Héroes cotidianos: la ausencia del Estado fortalece a los lavallinos organizados

Idioma Español
País Argentina

Campesinos sobreviven sin tierra y sin agua. Fincas secas en manos de privados y un campo de Irrigación en idéntica situación. El agua está cortada hace más de veinte años. La "expropiación de tierras", proyecto del Ejecutivo, genera expectativas entre los habitantes.

"En Jocolí más del 60 por ciento de las tierras están abandonadas; en la provincia, un 40 por ciento. Se calcula que son 300 mil las hectáreas con sistematización para riego; de las cuales 100 mil, aproximadamente, están olvidadas", cifras duras que precisó Diego Montón, agrónomo y miembro de la Comisión Política de la Unión de Trabajadores sin Tierra (UST).

Contrariamente a lo que uno, desde la ciudad, podría considerar, al llegar a Jocolí -en Lavalle- lo último que uno ve es improvisación, gente inactiva y falta de iniciativa.

La organización colectiva y comunitaria, la predisposición de los puesteros y sus familias por trabajar y superarse es admirable. ¿Por qué admirable?, porque, justamente, con muy poco, una comunidad entera subsiste y sobrevive a la hostilidad de un campo seco, sin agua y sin derecho a la tierra.

La UST nació luego de la debacle de 2001. Familias de trabajadores rurales sin tierra y puesteros comenzaron a organizarse en grupos de base. El objeto fue buscar soluciones a los problemas económicos de la comunidad a partir del trabajo colectivo. Son 500 familias las que participan del movimiento. Abarca zonas del sur de Mendoza y el sur San Juan.


Diego Montón y Juan Burba, miembros de la UST, guiaron el recorrido que MDZ On Line realizó por el lugar para constatar la situación en la que están las fincas.

Son agrónomos, llevan unos diez años en Jocolí. Se trasladaron con la idea de trabajar e intervenir, directamente, en lo que, uno desde la universidad, llama "campo u objeto de estudio".

Viven con sus familias allí, coordinan las tareas de la UST y ni se les cruza la idea de regresar a la ciudad.

Sin recursos, innumerables emprendimientos y fuentes de trabajo

En la zona hay un nivel de organización colectiva y comunitaria considerable. Llegado al lugar Montón y Burba mostraron cada uno de los proyectos concretos en los que trabajan día a día.

Tienen una radio, revistas, sala de computación, escuela campesina -en la que participan muchos docentes y alumnos del lugar, un vivero, una bodega -vino que se vende en Buenos Aires, Rosario, Córdoba y Mendoza cuya marca es "El Campesino" y muchas cosas más. “Tenemos cuatro compañeros de acá de Jocolí y un estudiante de enología que ayuda y coordina”, contó Montón.


Poseen, también, una fábrica de tomates. Allí trabajan cuatro mujeres, mamás y residentes del lugar desde hace muchos años.

"Se producen 30 mil botellas de salsa de tomate", comentó –con orgullo- Montón.

Por su parte, Burba, especificó que en el caso del tomate también tienen compradores efectivos. "Buenos Aires, Rosario, Córdoba y también aquí en Lavalle, en San Martín; se lo etiqueta, se empaqueta en pack de diez y se lo distribuye de acuerdo a los pedidos levantados".

Nilda, una de las trabajadoras de la fábrica, comentó que "cada año se va aumentando la producción". Inés, Natalia y Graciela también se desempeñan en el lugar. Graciela contó que "tengo cinco chicos y para mí es muy importante, como para mis compañeras, tener este trabajo, con esto subsistimos".

Además, Graciela, explicó la situación en la que se encuentra la finca de su padre que "hace más de 30 años que no se puede trabajar la tierra, pasa el canal por ahí pero está todo abandonado".

"Con muy poco las familias han logrado mucho, imaginate con acceso concreto a la tierra y al agua sería muchísimo lo que podría cambiar la economía de la zona", señaló Montón a MDZ.

Fincas secas y el particular caso de un campo de Irrigación

Durante el recorrido se comprobó que, más allá de porcentajes, la tierra está desaprovechada absolutamente.

