La sabiduría nativa guía el movimiento contra el oleoducto de Keystone
La marcha de la Tribu Oglala Sioux el 11 de febrero contra el oleoducto de Keystone XL mostró la medida en la que la industria multi billonaria en dólares de petróleo crudo en arenas bituminosas ha galvanizado a la oposición transfronteriza a favor de la justicia hacia la tierra.
Mientras los medios de comunicación han dejado de informar a los que toman decisiones de la preponderancia de la participación indígena en la controversia, los cuerpos que gobiernan a los pueblos nativos, asambleas tradicionales y organizaciones no gubernamentales han estado al frente del movimiento para detener la explotación de las arenas bituminosas y parar a los oleoductos.
La mayor parte de la cobertura sobre oleoductos se ha referido a motivos políticos y de ganancias, aunque los líderes indígenas–una y otra vez–han insistido en llevar el argumento más allá de sus componentes sobre energía y cambio climático para enfocarlo sobre los derechos de la tierra, el suelo y el agua.
La marcha en Rapid City, Dakota del Sur, en el centro de población de la Gran Nación Sioux, fue notable por haber sido convocada por la autoridad gubernamental de la reserva indígena segunda en tamaño en los Estados Unidos.
Fue el eslabón más reciente en una cadena de acciones ciudadanas en el mundo contra la codicia y dominación de las corporaciones.
Desde la capital de las arenas bituminosas en la Provincia de Alberta, Canadá, hasta el césped de la Casa Blanca, hasta la cumbre de negociaciones sobre el clima de la ONU en Durban, los manifestantes anti-oleoductos han ido creando conciencia durante el último año. Ellos han ayudado a revivir un rezagado espíritu de disidencia, en el terreno de las políticas partidarias en los Estados Unidos, convirtiendo a la decisión de permitir los oleoductos un tema de elección presidencial del 2012. Insisten en que el oleoducto de Keystone XL de 7 billones de Dólares no es cualquier oleoducto.
Es el segundo de dos oleoductos que la TransCanada Corp ha registrado con la intención de promover las perspectivas mineras de arenas bituminosas, trasladando la materia prima desde el Canadá sud-central a través del territorio de Estados Unidos para comerciarla en refinerías y terminales de exportación en el Golfo de México.
Siguiéndole los talones a la TransCanadá en el proceso de tramitar el permiso, está Enbridge Inc., que quiere la bendición del gobierno canadiense para construir el Oleoducto Norte de Entrada de Acceso de 6 billones de dólares. Este bombearía arenas bituminosas desde la provincia de Alberta, hasta el puerto costero Kitimat del Pacífico Canadiense en la Provincia de Columbia Británica.
Dar luz verde a estos proyectos despejará el camino para un aumento en la producción de arenas bituminosas y más oleoductos. Los opositores llaman al crudo producido de las arenas bituminosas el “combustible más sucio del mundo”.
En el año 2008, cuando la TransCanada Corp. solicitó el Permiso Presidencial del Departamento de Estado de Estados Unidos que permitiría al Keystone XL cruzar la frontera de Canadá e ingresar a los Estados Unidos, los Athabasca Chipewyan y otras Naciones Primitivas indígenas de Canadá ya tenían una ardua historia de resistencia contra la minería de arenas bituminosas en sus comunidades.
Ellos dieron testimonio de violaciones de tratados; contaminación del agua; daños a los recursos de caza, pesca y plantas; cáncer y defectos de nacimiento relacionados con esta explotación.
Las arenas bituminosas contienen un petróleo pesado de baja graduación llamado bitumen, igual al Rancho La Brea National Natural Landmark en Los Angeles y lugares similares desparramados en Latino América que son bien conocidos como trampas que capturan y conserven la vida salvaje a través de los tiempos.
En Alberta, las compañías petroleras explotan arrasando las formaciones de arenas o usan gas natural y agua para fabricar vapor que inyectan bajo el suelo para calentar y liberar el deseado petróleo bituminoso de los depósitos. Los productores usan calor adicional para mezclar el producto hidrocarburo tóxico resultante con químicos sintéticos peligrosos basados en petróleo para crear una disolución del bitumen (llamado synbit o dilbit) que es lo suficientemente escurridizo como para ser bombeado.
Fabricar petróleo del bitumen de arenas produce de 3 a 5 veces más contaminación de gas de invernadero que la producción convencional de petróleo, según la Junta de Energía Nacional de Canadá. La producción de arenas bituminosas es la fuente de más rápido crecimiento de gases de invernadero en Canadá.
Una superficie no dañada de 65.000 kilómetros cuadrados del Bosque Boreal de Canadá (equivalente al Desierto de Mojave en California) es susceptible a la extracción de arenas bituminosas. Esto destruiría partes del más grande depósito de carbón terrestre del mundo y del más grande ecosistema de tierras húmedas forestales del planeta.
