La industria en el Convenio de Diversidad Biológica
Con la Cumbre de Desarrollo Sustentable de Johannesburgo 2002, se institucionalizó un nuevo tipo de “gobernanza” en la que participan “como iguales”, las grandes corporaciones transnacionales y las poblaciones indígenas. Desde entonces se han lanzado varias iniciativas. En el seno del Convenio de Diversidad Biológica (CBD) se pretende sentar en la misma mesa a las empresas que más atentan contra los recursos naturales (como empresas petroleras y mineras), con las poblaciones locales que viven en zonas de importancia desde el punto de vista de la biodiversidad, y que dependen de ésta en cada aspecto de su vida.
Desde su adopción en 1992, de ser un tratado cuyo objetivo principal era la conservación el cdb pasó a ser un tratado de comercio internacional de biodiversidad, que cada vez incluye más a la empresa privada en sus decisiones. En la Conferencia del Convenio en Curitiba se hizo un llamado a los países a promover un diálogo entre actores relacionados con la biodiversidad, incluidos sectores relacionados con el comercio internacional, finanzas, agricultura, silvicultura, turismo, minería, energía y pesca (ver Decisión VIII/9 del CBD).
En un documento preparado por la Secretaría del Convenio, se analiza porqué es interés de la industria incorporar la biodiversidad en sus prácticas operacionales: podría mejorar su reputación, con el fin de acceder a concesiones que le permitan explotar áreas con importancia ecológica, pero además beneficiarse directamente del comercio de la biodiversidad.
El actual secretario ejecutivo del Convenio, Afmed Djoghlaf activamente desarrolla estrategias para incrementar la incidencia de la industria en las decisiones del CBD. En una conferencia de alto nivel sobre negocios y biodiversidad convocada por la Unión Europea anunció que el CBD va a iniciar una nueva era a partir de 2008. Señaló que hasta el momento todo el sistema de las Naciones Unidas se ha propuesto trabajar sobre la problemática del cambio climático, y que ya es hora que el Convenio de Diversidad Biológica se ponga a la altura de los nuevos tiempos.
Para ello se estableció un programa de cuatro años (2008-2012) para que la biodiversidad se infiltre en la vida cotidiana de la gente, como ha sucedido en los últimos meses con el cambio climático. Y así como esta problemática empezó a posicionarse en los principales medios sólo cuando se concretó un mercado internacional de carbono, la industria va a involucrarse con en el CBD una vez que comprenda que esto le permitirá ampliar el ámbito de sus negocios y mejorar sus ganancias.
Djoghlaf señaló que en la Conferencia de Curitiba se reconoció sin ambigüedad alguna la necesidad de involucrar a la comunidad empresarial en alcanzar los objetivos del Convenio (conservación, uso sustentable de la biodiversidad y acceso a los recursos genéticos mediante la distribución equitativa de los beneficios), en la elaboración de estrategias y planes nacionales de biodiversidad y, según la Decisión VIII/7, en alcanzar la “Meta de la Biodiversidad 2010”.
Debido a su compromiso con el sector privado empresarial, ha destinado una persona para que sirva de enlace entre la industria y la Secretaría del Convenio.
Esto se complementa con iniciativas como la lanzada recientemente en Alemania; el proyecto “Negocios y Biodiversidad” (B+B), comisionado a la Agencia Alemana de Cooperación Técnica gtz, con el propósito de iniciar la participación activa y el compromiso del sector de los negocios.
Jochen Flasbarth, Director General de Conservación de la Naturaleza explicó que el principal objetivo del proyecto es dar una plataforma a las empresas para que sus prácticas operativas sean desarrolladas acorde a los tres objetivos de la CBD, e integrarlos en la conservación y uso sustentable de la biodiversidad. El proyecto se va a concentrar en forestería, turismo, acceso a recursos genéticos y en la red global de áreas protegidas.
