Paraguay: actores visibles e invisibles de una tierra en disputa: campesinos, empresarios y una multinacional
Los conflictos por la posesión de la tierra en el Paraguay siguen sumando episodios suscitados por la exclusión y las injusticias que envuelven a la problemática campesina a lo largo de tantos años. Los últimos días fueron caracterizados por las ocupaciones de varios inmuebles, principalmente de aquellos que producen soja a gran escala y cuyos títulos de propiedad es de dudosa procedencia.
En el Paraguay las tierras malhabidas, originadas en la corrupción estatal y en la apropiación irregular de extensas regiones por parte de personas vinculadas a grupos oligárquicos, conforman una importante cantidad de unidades dedicadas actualmente a la producción de ganado y de soja, tierras que originalmente debían haber sido distribuidas a los campesinos en el marco de la reforma agraria.
El pasado 19 de mayo, un grupo de cerca de 200 familias campesinas decidió ocupar una propiedad por la que vienen luchando hace más de 5 años, en la que está actualmente instalada al Agroganadera Edén Esperanza, propiedad de Graciano Pereira, ubicado en el distrito de Tomás Romero Pereira, al sur del país. La propiedad, donde se cultiva principalmente soja y maíz, abarca según su propietario 2518 Has, pero ante denuncias hechas por los campesinos, se había realizado en el 2006 una mensura judicial que detectó que existe un excedente fiscal de 1573 Has que no pertenecen a dicha empresa. Por tanto, ante la extenuante espera y la falta de voluntad de las autoridades decidieron ocupar el lugar y reclamar su adjudicación como beneficiarios de la reforma agraria.
La lucha por estas tierras ya extendida por muchos años por la negligencia del INDERT [1] ha tenido varios episodios de violencia y represión hacia los campesinos. La organización campesina MCNOC denunció qué en mayo del año pasado había desaparecido el señor Sergio Vera Aquino de 33 años, cuando estaba en las inmediaciones de la propiedad en disputa. Posteriormente en octubre el campamento de los campesinos frente a la propiedad fue reprimido brutalmente por la policía nacional, amontonando sus pertenencias y prendiéndoles fuego. Los campesinos fueron dispersados a tiros, donde también participaron guardias privados de la empresa, quienes hirieron al joven Faustino Villalba de 15 años con un balín de escopeta que se incrustó cerca de la costilla. También denunciaron la existencia de una pista de aviación clandestina, que no fue aclarada por las instituciones judiciales.
Frente a la última ocupación, la fiscalía desplegó un fuerte operativo policial para proceder al desalojo, procedimiento que se efectuó el 21 de mayo, y en el que fueron detenidos 90 campesinos que fueron trasladados a la penitenciaría de la región, en un camión del empresario sojero, donde permanecen hasta ahora. La fiscalía utilizando un vehículo de la empresa, un hecho que demuestra la alianza público-privada en contra de los campesinos sin tierras del Paraguay.
El dueño de la Agroganadera Edén Esperanza, Graciano Pereira, es uno de los directivos de la empresa Agrosan, representante exlusivo en Paraguay de la multinacional Syngenta, que comercializa agroquímicos en gran cantidad en nuestro país (en el 2005 importaron insumos agrícolas por cerca de 10 millones de dólares), los que en muchos casos provocan la contaminación de tierras y cauces hídricos, empujando a grupos de campesinos a abandonar sus tierras y migrar hacia los empobrecidos cordones urbanos. Graciano Pereira fue elegido por la Asociación de Empresarios Cristianos de Paraguay como el empresario del año 2006, por ser emprendedor ya que tiene 6 emprendimientos en los que emplea a 180 personas, logrando una facturación anual superior a 30 millones de dólares. Lastimosamente, esto en poco beneficia a las 200 familias que esperaban un pedazo de tierra en el margen de una de las propiedades del próspero inversionista.
Luis Rojas Villagra
22-mayo-2008
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[1] Instituto Nacional de Desarrollo Rural y Tierras.