continúan siendo la norma, y no la excepción", ha declarado Miguel Ángel Soto, responsable de la campaña de Bosques de Greenpeace.
     Desde febrero, Greenpeace ha desarrollado una investigación para documentar y denunciar las cortas ilegales y el transporte de madera en diferentes áreas de la Amazonía. Los datos sobre el origen de los troncos, localización de las balsas, volumen, especies, propietarios e intermediarios son cruzados con los datos oficiales del IBAMA.
     A mediados de febrero, al comienzo de la investigación, el equipo de Greenpeace descubrió dos remolcadores en el río Tapaua, a unos 600 kilómetros de Manaos. El equipo realizó una vigilancia constante de los troncos y la construcción de balsas con un avión, un GPS (sistema de posicionamiento por satélite) y cámaras digitales, pasando esta información al IBAMA tan pronto como las evidencias fueron concluyentes. Los troncos decomisados serán donados a proyectos de construcción de casas de bajo presupuesto en el Estado de Amazonas.
     Tanto la empresa Compensa como uno de los empresarios, Raimundo Santos, habían estado envueltos anteriormente en actividades ilegales. Compensa fue multada dos veces en 1999 por comprar 7.232 m3 de troncos ilegales, y Santos había recibido 4 multas sólo en 1997. Compensa es una empresa que exporta habitualmente su madera a España, por lo que la ilegalidad de la madera amazónica que se vende en nuestro país se ve nuevamente probada.
     La industria de la madera, que continua ignorando la ley y la fragilidad de los ecosistemas, ha legitimado virtualmente un patrón de destrucción en la Amazonía. Esto, unido a la incapacidad del Gobierno para hacer cumplir la ley, tiene un único resultado final: la destrucción, con impunidad, de la última gran selva tropical.
     Debido a la escasez de dinero para salarios y equipos, el IBAMA incauta sólo una fracción de la madera ilegal de la Amazonía. Una de las razones de esto, de acuerdo con los datos del Instituto de Estudios Socio-Económicos (INESC), es que de los 63.800.000 dólares (unos seis mil millones de pesetas) de fondos federales destinados a la protección de los bosques en Brasil durante el año 2000, sólo 37.200.000 (3.600 millones de pesetas) fueron realmente empleados en la protección de los mismos.
     Además de investigar y denunciar las operaciones ilegales de corta, Greenpeace se ha comprometido a trabajar con la industria. Una reciente propuesta que Greenpeace ha hecho llegar a la Oficina de la Fiscalía Federal en el Estado de Amazonas, propone un exhaustivo plan para regular el sector. Bajo esta propuesta, la industria tendría 4 años para amoldar sus operaciones a los estándares definidos por el Forest Stewardship Council para realizar sus actividades de forma viable desde el punto de vista medioambiental, social y económico. Las compañías madereras de contrachapado y las serrerías tendrían 12 meses para legalizar sus contratos con las empresas cortadoras y los suministradores, y serían obligados a cumplir la legislación actual.
     "Las cortas ilegales y destructivas están devastando el ecosistema amazónico, al tiempo que están robando dinero de los ciudadanos brasileños. Mediante la destrucción de la selva amazónica, la industria maderera ilegal está, por tanto, hipotecando el futuro de Brasil", añadió Soto.
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