¿Qué dejó la conferencia de Bali? Un planeta con fecha de vencimiento (nota II y final)

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Estados Unidos a último momento se plegó al documento final, que estipula los pasos a seguir en la lucha contra el cambio climático. Aunque se cumplieron algunos objetivos, quedan retos a futuro

"No soy un responsable oficial y por lo tanto no estoy obligado a respetar la amabilidad diplomática. Así que voy a decirles una verdad incómoda: mi país, Estados Unidos, es el principal responsable de la obstrucción de las negociaciones aquí en Bali”.

Estas palabras pronunciadas por el premio Nobel de La Paz, Al Gore, provocaron una estruendosa ovación en la sala principal de la XIII Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (UNFCCC). La misma tuvo lugar entre el 3 y el 14 de diciembre en Indonesia y persiguió el objetivo de moldear la “hoja de ruta” que debe dar paso a la conformación de un acuerdo climático que sucederá al protocolo de Kyoto allá por el año 2012.

Gore, quien fue el invitado estrella en el anteúltimo día de negociación, enfatizó en la necesidad de “salir de aquí con un mandato claro”, para así enviarle una señal clara al resto del mundo. A su vez mostrándose optimista enfatizó que en un futuro Washington seguramente se va a plegar a la lucha contra el calentamiento.

"No puedo prometerles que quien salga elegido (en los comicios de noviembre en Estados Unidos) defenderá mis posturas, pero es muy probable que así sea", enfatizó Gore.

La delegación estadounidense presente en Bali, encabezada por la subsecretaria de Asuntos Globales Paula Dobriansky, se convirtió en el centro de las críticas de las organizaciones ambientalistas. Además de ser hoy en día la única nación industrializada que se opone al protocolo de Kyoto, los emisarios de la Casa Blanca se encargaron constantemente de entorpecer el proceso de dialogo en las distintas mesas de trabajo.

Su cínico argumento era que lejos de las reducciones obligatorias que propone la Unión Europea (UE) para el año 2020, entre el 25 y el 40 por ciento de las emisiones de dióxido de carbono, el planeta también puede ser protegido por intermedio de un “acuerdo flexible” que marque objetivos a largo plazo.

“No tenemos que resolver todos los asuntos ahora en Bali”, manifestó sobriamente Dobriansky ante la prensa presente en la Cumbre.

Esta actitud que podríamos denominar obstruccionista llevó a que por momentos los organizadores de la Conferencia sientan miedo por no poder alcanzar los objetivos planteados. Tal como reconoció el secretario Ejecutivo de la ONU sobre el Cambio Climático, Yvo de Boer: “Estamos en una situación de todo o nada (...) si no logramos hacer aquí el trabajo necesario para el futuro, entonces todo se caerá como un castillo de naipes”.

La tensión diplomática llegó a tal punto que el Secretario de Estado portugués para el Medio Ambiente, Humberto Rosa, sin pelos en la lengua advirtió que "si tenemos un fracaso aquí en Bali, sería inútil tener-tal como propone la Casa Blanca- una reunión de las principales economías (MEM, por sus siglas en inglés) en Estados Unidos”.

"No estamos haciendo un chantaje, pero si no hay Bali no hay MEM”, remató el funcionario de Portugal, una nación que este semestre preside la Unión Europea.

Luego de un sin fin de reuniones a último momento, Washington cedió ante la abrumante presión internacional y esto permitió que el sábado 15 se selle un documento que delineó la hoja de ruta que deben seguir las negociaciones sobre cambio en los próximos dos años.

A pesar que no se estipuló cual debe ser la restricción que deberán cumplir las potencias industrializadas para así salvar el planeta, al menos se estructuró un plan para que las naciones más ricas también transfieran tecnología que proteja el medioambiente en los países más pobres.

Sobre este punto el embajador de Pakistán ante la ONU, Munir Akram, afirmó que como las potencias son las principales responsables en la emisión de los gases invernadero: estas deben realizar el mayor esfuerzo en la lucha contra el calentamiento global.

Insinuando la existencia de amenazas y hasta sanciones comerciales, el diplomático hizo hincapié en que “las naciones en desarrollo libraron una dura batalla en la conferencia para proteger sus intereses legítimos. “Tuvimos que pelear por cada ínfimo detalle para garantizar nuestros objetivos”, destacó.

Más allá que los países en desarrollo tienen razón cuando argumentan que las potencias son las que más contaminan, todavía quedan varios retos en materia ambiental por cumplir de cara al 2009: cuando (según lo estipulado) en Copenhague los 192 miembros de la ONU se van a volver a reunir para rubricar el acuerdo post Kyoto.

Uno de las principales urgencias es saber que papel jugaran las naciones emergentes (China, India, Brasil, etc) en la lucha contra el cambio climático. Porque a pesar que estas en Bali sólo se preocuparon en defender sus intereses particulares, tarde o temprano tendrán que plegarse al régimen de reducción de emisiones de los gases contaminates. Esto está muy claro, ya que para que el planeta se salve se necesita de la cooperación de todos los actores posibles.

Aunque todavía faltan otras cosas importantes por determinar, como por ejemplo los porcentajes obligatorios de reducción en la emisión de gases invernadero, el saldo que dejó la Conferencia de Bali fue altamente positivo.

El portavoz de la organización ambientalista Greenpeace, Daniel Mittler, en declaraciones a IPS afirmó que “las naciones industriales deben aportar fondos verdaderos, tecnología y brindar asistencia a las naciones afectadas por el cambio climático o las que pronto lo estarán para que puedan adaptarse pronto. “En ese sentido, en la conferencia de Bali se hicieron importantes avances”, manifestó.

Por último hay que resaltar el logró que significó que Estados Unidos haya ratificado el documento final, no obstante que sabemos que no podemos esperar nada del nefasto gobierno de George W. Bush: al menos ilusiona las esperanzas de aquellos que vaticinan un cambio de 180 grados en la política ambiental de Washington en el futuro.

El tiempo será el encargado de confirmar (o no) esta hipótesis, pero lo importante ahora es que el aislamiento que experimento la delegación estadounidense en Indonesia parece haber provocado sus primeros frutos.

Como conclusión podemos decir que aunque se han hecho progresos, todavía falta camino por recorrer en la lucha contra el calentamiento global.

Las potencias mundiales deben entender que deben dejar a un lado sus intereses individuales -una posición que casi condena al fracaso a la Conferencia de Bali- para así priorizar la salud del planeta.

Si la historia esta vez tuvo “final feliz”, esto fue gracias al liderazgo de las organizaciones ambientalistas y la presión implementada por la UE. Esta situación no puede repetirse en el futuro, ya que a pesar de lo que piensa la Subsecretaria Paula Dobriansky, cada vez tenemos menos margen de error para actuar y así poder evitar una catástrofe a nivel global.

ra.moc.rusocremasnerp@nagnomm

APM, Internet, 23-12-07

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