Hace falta aproximadamente 28 metros cúbicos (1.000 pies cúbicos) de gas natural para producir un barril de bitumen de pozos in-situ (inyección) y alrededor de 14 metros cúbicos (500 pies cúbicos) para producir un barril de bitumen de proyectos de remoción de en cimas montañosas, según la capa de agua.
Los requerimientos de agua para proyectos de arenas bitumiosas van de 2.5 a 4 barriles de agua por cada barril de bitumen producido. El agua termina creando lagunas de residuos tóxicos que nunca han sido recuperados. Según un análisis independiente usando datos industriales, las lagunas gotean más de un billón de galones de agua contaminada dentro del medio ambiente cada año, contaminando a comunidades a cientos de kilómetros río abajo.
TransCanada quiere construir Keystone XL con la provisión de agua de la Nación Oglala Lakota y Rosebud Sicangu Oyate. Keystone I, el primer oleoducto de crudo de arenas bituminosas a través de las Praderas del Norte, tuvo 14 derrames durante su año inicial de operaciones.
Enbridge es responsable de 610 derrames de sus tuberías, incluyendo un accidente con crudo de arenas bituminosas en la cuenca del Río Kalamazoo en el estado de Michigan en julio del 2010 que queda por ser limpiada, según el Instituto Polaris de Ottawa. Enbridge dice que está invirtiendo 12 billones de dólares para extender su oleoducto y red terminal en América del Norte, principalmente para llevar arenas con petróleo a los mercados de refinado en Estados Unidos. Las comunidades linderas a las refinerías existentes en Alberta, y las programadas para refinerías, tales como Port Arthur, Texas y Elk Point, Dakota del Sud, enfrentan emisiones aumentadas de dióxido de carbono y otras emisiones insalubres por sus operaciones.
Muchos tomadores de decisiones, tales como los Congresistas estadounidenses Republicanos que están tratando de forzar al Presidente Barack Obama a aprobar el oleoducto sin consideraciones ambientales, no están aún bien informados de la posición de los Nativos Americanos y Naciones Primeras, principalmente porque sus fuentes mediáticas, aisladas de la gente y sus voces, no han proporcionado una cobertura justa y equilibrada.
La demanda federal de cuatro tribus Sioux para detener el primer oleoducto de TransCanada por romper obligaciones de tratados, violando las relaciones de confianza federales e ignorando protecciones culturales religiosas fue escuetamente comentada luego que se aprobó la moción de la Secretaria de Estado Hillary Rodham Clinton para que fuera descartada.
La actriz Cree Tantoo Cardinal y varias otras figuras públicas nativas se sometieron intencionalmente a ser arrestados durante una sentada de dos semanas en la Casa Blanca en agosto y septiembre del 2011, que los organizadores del grupo de acción de 84.000 miembros contra la crisis climática 350.org consideraron ser “la más grande desobediencia civil medioambiental en décadas” de los Estados Unidos.
Líderes de gobiernos tribales de EEUU y gobernadores indígenas canadienses redactaron el Acuerdo sobre la Madre Tierra y recogieron firmas de organizaciones de las Grandes Praderas opuestas al Keystone XL, que presentaron a la Administración Obama en Octubre del 2011.
Luego de que al menos 70 Naciones Primeras de Canadá convinieron bloquear la propuesta de Enbridge, el Jefe Bill Erasmus, Jefe Regional Dene de los Territorios del Noroeste y representante de las Naciones Primeras, la mayor organización tribal de Canadá, así como otros numerosos jefes, testificaron contra él en audiencias para permisos del gobierno de Canadá y contra la Keystone XL en audiencias de permisos en EEUU desde octubre 2011 hasta enero del 2012.
Una delegación de la Red Ambiental Indígena trató el tema durante reuniones de pueblos indígenas y acciones callejeras durante la Conferencia del Cambio Climático de Naciones Unidas en Sudáfrica en diciembre.
Líderes indígenas de Canadá y EEUU patrocinaron una reunión en enero en la Reserva Indígena Pine Ridge para fortalecer la participación de mujeres en el movimiento.
Representantes de Naciones Primeras y la Nación Navajo, que es la mayor reserva indígena en EEUU, estuvieron en la agenda de la marcha del 11 de febrero, ya que sus organizadores se comprometieron a seguir construyendo alianzas hasta conseguir su objetivo.
Tarde o temprano, el sistema político se verá enfrentado con la necesidad de considerar seriamente la posición indígena. Cuando eso ocurra, el aparentemente desesperado esfuerzo para prolongar la Era Pico del Petróleo con la explotación de arenas bituminosas habrá quedado desenmascarado como la fuerza destructiva, contraproductiva y mortal que es.
Talli Nauman es un colaborador y columnista de larga data en Americas Program, y un fundador y co-director de Journalism to Raise Environmental Awareness (Periodismo para Crear conciencia Ambiental), un proyecto independiente iniciado en 1994 con el apoyo de la Fundación John D. y Catherine T. MacArthur.
Traducción: María Luisa Etchart
Fuente: Programa de las Américas