Cambio climático: la COP 17 perdió otra oportunidad para proteger la vida terrestre

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Tras doce días de conversaciones infructuosas y dos décadas de improductivos cónclaves internacionales, la 17ª conferencia de la ONU sobre cambio climático celebrada en Durban (Sudáfrica) fue repudiada por una multitud de manifestantes llegados a esa ciudad desde numerosas latitudes del globo.

No sólo se hicieron presentes jóvenes miembros de entidades ecologistas y portavoces de varios movimientos de la sociedad civil de Europa y América, sino también hombres y mujeres del campesinado africano y de varios países limítrofes afectados por sequías endémicas que traban la normal producción de alimentos.

 

Los manifestantes expresaron su protesta de manera pacífica, en la línea de quienes bajo el lema “Occupy Wall Street” agitaron en los últimos tiempos el panorama socio-político de numerosas ciudades estadounidenses, comenzando en Nueva York.

 

Teóricamente, la COP 17 tenía como meta el diseño de una “hoja de ruta” orientada a crear de un Fondo Verde para el Clima a fin de auxiliar a los países más vulnerables, y a renovar los contenidos del Protocolo de Kyoto que promueve el corte de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).

 

Sobre la hora final, los monólogos de las representaciones de Estados Unidos, China e India -los mayores emisores de GEI en la actualidad- impidieron el logro para formalizar un acuerdo “vinculante” en el plano jurídico, ya que el compromiso de Kyoto vencerá el 31 de diciembre de 2012.

 

Las definiciones fundamentales fueron endosadas a la COP 18 que tendrá lugar en Qatar en diciembre de 2012, y el margen de la adopción de nuevos compromisos podría extenderse hasta 2020.

 

Paradójicamente, esta semana los registros meteorológicos mundiales indicaron que la temperatura ambiental más elevada del planeta (45,7 grados centígrados) se registró en el valle de Vredendal, cerca de la costa sudafricana occidental contrapuesta a Durban. El clima terrestre tiene su propio libreto.

 

Ban Ki-moon, secretario general de la ONU, tenía plena conciencia del rumbo errático de las negociaciones y en la apertura oficial de la COP 17 declaró que “la meta de un acuerdo amplio y vinculante podría estar más allá de las negociaciones sobre cambio climático en Naciones Unidas”.

 

“Debemos ser realistas sobre la expectativa de un progreso en Durban, y conocemos las razones: enormes problemas económicos, prioridades nacionales, y objetivos conflictivos”, añadió el funcionario.

 

Las negociaciones climáticas internacionales se estancaron hace 15 años a partir del Protocolo de Kyoto, simplemente porque ningún tratado internacional puede forzar la conducta nacional de un país, y mucho menos a una nación como Estados Unidos, que jamás ratificó ese documento por sentir que sacrificaba el opulento estilo de vida estadounidense.

 

La ONU carece de poderes ejecutivos, en el plano jurídico no puede ordenarle nada a una nación soberana: apenas se limita a proponer, instar, recomendar, apelar, sugerir o reafirmar principios colectivos lógicos.

 

Eso no impide, claro está, que en política internacional muchos crean que el mundo puede confluir y hacer frente a una amenaza tan intimidante y compleja como el cambio climático en base a un simple tratado mundial enmarcado por la ONU.

 

Pero sí fue posible que una joven estadounidense acreditada para acceder al plenario de la COP 17 interpelara a viva voz desde la sala a Todd Stern, representante de su país, hecho filmado por la periodista progresista Amy Goodman, que estaba al tanto de la movida.

 

Abigail Borah, de 21 años, integrante de la organización civil “SustainUS” manifestó: “Hablo en nombre de los Estados Unidos de América porque mis negociadores no pueden hacerlo. El Congreso obstruccionista ha trabado la justicia con ambición de retraso durante mucho tiempo. Me asusta mi futuro. 2020 es demasiado tarde. Necesitamos una marcha urgente hacia un tratado justo, ambicioso y vinculante”.

 

“Ustedes deben asumir la responsabilidad de actuar ya mismo, o amenazarán las vidas de los jóvenes y de los más vulnerables del mundo. Deben poner a un lado la política partidista y dejar que la ciencia dicte las decisiones”, prosiguió la activista.

 

Y antes de ser retirada del salón por los agentes de seguridad, expresó: “Ustedes deben comprometerse con metas ambiciosas para reducir la emisión de gases, no con las expectativas. Los ciudadanos del mundo son rehenes de negociaciones abortadas. Necesitamos líderes que se comprometan con cambios reales, no con retóricas vacías. ¡Cumplan sus promesas! ¡Mantengan viva nuestras esperanzas! 2020 es muy tarde para esperar”.

 

Mientras, en los anaqueles de delegados gubernamentales que no se molestan en recoger las carradas de publicaciones que distribuye la ONU durante este tipo de eventos, podía verse su nuevo informe titulado “Desafíos y oportunidades para el desarrollo sostenible”.

 

A propósito del cambio climático expresa que las emisiones globales de CO2 (gas de carbono) siguen aumentando debido al creciente uso de combustibles fósiles, con un 80 por ciento de las emisiones globales producidas por apenas 19 países.

 

Añade que casi todos los glaciares montañosos alrededor del mundo están retrayéndose y adelgazándose, con severos impactos en el medio ambiente y sobre el bienestar humano. Y el nivel de los mares ha estado subiendo en un promedio de 2,5 milímetros por año desde 1992.

 

De paso, entre otros datos que explican la angustia de Abigail Borah, la ONU señala que “hay una preocupación creciente sobre el incremento de la acidificación de los océanos. Esto puede tener consecuencias significativas sobre los organismos marinos, alterando la cadena alimentaria y perjudicando la pesca. La biodiversidad declinó un 12 por ciento a nivel global y un 30 por ciento en los trópicos”.

 

La destrucción de la naturaleza es incolora e inodora. Aunque no es indolora para muchos jóvenes. Hace casi veinte años, al final de la cumbre ECO 92, 178 naciones firmaron un Convenio Marco sobre Cambio Climático y se comprometieron a proteger el medio ambiente a nivel local, nacional y global. Seguimos esperando.

 

Fuente: Télam

Temas: Crisis climática

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