Un panel observa tensión entre la PI y los derechos humanos

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Los derechos de propiedad intelectual (PI) están afectando los derechos humanos en diversas áreas, entre ellas, la salud pública, el acceso a los conocimientos y la agricultura, y aquéllos que abogan por los derechos humanos desempeñan una función fundamental para invertir la tendencia, según los integrantes de un panel que abordó recientemente los impactos negativos de los sistemas de propiedad intelectual

El evento organizado el 13 de marzo por el Centro de Investigación sobre el Derecho Ambiental Internacional (IELRC) y 3D -> Trade - Human Rights - Equitable Economy, en cooperación con la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, reunió a diversos oradores cuyo objetivo principal fue proporcionar una puerta de entrada y oportunidades para que los defensores de los derechos humanos pudieran cuestionar la tendencia actual de la elaboración de políticas de propiedad intelectual.

La agricultura representa un ejemplo evidente de los impactos de los derechos de propiedad intelectual existentes, sostuvo Philippe Cullet, Director del IELRC en Ginebra. Hasta 1990, existía un sistema de acceso abierto a los conocimientos pero “se ha cambiado a una dirección completamente opuesta y no hay respuesta al porqué de dicho cambio”, afirmó. Los derechos de propiedad intelectual estimulan la comercialización de la agricultura, lo cual conduce a los monocultivos que amenazan la conservación de la biodiversidad y la biodiversidad agrícola. Los derechos de propiedad intelectual también fomentan los cultivos comerciales, como el algodón, en “contraposición” a los cultivos alimentarios, señaló.

Según Eddan Katz de la Electronic Frontier Foundation, el sistema de propiedad intelectual no ha preservado el acceso a la educación, el derecho a la libertad de expresión y el derecho a la participación cultural.

Función de la sociedad civil y los defensores de los derechos humanos

Ibrahim Salama, Director de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, destacó la necesidad de continuar con la promoción, contar con una red de seguridad social y fomentar la investigación de grupos de expertos.

Los derechos de propiedad intelectual y los derechos humanos no siempre son antagonistas, de acuerdo con Alejandro Neyra de la delegación de Perú. “Los dos sistemas son diferentes pero ambos funcionan”, dijo.

Neyra hizo hincapié en la función de la sociedad civil y los defensores de los derechos humanos en el proceso de las negociaciones comerciales de la Organización Mundial del Comercio, pero también durante las negociaciones que culminan en acuerdos de libre comercio. “Las comunidades de derechos humanos, los periodistas y la sociedad civil cumplen una función muy importante”, sostuvo. “Solicitan a los negociadores que tengan presente los posibles efectos negativos de los acuerdos de libre comercio”.

Dalindyebo Shabalala también subrayó la función de la sociedad civil en la perspectiva del nuevo Programa de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual para el Desarrollo, el cual, señaló, ha comenzado a dar frutos positivos en relación con los derechos humanos. “Por primera vez, la organización (OMPI) es responsable de un conjunto de elementos”, afirmó.

Los defensores de los derechos humanos deberían participar activamente en deliberaciones, por ejemplo, sobre la interpretación del artículo 15 (1) del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, sostuvo Cullet. Este artículo se refiere al derecho de las personas a participar en la vida cultural, a disfrutar de los beneficios de los avances científicos y sus aplicaciones, y a beneficiarse de los intereses morales y materiales que les correspondan por motivo de las producciones científicas, literarias y artísticas de las cuales sean autoras.

Cullet agregó que los defensores de los derechos humanos deberían promover nuevas estrategias relacionadas con los derechos de propiedad intelectual, y las organizaciones no gubernamentales deberían abordar los derechos ambientales, agrícolas y laborales. Por ejemplo, se debería cuestionar la “mercantilización” de los conocimientos, lo que los está convirtiendo en un producto básico, y se deberían ampliar los derechos de los agricultores.

Según Shabalala, es importante que aumente la participación en las actividades de la OMPI y alentó a diversas organizaciones para que aborden los derechos humanos junto con la OMPI.

Katz también puso de relieve la necesidad de una promoción efectiva, favoreció el acceso abierto y fomentó las campañas de presión de los ministerios de educación y el aumento de concienciación sobre las tensiones entre los derechos de propiedad intelectual y los derechos humanos.

Intellectual Property Watch, Internet, 27-3-08

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