SEMBRAR TU AGUA EN LA CHINANTLA

Idioma Español
País México

En la comunidad de origen chinanteco de Santa Cruz Tepetotutla en la Sierra Madre de Oaxaca, persiste el remanente más importante, en mejor estado de conservación y más biodiverso de bosque mesófilo de montaña de México. Hablamos de una localidad con una larga historia de ocupación milenaria de este territorio ancestral en donde al presente sabemos —de acuerdo con el antropólogo David Bray— que se mantienen coberturas forestales casi intactas de hasta el 98 por ciento.

Es en este contexto biocultural que conocimos a don Pedro Osorio Hernández, comunero chinanteco, líder de su comunidad y alguien que no solamente es un guía comunitario de ecoturismo, sino que además ha sido presidente del comisariado y un guardián de las diferentes variedades de maíz y otros cultivos en la región chinanteca. Don Pedro es además un naturalista nato quien desde muy joven comenzó a interesarse y a investigar —con ayuda de los abuelos de la comunidad— los nombres y usos de las plantas útiles, comestibles y medicinales de su pueblo. Fue en tiempos más recientes que conoció a varios investigadores botánicos de la UNAM, quienes trabajaron en el inventario de las plantas vasculares de la región de La Chinantla, en donde se documentaron un total de 1,021 especies, lo cual convirtió desde entonces a la Chinantla en la región más biodiversa en este sentido de todo México y en donde Don Pedro pudo además así aumentar su ya vasto conocimiento empírico del reino vegetal, sumando a sus saberes los nombres científicos del reino plantae.

Visitamos recientemente a esta maravillosa comunidad en temporada de lluvias y pudimos constatar que se trata en efecto de un verdadero edén terrenal. Las viviendas de los comuneros poseen traspatios llenos de vida, milpa, cafetales, árboles frutales y maderables, que son verdaderos sistemas agroforestales. Todo esto sin necesidad de que el gobierno federal y su programa social estrella asistencialista “Sembrando Vida” les tengan que venir a decir cómo hacerlo. Cabe mencionar que en cinco años del gobierno lopezobradorista, este programa social —que proclama el combate a la pobreza rural y a la degradación ambiental— sigue brillando por su ausencia en esta región megabiodiversa prioritaria para su conocimiento y conservación.

Al entrevistarnos tanto con Don Pedro como con las autoridades comunitarias de esta agencia que pertenece al municipio de San Felipe Usila, pudimos recoger el sentir de los comuneros al respecto de sus bosques, la conservación comunitaria, el ecoturismo y el monitoreo de la biodiversidad que llevan a cabo desde hace mucho tiempo. En especial ellos manifestaron su malestar por la ausencia, desde hace cinco años, del pago por servicios hidrológicos ambientales, programa federal que les permitía obtener un ingreso económico por la conservación de sus bosques comunales. Cabe mencionar que Santa Cruz Tepetotutla resguarda cerca de nueve mil hectáreas de bosques en excelente estado de conservación. Refieren que ahora sienten que cuidar sus bosques de la tala, incendios forestales y demás presiones antropogénicas no tiene sentido alguno, pues evidentemente ellos tienen que vivir de algo y al no recibir más estos incentivos monetarios, se verán forzados eventualmente a destruir el bosque y convertirlo en madera para obtener así un ingreso y sustento para sus familias.

Don Pedro nos hizo también el llamado para sumarnos a fortalecer el turismo de naturaleza de bajo impacto o ecoturismo, pues relata que después de la “pandemia” no se han podido levantar y el turismo sigue sin poder despegar en la zona. En la región de la Chinantla no existe el manejo forestal comunitario, que es un importante eje de desarrollo social en armonía con la Madre Naturaleza propio de la Sierra de Juárez, pero sí existe un modelo de conservación comunitario por acuerdos de asambleas comunitarias evidentemente muy exitoso. De hecho, los comuneros de Santa Cruz Tepetotutla llevan a cabo un monitoreo comunitario de la biodiversidad a través del sistema de cámaras trampa. Esto fue de hecho una de las mejores experiencias de nuestro viaje, al poder reunirnos de noche en la oficina del comisariado para proyectar las imágenes fijas y en movimiento de las diferentes especies que han logrado documentar en la zona, como es el caso del muy enigmático jaguar o “Yaa li” en lengua chinanteca (Panthera onca), que es además un animal emblemático para la comunidad, pues resulta que al “Patrón del monte” o “Señor de los animales” lo eligieron los compas chinantecos de Santa Cruz como emblema de su comunidad. Para ellos es una especie que simboliza el poder, la fuerza, y es además el guardián y protector del bosque.

Fuimos privilegiados al poder compartir los sagrados alimentos en casa de nuestro anfitrión y guía don Pedro. Fue ahí, sentados a la mesa y a un lado del fogón colmado de tortillas a mano con base en maíz criollo, y mientras disfrutábamos platillos tradicionales sanos y agroecológicos, que don Pedro nos contó múltiples historias propias de la tradición oral. Nos relató por ejemplo de cómo las nauyacas reales o cuatronarices (Bothrops asper) cantan cuando va a llover, o de cómo su abuelo le decía a él cuando era niño que era muy importante aprender a “sembrar tu agua”.

“Al principio no entendía a qué se refería mi abuelo con esto de sembrar tu agua… Mucho tiempo después entendí que se refería a la importancia de cuidar los bosques, especialmente las cañadas y zonas de veneros en la montaña en donde nace el agua de los cerros, la cual nos da sustento y vida. Al destruir el bosque, los mantos acuíferos ya no se recargan y nos quedamos eventualmente sin agua. Fue así que comenzamos a restaurar poco a poco las zonas perturbadas donde ya se habían desecado los manantiales, y por fin entendí esas sabias palabras de los abuelos”.

Al presente la región de la Chinantla es considerada como el lugar con mayor precipitación pluvial de todo México, produciendo cerca del 30 por ciento de los muy valiosos recursos hídricos a nivel país. Sus bosques son considerados únicos, al albergar extensiones casi intactas de asociaciones vegetales exclusivas a nivel país, como es el caso del bosque de Oreomunnea mexicana. Desafortunadamente, una de las presiones o amenazas más importantes que enfrentan las comunidades chinantecas es que sus recursos hídricos están presuntamente concesionados a la empresa multinacional Grupo Modelo. Sumado a esto, el abandono institucional y la falta de inyección de recursos e infraestructura ponen en riesgo las condiciones más básicas y esenciales para que esta comunidad originaria pueda seguir protegiendo sus bosques comunales a perpetuidad.

Urgen verdaderas acciones que incentiven y garanticen justicia social para las comunidades chinantecas guardianas del remanente de bosque mesófilo de montaña más extenso, biodiverso y en mejor estado de conservación de Mesoamérica.

Fuente: Ojarasca

Temas: Agricultura campesina y prácticas tradicionales

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