Agrocombustibles: energías para mantener vivo el capitalismo
El modo de producción capitalista tiene como objetivo aumentar permanentemente la productividad para generar beneficios al capital. Necesita producir y transportar lo producido porque su lógica se basa en el intercambio de mercancías y para ello requiere de la investigación y el desarrollo de la tecnología y, en concreto, de las fuentes de energía. Como el aumento de la productividad no puede estancarse, el nivel de consumo de energía tampoco debe hacerlo pese a sus terribles consecuencias.
El petróleo es finito y está próximo al agotamiento pese a que su demanda crece. Esto motivó la investigación de nuevas formas de energía denominadas “sostenibles” (energía extraída del sol, del mar, del viento, el hidrógeno) sin embargo, está comprobado que éstas no tienen capacidad para mantener el nivel de consumo actual. Por eso el capitalismo se reinventa planteando nuevas soluciones “sostenibles” desde dentro de su lógica de producción y consumo y propone el uso de agrocombustibles, incapaz de reconocer que el verdadero problema es precisamente el uso irracional de energía.
¿Qué son los agrocombustibles?
Son combustibles líquidos que se extraen a partir de la producción de materias primas vegetales. La producción de estas materias primas requiere de: a) monocultivos a gran escala, en tierras robadas a los bosques y a los campesinos de los países empobrecidos para su sustento; b) semillas transgénicas, alto empleo de agua, fertilizantes y plaguicidas químicos; c) condiciones de trabajo brutales en las plantaciones de caña de azúcar; d) su procesado en plantas industriales emplazadas principalmente en los puertos europeos o norteamericanos. Existen dos tipos de agrocombustibles: 1) etanol, que es un alcohol producido a partir de caña de azúcar, maíz, trigo, arroz o remolacha, entre otros productos agrícolas y alimenticios y 2) agrodiesel, es la producción de aceite extraída de la soja, la colza o la palma africana. Es falso que puedan producirse en pequeña escala y para el mercado local porque, en términos económicos, es necesaria la gran producción y la distribución mundial de las materias primas para hacer eficiente la producción del combustible.
Repercusiones del uso de agrocombustibles.
Frente a la defensa del uso de alimentos como combustibles que plantean las instituciones subvencionadas por el Banco Mundial y el Fondo Monetario internacional para resolver el problema energético, existen una serie de consecuencias negativas que afectan tanto a las personas como al medio ambiente.
La producción de agrocombustibles está suplantando millones de hectáreas destinadas a la agricultura afectando a las comunidades rurales que trabajan en ellas. Este hecho provoca a su vez el desplazamiento de miles de campesinos y sus familias.
Amenaza el derecho a la Soberanía Alimentaria de los pueblos destruyendo cultivos destinados al sustento de la población: un tanque de automóvil lleno de etanol, utiliza la misma cantidad de granos que se necesita para alimentar a una persona durante un año.
Los productos básicos que se usan para la alimentación, al pasar a formar parte de los utilizados para la producción de agrocombustibles aumentan su precio. Conviene advertir que según la FAO, dentro de 15 años, los agrocombustibles serán el 25% del total de la demanda energética mundial con lo que se prevé que el encarecimiento también se disparará.
Los monocultivos y los cultivos genéticamente modificados son causantes de la desaparición de fauna y flora autóctonas. Además, utilizan pesticidas y fertilizantes de manera intensiva provocando daños en el suelo y el agua.
Se necesita mucha más cantidad de materia prima para producir el mismo nivel de energía, llegando a destruir bosques y selvas como es el caso de Malasia e Indonesia. Estos países han disminuido en un 20% su superficie selvática en los últimos 20 años. En la selva amazónica, se están extendiendo los monocultivos de soja, eucalipto y caña entre otros, provocando el desplazamiento de la frontera agrícola y graves cambios climáticos en la zona.
La producción, el procesamiento y el transporte de agrocombustibles (y las tecnologías utilizadas en el proceso) gastan más energía que la que contiene el combustible mismo. Considerando todo el proceso de producción necesario para obtener agrodiesel a partir de la palma, éste emite más CO2 que el petróleo. El etanol extraído de la caña, produce 1,5 veces más gases que el petróleo.
A quién beneficia el uso de agrocombustibles
El negocio de los agrocombustibles está bajo el control de las multinacionales petroleras, las transnacionales de la biotecnología y las multinacionales del automóvil, que se adaptan progresivamente a los nuevos combustibles.
El Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial obligan a los países pobres a abrirse a las inversiones extranjeras si quieren recibir subvenciones y fondos para el desarrollo.
Los avances tecnológicos permiten que las transnacionales forestales y plantas de celulosa puedan convertirse en plantas de procesamiento de etanol y que las industrias alimenticias de engorde de pollo y ganado fabriquen agrodiesel de la grasa animal. Por otro lado, las transnacionales que controlan el monopolio de la distribución de cereales y el sector de semillas y agrotóxicos, a la vez son productoras de transgénicos. El interés de las transnacionales de los transgénicos es controlar las semillas que se emplean en los monocultivos. Monsanto controla el 90% de las semillas transgénicas que se plantan en el mundo.
Frente al uso de agrocombustibles. Líneas de actuación.
La FAO no demuestra la menor intención de resolver el problema de fondo: el capitalismo salvaje que pone en peligro el derecho a la alimentación de los pueblos.
Es necesario articular los planos social, económico y medio ambiental:
- Cambiar radicalmente nuestro modelo de consumo de energía.
- Control público del sector energético.
- Desmitificar la actual propaganda sobre los agrocombustibles y romper con la idea de que son fuentes de energía limpias y sostenibles aclarando el costo en vidas humanas y especies naturales que conllevan.
- Defender la soberanía alimentaria manteniendo la alerta permanente porque ahora son los agrocombustibles pero, en su capacidad para mantenerse vivo, el capitalismo pondrá sus garras sobre cualquier otro recurso natural.
¿COEXISTENCIA CON TRANSGÉNICOS?, ¡NO, NO Y NO!
NI CONSUMIDOS, NI IMPORTADOS, NI PRODUCIDOS. ¡PROHIBICIÓN!
Bibliografía:
- Agrocombustibles. Pan para los coches. Hambre para los pobres. http://www.nodo50.org/caes/articulo.php?p=1111&more=1&c=1
- Llamado africano a una moratoria sobre desarrollos agrocombustibles. http://www.grain.org/agrofuels/?moratoriumes
- El coste ecológico y social de los agrocombustibles http://www.rebelion.org/noticia.php?id=56042
- Los Agrocombustibles: intento genocida. http://www.granma.cubaweb.cu/2007/05/05/nacional/artic05.html
- Agrocombustibles para acelerar el hambre http://www.5septiembre.cu/opinion127.htm
- Agrocombustibles y Seguridad Alimentaria http://alainet.org/active/23461
Campaña En defensa de la Seguridad y la Soberanía Alimentaria.