Chile: conflicto en La Araucanía. Mapuches defienden territorios sagrados
La construcción de un aeropuerto provoca protestas y movilizaciones de la comunidad mapuche por la inminente destrucción de sitios ceremoniales
En la última Asamblea Mapuche de Izquierda llevado adelante en Temuco, capital de la región La Araucanía, Chile, se trazaron líneas de acción destinadas a la protección de los territorios, respeto a sus culturas y lucha contra el imperialismo.
Durante los días 20 y 21 de julio, se analizó la situación actual del pueblo Mapuche desde la perspectiva de lo antiguos y nuevos conflictos generados por el Estados y las trasnacionales. Asimismo, se reafirmó la idea de trabajar por la recuperación del territorio y su defensa desde el punto de vista de la depredación de sus recursos y la contaminación ambiental.
En ese contexto, comunidades mapuches de La Araucania se oponen a la construcción de un aeropuerto en esa zona, porque aseguran que la obra destruiría los "nguillatúe" lugares sagrados de ceremonia, y además provocaría un grave impacto ambiental.
Desde hace varios meses que los mapuches están luchando para evitar que el futuro Aeropuerto destruya sus territorios, ya que aseguran los aviones afectarán su vida espiritual al sobrevolar los sitios donde practican sus rogativas a "Nguenechén", el padre creador del universo, de acuerdo a la creencia ancestral.
Cuando se dio a conocer la noticia sobre el nuevo aeropuerto que reemplazará al viejo aeródromo Maquehue, el entonces intendente Ricardo Celis, la definió como un buen augurio, algo que traería el progreso, sobretodo en épocas cercanas al Bicentenario de la región.
La ubicación de la obra fue definida después de evaluar las condiciones geográficas, étnicas, meteorológicas y ambientales de diez alternativas contempladas originalmente.
El futuro aeropuerto regional quedará emplazado en una superficie de 460 hectáreas. Los ingresos para el concesionario se obtendrán de la tarifa por pasajero embarcado y de los aportes del Estado como subsidio a la construcción de las obras, y de la explotación de los servicios comerciales.
El proyecto tendrá una vida útil superior a treinta años, con una fase de construcción que ocupará 200 personas durante 24 meses, mientras que para la fase de operación requerirá un equipo de cien personas, la mayoría de ellas provenientes del actual aeródromo de Maquehue.
El ministro de Obras Públicas, Eduardo Bitrán anunció que se buscaría mitigar los efectos en las ceremonias religiosas, con la suspensión o desviación de vuelos durante los días de "nguillatún”, los que no serían más de ocho días al año, considerando que esos rituales duran entre dos y cuatro días, y que se realizan entre dos y cuatro anuales.
Pero los aborígenes no confían en esas palabras y las protestan continúan. Los mapuches afirman que desde el Gobierno se está realizando una “maniobra sucia” con la compra del apoyo de familias mapuches mediante el ofrecimiento de caballos.
En tanto, desde la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena (Conadi) confirmo los dichos mapuches sobre los lugares sagrados, a una distancia de dos a cuatro kilómetros de la pista de aterrizaje.
El organismo entregó 13 millones de pesos para financiar 34 proyectos de protección, recuperación y puesta en valor de sitios sagrados e íconos de la religiosidad mapuche.
Por su parte, el encargado nacional del Programa de Patrimonio Indígena, Juan Ñanculef, dijo que esos recursos permitirán proteger "nguillatúes", reinstalar "rehues" o altares mapuches en los mismos sitios ceremoniales, salvaguardar la integridad de cementerios y otros sitios de valor cultural.
De todos modos y a pesar de la oposición mapuche, el aeropuerto es casi una realidad. Así lo anunció la semana pasada el subsecretario de Obras Públicas, Juan Eduardo Saldivia, para quien la ejecución “será si o si independiente de los problemas que esto pudiera traer, sobre todo entre las comunidades mapuches”.