Varias decisiones tomadas en el cdb establecen que los tres objetivos del convenio se pueden alcanzar mediante mecanismos de mercado.
Estos mecanismos incluyen incentivos, como crear permisos transables u otros derechos de propiedad sobre cuotas de pesca, bioprospección, comercialización de plantas medicinales y otros productos basados en la biodiversidad, productos que podrían ser avalados mediante sistemas de etiquetado verde o certificación. En la próxima conferencia de las partes en Bonn se hará una revisión profunda sobre el tema de los incentivos en el VIII/9.
Desde la Conferencia de las Partes vi se había ya decidido que la creación de mercados para productos de la biodiversidad es un mecanismo válido para la conservación y uso sustentable de la biodiversidad.
Para ello ha sido necesario convertir en mercancía e insertar en el mercado componentes de la biodiversidad que antes no estaban, por ejemplo la creación de la figura de “servicios ambientales”; o potenciar otros, como los productos del bosque o el mar.
Otros foros promocionan el comercio de la biodiversidad, como la Iniciativa de Biocomercio del unctad que pone en el mercado internacional especies silvestres y otros productos provenientes de la biodiversidad; el Grupo Katoomba, compuesto por expertos de la industria forestal y energética, del mundo financiero, ong ambientalistas, todas trabajando por construir un mercado de servicios ambientales.
Sobre el tema del financiamiento de la conservación, la Secretaría del VIII/9 (COP 8/21) ha identificado algunas fuentes y mecanismos de financiamiento:
* Incentivos tributarios a empresas que financien proyectos sobre biodiversidad.
* Impuestos a la explotación de recursos naturales, regalías provenientes de la explotación de vida silvestre, bosques y pesca.
* Reformas administrativas para facilitar los mercados de biodiversidad.
* Ingresos provenientes de la privatización de propiedades públicas relacionados con la biodiversidad.
* Ingresos generados por el pago de permisos de cacería y pesca dentro de áreas protegidas.
* Multas por daños a la biodiversidad, por contaminación, por permisos para minería o turismo.
* Generación de ingresos por bioprospección, venta de servicios ambientales, venta comercial de madera (sustentable).
* Apoyos provenientes de la industria o clubs de conservación.
* Fondos provenientes de ONG.
* Canjes de deuda por conservación.
* Mercado de carbono dentro del Protocolo de Kyoto.
Hay varias propuestas sobre el tema en otros foros que, aunque varían en los matices, en el fondo todas proponen la privatización, no sólo la conservación de la biodiversidad, sino la biodiversidad misma.
La Meta 2010 sobre biodiversidad establece que hasta el año 2010 se debe asegurar la protección del 10% de cada región ecológica del mundo; al menos el 30% de la tierra productiva manejada en consistencia con la conservación de la diversidad vegetal; 60% de las especies amenazadas conservadas in situ; 60% de las especies amenazadas en colecciones ex situ, 10% de ellas en programas de restauración y recuperación; 50% de las áreas más importantes para la diversidad de plantas protegidas; 70% de la diversidad genética de cultivos mantenidos; adoptar hasta el año 2010 un régimen de acceso a recursos genéticos.
Para alcanzar estas metas, se han establecido algunos indicadores, con base en los tres objetivos del convenio.
Para conservar al menos el 10% de cada región ecológica del mundo, se ha de elegir áreas de particular importancia en términos índices de biodiversidad y nivel de amenaza, según los criterios elaborados y bajo la coordinación de la nasa y un consorcio de ONG conformado por FyFI, WRI, WSC, WWF, Birdlife, TNC y CI, “para establecer una red de áreas protegidas efectivamente manejadas y representativas ecológicamente”.La metodología propuesta por el cdb es el “análisis de lagunas”. Para ello, se evalúa si un sistema de áreas protegidas protege efectivamente la diversidad biológica, con el fin de conseguir una representatividad adecuada de la biodiversidad existente.