Familias enteras que optan por criar animales y realizar otro tipo de tareas porque sin agua y sin tierra se hace difícil trabajar y cultivar el suelo.

La imagen es elocuente, sistemas de canales de riego secos y tierras desérticas que podrían estar reactivadas y ser una fuente de trabajo más para los puesteros y caseros del lugar.

Renato, uno de los campesinos, nos contó que "no tener acceso a la tierra significa pobreza" además señaló la realidad de que "mucha gente se ha tenido que ir al centro a trabajar, teniendo la tierra acá".

Esto es lo que se conoce como el "éxodo del campo", explicó Montón que "si el campo sigue siendo pensado desde un modelo de exclusión no podemos atraer a los jóvenes que vivían aquí y emigran a la ciudad. Chicos que terminan delinquiendo y en una situación de marginación aún peor".

Renato dejó en claro que "necesitamos terrenos para poder trabajar nuestra producción, somos pequeños chacareros que tenemos que alquilar a veces con un 30 o 40 por ciento la chacra". Además indicó que a partir de 1977 comenzó esta situación.

A propósito, Burba sostuvo que "el acceso a la tierra es clave, si alguien no se puede sostener sin trabajar para un patrón, teniendo acceso a la tierra podría subsistir".

José trabaja en una finca, de una empresa PyC, su principal tarea es la cría de animales. Contó que "estoy dentro de esta finca desde el 83 con el tema del pastoreo de las cabras". Heredó de su padre la actividad, relató que "cuando falleció mi viejo, seguí la tarea".

Asimismo remarcó la necesidad de agua y tierra. "Para mejorar la calidad de vida hay que ingresar el agua", coincidió con Renato que desde el 70 en adelante la situación se complicó mucho en la zona.

A parte de la crianza de animales se encarga de administrar una bodeguita, "este puesto no da para todo pero lo complementamos con el tema del vino", aclaró José.

En la finca donde vive el padre de Graciela, Diego Montón, precisó que "el terreno tiene 30 hectáreas de una empresa llamada Longford".

En palabras del miembro de la UST: "La imagen es tres familias viviendo con cabras en la finca y la finca abandonada. Son 200 hectáreas, 25 años de abandono, se robaron el agua".

Llegando al final del recorrido, en un campo que pertenece al Departamento General de Irrigación (DGI), según comentó Diego Montón, se pudo constatar la misma situación de abandono e improducción.

"Son 8 mil hectáreas donde viven 25 familias" subrayó Montón. El agrónomo explicó que hay un expediente abierto por la situación pero está estancado hace muchos años.

Lo particular de esta situación es que aquí el Estado no tiene que expropiar porque son sus tierras, en palabras de Montón: "Para Irrigación sería muy sencillo". De hecho confirmó el agrónomo que "aquí el Estado se comporta como un privado más".

Dentro del campo de Irrigación vive Ramón, uno de los tantos puesteros del lugar, quien, apoyado en su mula, confirmó que el problema más grave de la zona es la falta de agua. "Necesitamos agua para poder producir".

La expropiación: podría ser un avance

"Para nosotros sería muy importante que podamos manejar esto, no queremos nada gratis pero sería muy importante; son 54 hectáreas las que hay en esta finca, si las repartimos entre diez familias sería espectacular desarrollando distintas actividades", señaló José, el primero de los trabajadores visitados.

Lo que preocupa es, en caso de aprobarse el proyecto de expropiación de tierras: "Quién va a ser el sujeto de esa política, nosotros tenemos una postura y esperamos que el gobierno tenga la misma", precisó Juan Burba.

El proyecto del Ejecutivo Provincial será presentado los próximos días en la Legislatura según explicó Liliana Hidalgo en su nota, A lo Cristina, Pérez ya tiene su propio proyecto de "utilidad pública". De aprobarse el plan, la duda que tienen los campesinos rurales y los miembros de la UST es quiénes serán los nuevos poseedores.

Fuente: MDZ

Temas: Defensa de los derechos de los pueblos y comunidades

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