Colombia: la Madre Tierra no soporta más nuestros abusos
"Hemos cometido muchas faltas y no estamos acatando los reglamentos naturales. Nos hemos dejado llevar por la ambición y la codicia, estamos haciendo las cosas mal y este es el resultado”.
Por estos meses todos hemos sufrido de alguna manera los estragos de la llamada “ola invernal”, la situación en todo el país es alarmante, la cifra de daños en las vías terrestres, en la infraestructura, los cultivos y perdidas humanas, cada día van en aumento.
La dirección de Gestión del Riesgo del país informa que la emergencia invernal deja a 1.959.928 colombianos damnificados y más de 402 mil familias afectadas, se habla de 246 víctimas mortales, una cifra similar de heridos y 99 desaparecidos. En cuanto a las viviendas destruidas se da cuenta de 2.938 y las que presentan averías, 296.340. El Ministro de Agricultura reveló que ya existen 600 mil hectáreas de cultivos afectadas por el invierno.
Se habla de un total de 706 municipios de 28 departamentos del país afectados por este fenómeno, entre los más perjudicados esta el departamento de Cundinamarca y Bogotá, Valle del Cauca, Guajira, Atlántico, Bolívar, Córdoba y Norte de Santander. El presidente de la República, Juan Manuel Santos, con gran preocupación manifestó en un Consejo de Ministros ampliado, que la tragedia por el Fenómeno de la Niña tendría un costo para el país cercano a los 10 billones de pesos. “esa maldita niña nos ha causado grandes problemas, estamos esperando que pase, estamos listos para implementar en el país a mediados de febrero o marzo la locomotora de la infraestructura”.
También mencionó la posibilidad de recurrir a ayudas internacionales e incluso, hasta la creación de impuestos pasajeros para adquirir el dinero que se necesita para cubrir los daños.
Esta “mala” actitud de la naturaleza ha generado muchos estragos, ha causado grandes perdidas económicas es la gran preocupación en casi todo el mundo. Otros plantean que la naturaleza nos esta cobrando las malas acciones y se ensaña con los más pobres.
Desde el pensamiento Nasa
El concepto espiritual que tenemos como Nasas frente a lo que estamos viviendo en nuestros territorios y en el país en esta época de lluvias está relacionado directamente con “El sueño y la visión del Cacique”. Los espíritus nos están dando un mensaje desde la visión cultural. “En días pasados hubo una gran tormenta en la parte alta de Toribio, el día de la tormenta alguien vio cuando la montaña se desprendió, llovió muy fuerte y por unas horas el agua se represó, luego se generó una gran avalancha, entre la avalancha salió un niño y bajo llorando por el río, esta avalancha fue muy fuerte e hizo mucho daño en Toribio, se llevó el puente y una escuela”, afirmó Marcos Yule, historiador y diputado Nasa de Toribio, Cauca.
Nosotros los Nasas tenemos nuestro origen en la estrella y la laguna, es decir nacimos de la naturaleza, somos continuidad de la tierra. Somos Yu’ lux (hijos del agua). En este sentido el mensaje de fondo, es que los ríos siguen pariendo hijos, la naturaleza nos sigue transmitiendo sus energías, pero nosotros no entendemos ni leemos con claridad y sabiduría estos mensajes, no hemos sabido actuar frente a los llamados de la naturaleza. Los mayores nos están recordando que los ríos y sus cuencas son los caminos de los hijos del agua, de nuestra descendencia, por lo tanto las cuencas, los ríos, los ojos de agua, las lagunas son lugares sagrados, donde viven los espíritus y en estos lugares nosotros no debemos habitar, no debemos hacer sembrados, ni ningún tipo de intervención. Estamos faltando con el principio del respeto a los lugares sagrados. De igual manera hemos olvidado el deber de la reciprocidad, es nuestro compromiso como hijos de la naturaleza hacer de manera permanente Los Kiwe Tundia o pagamentos. Estos rituales de armonización se realizan para amarrar la tierra y que no se la lleve Yu’ (agua) y no haya desastres como los que estamos viviendo por estos días.
Desde hace años a causa de la violencia nos vimos obligados a ubicarnos en las cordilleras, estamos viviendo en grandes extensiones de sitios sagrados como son las cordilleras. Hay una desobediencia de parte de nosotros al vivir en esos lugares, unos lo han hecho por necesidad, pero estos sitios no están autorizados por la naturaleza y ahora estamos pagando nuestras malas actuaciones. La Madre Tierra no soporta más estos abusos y nos castiga por eso.
En diversos lugares de nuestro país, muchas familias se han visto en la necesidad de hacer sus viviendas en las orillas de las quebradas y los ríos, de igual manera sembrar sus cultivos. Los grupos armados han tomado los páramos y lagunas como sitios de campamento, generando así un daño irreparable, desequilibrio y contaminación. Las quemas y la ganadería extensiva en estos sitios sagrados son otra razón del gran daño. Las grandes empresas explotadoras de recursos favorecidas por las leyes del mercado han implementado la explotación irracional dañando la Madre Tierra, realizando grandes talas de bosques, destruyendo el medio ambiente, entre ellos los ojos de agua, la creciente industrialización que contamina y acaba progresivamente con el aire y la capa de ozono, esta dejando sin aire el planeta.
En el territorio Nasa, cuando no se hace un uso adecuado de los recursos naturales, siempre hay consecuencias, por esto el mayor nos afirma lo siguiente: “Dicen los caciques que el daño es muy grave, habrá más avalanchas, mucho más fuertes a causa de la desobediencia e irresponsabilidad. Hemos cometido muchas faltas y no estamos acatando los reglamentos naturales. Nos hemos dejado llevar por la ambición y la codicia, estamos haciendo las cosas mal y este es el resultado”, afirmó Marcos Yule.
“En el municipio de Toribio hemos vivido las consecuencias del invierno desde octubre, lo mas fuerte ha sido noviembre y diciembre, ha afectado: escuelas, viviendas, cultivo, puentes, grandes deslizamientos de tierra han taponado las vías de acceso al municipio y no hay condiciones suficientes para atender esta situación. En días pasados cuando se dio la avalancha un menor de edad fue arrastrado por las corrientes del río Isabelilla. Estamos pagando nuestras malas actuaciones”, puntualizó el historiador Marcos Yule.
Fuente: CRIC