México: por 14 años La Gloria ha vivido miedo por contaminación de Granjas Carroll

Idioma Español
País México

Los habitantes de esta comunidad, colindante con Puebla, viven desde hace 14 años con miedo, cuando comenzaron a darse cuenta de la contaminación ambiental producida por las unidades porcícolas instaladas aquí por la empresa Granjas Carroll –que se defiende de las acusaciones–, donde estudios de la Comisión Nacional del Agua han documentado filtración fecal a los mantos freáticos

El miedo se intensificó a partir de febrero y marzo con la muerte de dos niños por problemas respiratorios, lo que el gobierno del estado no quiere reconocer como influenza porcina, sino que define como infecciones respiratorias agudas (IRA).

En las últimas dos semanas los pobladores han sido presionados desde la administración de Fidel Herrera Beltrán y por la empresa para callar, aun cuando, irónicamente, el gobierno estatal instaló aquí una sala de prensa y de promoción turística regional. La gente no quiere abundar en el origen del contagio, y el alcalde, Guillermo Franco, dijo que el gobierno estatal se desistirá de los procesos penales contra ocho ambientalistas. Pero la gente de este lugar sabe que es a cambio de olvidarse del tema.

La presión llegó al grado de que Radio Universidad canceló la difusión, en sus instalaciones en Jalapa, del documental Pueblos unidos, una crónica de la lucha de La Gloria por impedir la ampliación de las granjas porcícolas, elaborado por los reporteros Miguel Ángel Díaz y Felipe Casanova. Tampoco pudo exhibirlo en la comunidad y finalmente lo hizo en Perote.

El 24 de marzo pasado la responsable del Punto Estatal de Enlace Permanente de la Secretaría de Salud en el estado, la doctora Dulce María Espejo Guevara, notificó los 24 casos de enfermos, supuestamente por IRA, pero no existían medicamentos para atender la reportada emergencia sanitaria. Sólo se repartieron 363 sobres de suero oral y 18 cajas de paracetamol; la siguiente semana, de 2 mil 155 habitantes, 616 habían enfermado.

La mañana del jueves pasado, en cambio, la agencia municipal amaneció convertida en clínica, gracias a que el edificio fue repintado de blanco. Con cuatro hojas de papel, pegadas como letreros en igual número de consultorios, el inmueble devino en clínica de especialidades: ginecología, pediatría, medicina interna y medicina general.

Esta mañana, el gobierno del estado envió botes de pintura amarilla, para pintar las guarniciones de las banquetas, despachó una cafetería ambulante de La Parroquia, donde se entregaron 500 capuchinos y 500 conchas, y desde el miércoles funciona en el salón social, cerrado desde hace años, un comedor comunitario. En el menú no se incluye carne de cerdo.

Desde 2006, un grupo de pobladores comenzó a emitir sus primeras denuncias sobre el riesgo sanitario que implica el crecimiento de Granjas Carroll, que hoy cuenta con 15 instalaciones, y se opusieron a abrir otra aquí, con el bloqueo parcial de la carretera, lo cual llevó a uno de los dos procesos en contra de cinco ambientalistas, por ataques a las vías generales de comunicación. Granjas Carroll interpuso otro por difamación.

El gobierno estatal informó hoy que la firma envió 350 muestras a la ciudad de México, para que de allí se remitan para su análisis a la Universidad de Minnesota, en Estados Unidos.

El martes, el director general en México de Granjas Carroll, Víctor Manuel Ochoa, afirmó que ninguno de los cerdos ni de sus empleados está enfermo y definió como una desafortunada coincidencia que La Gloria sea considerado el origen del brote de influenza que ha afectado al país. Al que encuentre una mosca en mi granja yo le pago, desafió.

Desechos de la producción

Las moscas no están dentro de las instalaciones, sino en sus patios traseros, donde la empresa horadó el subsuelo para construir sus lagunas de oxidación, donde se acumulan los excrementos de los cerdos y los desechos de la producción.

Una de las granjas, en el municipio Guadalupe Victoria, de la junta auxiliar de Quechulac, ya en Puebla, colinda con terrenos de siembra del ejido Chichicuatla, y está a un kilómetro de uno de los principales pozos de agua dulce, la Laguna de las Minas, donde la comunidad cría truchas y charales, y cada año en noviembre arriban miles de patos canadienses, que conviven con patos silvestres y gallaretas.

En la parte trasera de la granja, la laguna de oxidación está al aire libre, y junto a ésta, Granjas Carroll construyó fosos de concreto, denominados biodigestores.

“A’i viene el mosquerío”

Allí son arrojados los cerdos muertos por trabajadores que durante las noches se deshacen de esos cuerpos. Tres fosos están repletos y las compuertas cerradas con candados, pero la fetidez se filtra inevitablemente, y un campesino se ofrece a abrir otro aún no clausurado.

– ¿Listos? A’i viene el mosquerío –dice, mientras levanta la tapa, hasta la que llega un río de gotas de sangre. Abajo están los cuerpos en descomposición de los animales.

La comunidad ha atribuido la responsabilidad de la influenza en La Gloria a esta compañía. El Valle de Perote se encuentra, además, en una zona de fuertes vientos, que causan tolvaneras y, por las noches, arrastran el olor de los cerdos muertos a varios kilómetros, como aseguran los comuneros.

En enero, el brote de enfermedades respiratorias comenzó a afectar a los pobladores. La dueña de la tienda frente a la clínica fue una de éstos, con los síntomas que el gobierno define como los característicos de la influenza porcina. Describe: desde que Dios amanecía hasta que anochecía, había filas de gente con el doctor.

Ahora los mismos hicieron las filas por los capuchinos con tapa roja y en el comedor comunitario, donde se concentran más de 150 personas muy a pesar de la alerta.

En conferencia en la cabecera municipal, el director del Instituto de Investigaciones Bacteriológicas de la UNAM, Carlos Arias Ortiz, informó que en dos semanas se iniciará, en conjunto con la Universidad Veracruzana, una investigación en La Gloria, para determinar si esta población es el origen de la cepa porcina de la influenza.

También, el director de Servicios de Salud del estado, Luis Fernando Antiga, informó que la primera muerte, por neumonía, fue la de la niña Brenda Hernández Soto, el 13 de enero pasado. Le siguió Juan Rodríguez Hernández, de siete meses, fallecido el 8 de febrero, por bronconeumonía aguda, y Giovanny Apolinar Bonilla, de dos meses, el 12 de marzo.

La Jornada, México, 2-5-09

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