¿Buen oído o buen olfato?

Idioma Español

Como mis conocimientos científicos son limitados, cuando leo ciertas informaciones me pasa que no las acabo de entender del todo. Entonces mis opciones son creerlas en un acto de fe en las instituciones investigadoras o ponerlas en cuarentena. Ahora me pasa con un tema que siempre me ha traído de cabeza: la productividad de las semillas transgénicas. Un estudio publicado en abril de este año afirma que los transgénicos no son más productivos, como nos han querido hacer creer. La explicación que dan los investigadores es que la transgenia (la mutación que se ha provocado) altera el metabolismo de las plantas, lo que en algunos casos inhibe la absorción de nutrientes, y en general, demanda mayor energía para expresar características que no son naturales de la planta, restándole capacidad para desarrollarse plenamente.

Y esa explicación sí que es comprensible. O al menos eso creo. Es como cuando los cazadores te explican que les cortan las orejas a sus perros para que desarrollen más el olfato. Pues si obligas a la semilla a producir un bacilo para hacerse resistente a un insecticida o cualquier otra virguería del estilo, la pobre pierda fuerzas para otras de sus necesidades, por cierto más importantes. ¿Les parece una buena argumentación?

Sea como fuere, el caso es que para disgusto de buena parte de la comunidad científica -y las empresas cerealeras que la financian- la Universidad de Kansas, explica Silvia Ribeiro, "ha publicado un publicado un estudio que demuestra, tras analizar la producción del cinturón cerealero de Estados Unidos durante los últimos tres años, que la productividad de los cultivos transgénicos (soja, maíz, algodón y canola) fue menor que en la época anterior a la introducción de transgénicos. La soja muestra una disminución de rendimiento de hasta 10%. La productividad del maíz transgénico fue en varios años menor y en algunos igual o imperceptiblemente mayor, dando un resultado total negativo comparado con las variedades convencionales. También muestran menor rendimiento la canola y el algodón transgénico tomados en períodos de varios años". También dice Silvia que en el 2007, la Universidad de Nebraska encontró que la soja transgénica de Monsanto producía 6 % menos que la misma variedad de la empresa en versión no transgénica y hasta 11% menos que la mejor variedad disponible de soja no transgénica. Otros estudios, incluso uno del Departamento de Agricultura de Estados Unidos en abril 2006, muestran resultados similares: definitivamente, los transgénicos no son más productivos.

Ya se, ya se, al publicarse este artículo llegarán réplicas de instituciones científicas con datos relevantes que sostendrán lo contrario. ¡Esa es la cuestión!, sabiendo que el mundo produce más alimentos de los que se necesitan, con la duda sobre la productividad de los transgénicos y sus repercusiones en la salud humana y del planeta ¿qué hacemos permitiendo que los transgénicos invadan el mundo? Sencillamente, complicar la vida de la agricultura tradicional que alimenta al planeta. Porque las semillas transgénicas son más caras que las convencionales y necesitan de agroquímicos selectivos muy caros y finalmente, produzcan más o menos (ya saben orejas u olfato), el margen de ganancia de los pequeños agricultores es menor.

Gustavo Duch Guillot

Director de Veterinarios Sin Fronteras

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