Monsanto derrotado por las malezas resistentes a Roundup
"Monsanto parece rendirse ante las malezas resistentes al glifosato, según un nuevo informe aparecido en el Reino Unido de la Organización GM Free. Están observando un aumento exponencial en los cultivos de Estados Unidos y también se han documentando casos en Australia, Argentina, Brasil, Chile, Europa y Sudáfrica."
Cada vez son mayores las cantidades de glifosato que se utilizan, produciendo un aumento en la resistencia de las malezas. Las malas hierbas están destruyendo los campos de cultivo, causando importantes problemas agrícolas y económicos para los agricultores. Esto no puede resolverse utilizando una mayor cantidad de herbicidas, ya que afecta a la salud humana y al medio ambiente. Sólo los métodos orgánicos y ecológicos son una alternativa a la agricultura industrial y el monocultivo, que son la causa de este problema.
Monsanto parece rendirse ante las malezas resistentes al glifosato, según un nuevo informe aparecido en el Reino Unido de la Organización GM Free. Están observando un aumento exponencial en los cultivos de Estados Unidos y también se han documentando casos en Australia, Argentina, Brasil, Chile, Europa y Sudáfrica.
Aunque Monsanto afirma de forma pomposa que su tecnología de modificación genética ayuda al medio ambiente reduciendo el uso de pesticidas, las malas hierbas resistentes están ofreciendo un cuadro distinto. La resistencia al glifosato se ha desarrollado como resultado de la utilización a gran escala de plaguicidas. El glifosato es el ingrediente activo del herbicida de Monsanto de mayor venta en todo el mundo, Roundup.
Y ahora Monsanto tiene como objetivo combatir estos graves problemas agrícolas, ambientales, socio-económicos y de salud, y entre las medidas está el aumento del uso de pesticidas.
La Empresa se niega a aceptar su responsabilidad por el creciente coste para combatir las malas hierbas afirmando que “entre las garantías de Roundup no se encuentra el control de las poblaciones de malezas resistentes al glifosato”. Esto está suponiendo una enorme carga económica para los agricultores de todo el mundo.
Esto contrasta con lo que se dijo hace dos años, cuando Monsanto negó la magnitud del problema e insistía en que las malezas eran manejables. Ya en 2009, la propagación de malezas resistentes era preocupante, ya que había que aumentar la cantidad de glifosato utilizado, mientras que hubo que usar otros herbicidas para tratar de controlar las malas hierbas que proliferaban con rapidez (1). Se habían desarrollado 16 especies resistentes al glifosato, muchas de las cuales no podían arrancarse incluso con el uso de las cosechadoras, debido a su tamaño y resistencia. Las malezas resistentes no son un problema nuevo, pero Monsanto empieza a reconocer la gravedad de la situación y los problemas económicos que esto está ocasionando.
En el año 1974, Monsanto Argentina S.A.I.C. desarrolló el primer integrante de la línea de productos Roundup® e inició la comercialización del mismo en el sector agrícola a nivel mundial en 1976. Durante tres décadas, Monsanto Argentina S.A.I.C. ha investigado y desarrollado nuevas formulaciones de Roundup que permiten al productor agropecuario lograr los más altos niveles de control de malezas, la máxima eficiencia sobre cultivos tolerantes a glifosato, facilitando el manejo del producto por parte del operador minimizando, a la vez, el riesgo y el impacto en el medio ambiente.
GM Free señala que durante la temporada 2010/2011 se han documentado dos nuevas especies de malezas resistentes, lo que elevaría hasta el momento a 21 las especies, incluyendo dos de las más destructivas: Common rudis (Amaranthus tuberculatus) y Amaranto Palmer (Amaranthus palmeri), que están infestando por igual los campos de maíz y de algodón.
Las malezas resistentes ya abarcan más de 4,5 millones de hectáreas, y eso sólo en los Estados Unidos, mientras que si consideramos la superficie mundial, alcanzaría los 120 millones de hectáreas durante 2010. En Estados Unidos se presentan las peores perspectivas, con 13 especies distintas en 73 lugares diferentes. El Amaranto Palmer infesta actualmente 1 millón de distintos lugares de Carolina del Norte, mientras que La cola de caballo (Conyza canadensis) ha infestado unos 100.000 lugares en Delaware. En Argentina, 100.000 hectáreas de tierras de cultivo de soja están infestadas de la hierba Johnson.
Antes de la introducción de los cultivos RR (Roundup Ready) no había malas hierbas resistentes, lo que permitía argumentar a los defensores de los transgénicos que la resistencia al glifosato no supondría un problema después de la introducción de los cultivos agrícolas RR. Sin embargo, desde su comercialización en 1996, las malezas resistentes han ido apareciendo al ritmo de una por año. Lo más preocupante es que la propagación de malas hierbas resistentes está aumentando de forma espectacular. Hasta el año 2003 se habían documentado cinco especies resistentes. Desde 2007, ha aumentado en 5 veces el número de especies resistentes.