Se analizan las especies de plantas o animales endémicos o en peligro existente en determinadas zonas, se cruza la información, se hace una análisis costo-beneficio, y se decide qué área debe ser conservada. Todo esto, sin tomar en cuenta si en esta zona hay poblaciones humanas. El factor “participación” entra sólo después de que se ha seleccionado el área a ser conservada.
Sobre el uso sustentable de la biodiversidad se promueve que la explotación de recursos del bosque y otros ecosistemas importantes se haga con criterios de “sustentabilidad”. Los indicadores los desarrollan empresas certificadoras, organizaciones como la WWF que coordina y participa de las mesas redondas de sustentabilidad de la caña, la soja, la palma y los agrocombustibles.
Otro objetivo es mantener los bienes y servicios de la biodiversidad de todos los ecosistemas considerados por el cdb como prioritarios: costeros y marinos, aguas continentales, forestales, montañosos, áridos, subhúmedos e insulares.
Los indicadores sobre conectividad y fragmentación de ecosistemas, son responsabilidad de la nasa, el Servicio Forestal de la Secretaría de Agricultura de Estados Unidos, junto con el consorcio de ONG conservacionistas. Esto les permitirá controlar la información de inmensas zonas de importancia estratégica como ecoregiones y corredores biológicos.
En el tema de la diversidad étnica y cultural, se propuso que el Smithsonian Institute desarrolle una metodología tipo “Libros Rojos” de especies en extinción, para evaluar la tendencia y estado de la diversidad lingüística y el número de personas que hablan los distintos idiomas indígenas. Este Instituto tiene como socio corporativo a CocaCola, BP, ExxonMobil, ConocoPhillips, Walt Disney, Pfizer, Ford Motor.
En definitiva, el modelo propuesto es jugar al papel de Dios, donde un grupo de organizaciones con fuertes vínculos con corporaciones transnacionales, deciden qué zonas del planeta deben conservarse y cuáles deben dedicarse a actividades industriales como la minería a gran escala, actividades petroleras, monocultivos forestales o agroenergéticos, etcétera.
Para justificar la expansión de estas actividades en zonas ecológicamente frágiles, estas mismas organizaciones, trabajan en criterios de sustentabilidad para dar un “barniz verde” a sus actividades.
Es necesario aclarar que las zonas dedicadas a la conservación son importantes reservorios de recursos genéticos o fuentes generadoras o almacenadoras de agua, necesarias para la “sustentabilidad” de la agroindustria que rodea estas islas de conservación, o para suplir la demanda hídrica de la industria minera.
Se cierra así el círculo de la “sustentabilidad”, donde se cumplen los tres objetivos del CBD y se produce una buena inserción empresarial en el seno del Convenio.
Una vez cumplidas estas metas, se declara 2010 como “Año Internacional de la Biodiversidad”.
Elizabeth Bravo,
Acción Ecológica, Ecuador
Referencias
- J. Bishop and L. Timberlake, Business and Ecosystems. Markets for Ecosystem Services —New Challenges and Opportunities for Business and the Environment, septiembre de 2007.
- CBD, “Banking for Biodiversity. Business 2010. Newsletter of Business and Biodiversity of the CBD, vol.2 núm. 4, 2007.
- CBD, COP8 Decisión VIII/15. Marco para monitorear la implementación del cumplimiento de la Meta 2010, y la integración de las metas en los programas de trabajo temáticos, 2006.
- CBD, Private Sector Engagement in the Implementation of the Convention. Note by the Executive Secretary. unep/cbd/wgri/1/8, 2005.
- Djoghlaf, A. Engaging Business for Protecting Life on Earth. Conferencia de Alto Nivel de Negocios y Biodiversidad. Lisboa, 17 de noviembre de 2007.
- http://www.protectedareas.info/upload/document/standard7feb06selectingconstargets.pdf
- http://www.si.edu/corporate/members.htm
- www.cbd.int/incentives/indirect.shtml
Publicado por: Revista Biodiversidad, sustento y culturas N° 55