México: encadenarnos a la importación de alimentos, tiro de gracia al campo, ONG
Dirigentes agrarios y autoridades anuncian nueva etapa de la campaña Sin maíz no hay país.El país no puede continuar atado a la importación de alimentos, pues ello significa liquidar la vida campesina, la raíz del pueblo y su cultura, sostuvieron dirigentes agrarios, integrantes de organizaciones no gubernamentales y autoridades del Gobierno del Distrito Federal en la presentación de la segunda etapa de la campaña Sin maíz no hay país, a la que se agregó: "Alimentos campesinos para México. ¡El hambre no espera!"
El precio de la canasta básica se ha elevado 42 por ciento en lo que va del actual gobierno.
El país no puede continuar atado a la importación de alimentos, pues ello significa liquidar la vida campesina, la raíz del pueblo y su cultura, sostuvieron dirigentes agrarios, integrantes de organizaciones no gubernamentales y autoridades del Gobierno del Distrito Federal en la presentación de la segunda etapa de la campaña Sin maíz no hay país, a la que se agregó: "Alimentos campesinos para México. ¡El hambre no espera!"
Reunidos en el Museo de la Ciudad de México, los representantes de las 300 organizaciones que impulsan la campaña se pronunciaron en contra del actual modelo de política agropecuaria, pues ha destruido familias, medio ambiente y a la agricultura campesina, "urge frenar esta embestida del capital".
Tras dar a conocer las seis medidas urgentes de esta segunda etapa de la campaña, entre las que están luchar contra los monopolios alimentarios, pugnar porque el derecho a la alimentación quede plasmado en la Constitución y dar un nuevo impulso a la agricultura campesina, los participantes invitaron a la población a dejar de consumir los productos de empresas trasnacionales y a participar en la jornada nacional de movilizaciones por la defensa de la soberanía alimentaria y la reactivación del campo.
Urge replantear el TLCAN, demandan
María Rosa Márquez Cabrera, secretaria de Desarrollo Rural y Equidad para las Comunidades del gobierno capitalino, apuntó que la migración anual de 600 mil hombres y mujeres del campo, la pérdida de 2 millones de empleos rurales, la aplicación de acciones que "atan al país a las importaciones de alimentos" y las recientes medidas "desesperadas del gobierno federal" en este contexto de crisis alimentaria, obligan a replantear la política agropecuaria y el Tratado de Libre Comercio de América del Norte.
Asentó que en los casi dos años del actual régimen, los productos de la canasta básica se han incrementado 42 por ciento; "nos estamos quedando sin campo y sin alimentos, si le apostamos a los transgénicos corremos el riesgo de que en 15 años todas las semillas las controlen las empresas trasnacionales. Por eso es incomprensible que las secretarías de Agricultura (Sagarpa) y de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) no hayan decretado aún las zonas de origen del maíz, eso los vuelve cómplices de las trasnacionales y responsables de los efectos de la siembra de semillas transgénicas".
Alfonso Ramírez Cuéllar, dirigente de la Alianza Nacional de Productores Agropecuarios y Pesqueros-El Barzón, informó que la mañana del miércoles, frente a las instalaciones de la Secretaría de Economía, se llevará a cabo la protesta de "las cacerolas vacías". Allí se pondrá en evidencia la "incapacidad del gobierno para atender esta crisis de alimentos y la cual no se resuelve con una reserva estratégica sólo de maíz que vende Diconsa, porque se deja fuera a cientos de familias".
Insistió en que por la situación, el Congreso de la Unión debe aprobar un bono alimentario que garantice el consumo de comestibles sanos a la población y no de bebidas y procesados, que sólo provocan obesidad y otros daños a la salud, como la mayoría de los 150 que anunció el jefe del Ejecutivo, así como un mejor presupuesto en 2009 para el sector agropecuario.
La investigadora Elena Álvarez Bulla se pronunció por una ciencia independiente y ética, comprometida con las necesidades sociales de los campesinos y de la población, y advirtió que la riqueza vegetal se conservará sólo si se apoya a los labriegos y se impide que las semillas de los cereales y otros alimentos sean patentadas por las grandes empresas.