La resistencia al glifosato se ha estudiado en numerosos laboratorios, y la investigación está empezando a vislumbrar los mecanismos de resistencia, demostrándose que los mecanismos se han desarrollado en diferentes poblaciones de Amaranto Palmar. Esto sugiere que la resistencia no se debe a la difusión de semillas resistentes, de una población a otra, sino que se puede desarrollar de forma espontánea siempre que el glifosato es usado en exceso, como ya algunos científicos habían predicho hace tiempo sobre la base de la experiencia anterior (2).
La causa de la resistencia al glifosato de debe principalmente al cultivo de aquellos que son resistentes al glifosato (RR), lo que aumenta el uso de pesticidas en los campos. La introducción de los cultivos RR ha acabado con prácticas anteriores de cultivo que mantenían a raya a las malas hierbas. La rotación de cultivos, de plaguicidas, así como el arado de los suelos ya no se lleva a cabo en las explotaciones de cultivos transgénicos, y con la aparición de las malezas resistentes al glifosato, la solución de Monsanto ha sido la de aplicar cada vez mayores cantidades de Roundup. Estas prácticas han llevado al director de Cotton Incorporated, Robert Nicols, que “se está produciendo un propagación exponencial de la resistencia”. Cada vez son mayores las cantidades de glifosato que se utilizan, produciendo un aumento en la resistencia de las malezas.
Monsato propone aumentar el uso de herbicidas
Ya dijo Einstein en su famosa cita que “Ningún problema puede ser resuelto en el mismo nivel de conciencia en el que se creó·” Eso es precisamente lo que Monsanto está diciendo: aumentar el uso de herbicidas. La nueva guía publicada por la Compañía para hacer frente a las malezas incluye:
- El uso de un cóctel de plaguicidas, incluyendo 2,4-D, antes de la siembra de los cultivos.
- La producción de semillas transgénicas que tengan tolerancia a más de un plaguicida. Dupont ya ha comercializado semillas tolerantes al glifosato y al glufosinato. Monsanto ha anunciado el acuerdo con un empresa de biotecnología alemana, BASF, para desarrollar cultivos con genes tolerantes al glifosato y el herbicida dicamba.
- El uso de herbicidas que se mantiene activo en el suelo, matando a las plántulas que germinan, incluyendo el sulfentrazone.
Las consecuencias del uso cada vez mayor de herbicidas es poner cada vez en mayor riesgo al medio ambiente y a las personas. El glifosato se ha demostrado que daña la fertilidad de los suelos, los cultivos, la salud humana (3,4).
La resistencia de las malezas al herbicida de Monsanto es una seria complicación. Los agricultores ahora están buscando alternativas a pesar de que Monsanto tiene el control de una gran parte del mercado de semillas y las ventas del glifosato, el herbicida más vendido del mundo. Pero esta situación está empezando a parecer incierta. Las empresas rivales ya han desarrollado alternativas a los transgénicos, otros herbicidas distintos y otros están en proceso de aprobación. Monsanto también está colaborando con otras empresas para crear semillas que tengan tolerancia a otros herbicidas.
Los herbicidas no es una solución a la resistencia de las malas hierbas
La Organización GM Free dice que el uso de herbicidas no es una solución al problema de la resistencia de las malezas y hay que buscar un enfoque en la agricultura tradicional y ecológica. Estos métodos incluyen:
- La vigilancia y el control rápido de las poblaciones resistentes
- La rotación de cultivos, evitando el monocultivo, de modo que se establezcan poblaciones resistentes
- Sistemas de pastoreo, barbecho…
- Desbroce mecánico
- Arrancar las malas hierbas aisladas para evitar que arraiguen
- Cultivo de cobertura para reducir las poblaciones de malezas
Conclusión
Las malas hierbas están destruyendo los campos de cultivo, causando importantes problemas agrícolas y económicos para los agricultores. Esto no puede resolverse utilizando una mayor cantidad de herbicidas, ya que afecta a la salud humana y al medio ambiente. Sólo los métodos orgánicos y ecológicos son una alternativa a la agricultura industrial y el monocultivo, que son la causa de este problema (5).
Dr Eva Sirinathsinghji, 28 de noviembre de 2011 – Publicado por http://noticiasdeabajo.wordpress.com
Original en ingles: aquí
Referencias:
1. Los cultivos transgénicos se enfrentan a una crisis en Estados Unidos, SiS 46. Ver aquí
2. Sueño o pesadilla de la Ingeniería Genética, publicación de ISIS. Ver aquí
3. Los científicos revelan la toxicidad del glifosato para suelos y cultivos. Ver aquí
4. Reguladores de la Unión Europea y Monsanto exponen la toxicidad del glifosato, SiS 51. Ver aquí
5. El futuro de los alimentos: agricultura orgánica y sostenible, sin el uso de combustibles fósiles, publicación de ISIS. Ver aquí
Fuente: EcoPortal