Colombia: indígenas: la tierra que les falta
Del casi millón y medio de indígenas que existen hoy en Colombia, 950.000 están asentados en resguardos. Los demás no tienen tierra. Y no pareciera haber una disposición estatal para solucionar aquello
'¿Qué es el territorio?', pregunté. 'Todo lo que hemos llorado', contestó.
Quizá usted también los haya olvidado. Haya olvidado que estuvieron en Bogotá aguantando hambre y frío. Haya olvidado que en la sede de la Onic se reunieron muchísimos indígenas emberas que fueron supervigilados por los policías antimotines. Haya olvidado que los sacaron de su tierra para construir la represa de Urrá.
Y quizá usted ignore lo que está pasando con ellos hoy en día, y con los 87 pueblos indígenas que habitan en Colombia. Digo 87 porque es la cifra que arrojó el censo del 2005, pero Oxfam y la Onic hablan de 102. Esos 15 pueblos que no figuran en las estadísticas son apenas la punta del iceberg. Porque la están pasando mal. Los atacó la pobreza, el conflicto, la falta de tierras, la tuberculosis, la viruela, la inanición.
En este caso, hablaré sólo de la tierra. La que para ellos es la Madre, y para nosotros, una disculpa para matarnos.
El Estado colombiano ha titulado en calidad de resguardos 31 millones de hectáreas, pero sólo ha tenido que comprar 200 mil. Treinta millones 800 mil hectáreas estaban reconocidas desde la colonia como sus predios. Ya Carlos V, en la Real Orden dada desde Barcelona el 4 de abril de 1532, había dispuesto lo siguiente: "Y a los indios se les dejen sus tierras, heredades y pastos, de modo que no les falte lo necesario". Es decir que esa tierra era de ellos por Ley de Origen, con fundamento en la ocupación histórica.
Así que el Estado lo único que ha tenido que hacer es admitir la propiedad. Pero resulta que del casi millón y medio de indígenas que existen hoy en Colombia, 950.000 están asentados en resguardos. Los demás no tienen tierra. Y no pareciera haber una disposición estatal para solucionar aquello.
De los pueblos que están en resguardos, los que más están sufriendo son las comunidades andinas. La mayoría de la tierra es inservible para la agricultura. Y no tienen qué comer el pueblo guambiano y el yanacona, en el Cauca; los pastos y quilasingas, en Nariño; los zenúes y los embera-katíos, en Córdoba. Esto cuando no están metidos en la mitad de una balacera entre ejércitos que se disputan la tierra. O cuando no están enfrascados en una disputa legal contra una multinacional.
Parece que los indígenas tienen permiso para habitar tierras desoladas. Porque las que tienen algún recursito natural son para otros. Si usted se pone a mirar con cuidado el mapa de la guerra, descubrirá que es el mapa de los recursos naturales: o petróleo, o biodiversidad, o agua, oro, platino, coca o lo que fuese. Y donde haya una sola posibilidad de sacar dinero, se hará todo lo posible para sacar a los pueblos indígenas. O con balas de grupos ilegales o con decretos, leyes y normas estatales. Cosa que contradice todos los principios de la Constitución del 91: "Artículo 7. El Estado reconoce y protege la diversidad étnica y cultural de la nación". "Artículo 17. 3. Deberá impedirse que personas extrañas a esos pueblos puedan aprovecharse de las costumbres de esos pueblos o de su desconocimiento de las leyes por parte de sus miembros para arrogarse la propiedad, la posesión o el uso de las tierras pertenecientes a ellos."
La imperiosa necesidad de tierra que tienen los pueblos indígenas nos compete a nosotros también, porque gracias a ellos tenemos este acervo cultural tan grande.
Que los españoles del siglo XVI hayan sido asesinos, vaya y venga (así fue). Pero que ante nuestros ojos del siglo XXI se mueran niños indígenas de hambre, o que estemos a punto de ver desaparecer una etnia por completo, es un poco vergonzoso. O harto: hoy en día hay 49 pueblos que presentan menos de 500 habitantes.
-Para usted ¿qué es el territorio? -le pregunté a un indígena en el Putumayo.
-Todo lo que hemos llorado -contestó.
moc.oohay@aicnelavnaitsirc