La COP en Durban: entre pesimismo y señales de optimismo. Boletín del WRM Nº 172

Por WRM
Idioma Español

“Si observamos a los gobiernos y a lo que han hecho en los espacios de negociación internacional en los últimos años, lo que tiende a prevalecer es el pesimismo. Al mismo tiempo, aparecen señales de optimismo si dirigimos nuestra mirada hacia lo que han hecho los pueblos del mundo”. Boletín Nº 172 del Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales

¿Qué habría que esperar de la 17ª Conferencia de las Partes sobre el clima en Durban?

¿Será posible que en esta ocasión los gobiernos, en especial de los países históricamente más contaminadores, se dispongan al fin a hacer un acuerdo vinculante, aunque sea porque el plazo del protocolo de Kyoto vencerá a fines de 2012? ¿Será posible que este acuerdo haga que la segunda década del siglo XXI sea un ‘punto crucial' de la historia en el sentido de ser un comienzo de cambios profundos en el actual modelo industrial dominante de producción y consumo? ¿Será posible que finalmente los países responsables de la mayor cantidad de emisiones contaminantes tengan la obligación de reducirlas sustancialmente para que la temperatura en la Tierra no aumente por encima de niveles en los que se prevén efectos dramáticos para la humanidad? ¿Será posible que la deuda ecológica de los países del Norte para con los países del Sur sea finalmente reconocida? ¿Y será posible que los combustibles fósiles que quedan se dejen bajo tierra?

¿O quizás prevalecerá en esta década un acuerdo sin compromisos vinculantes, dejando vía libre a las empresas transnacionales y al mercado de carbono, dominado por la estrategia de considerar bosques y monocultivos de árboles como stocks de carbono a través de proyectos REDD+? ¿Con fondos de ‘adaptación' administrados por instituciones financieras históricamente responsables de financiar la contaminación y destrucción ambiental, como es el caso del Banco Mundial? ¿Con la idea de que la economía o el capitalismo ‘verde', además de ser una oportunidad para un nuevo ciclo de acumulación del capital y de ganancias, será nuestra ‘salvación', ‘ratificando' el derecho de algunos de contaminar más, a expensas de la mayoría?

Si observamos a los gobiernos y a lo que han hecho en los espacios de negociación internacional en los últimos años en Copenhague y Cancún, a la hora de tratar los problemas que nos afectan a todos, lo que tiende a prevalecer es el pesimismo.

Al mismo tiempo, aparecen señales de optimismo si dirigimos nuestra mirada y horizonte hacia lo que han hecho los pueblos del mundo, que sienten no solo los efectos de la crisis climática sino también los efectos de una crisis mucho mayor. Una crisis con dimensiones económicas, sociales, políticas, culturales e inclusive éticas y morales. Esta noción ya condujo al movimiento por la justicia climática a usar el siguiente slogan: ‘Cambiar el sistema, no el clima!'

Al mirar en este último año hacia el lado de los pueblos, vemos que muchas personas, sobretodo jóvenes, salieron a las calles. Desde el mundo árabe hasta Europa, pasando por Estados Unidos y también en muchos otros países del mundo, hubo movilizaciones, a veces con más de 1 millón de personas. Por ejemplo, Chile, ejemplo “exitoso” de la política neoliberal, donde el pueblo exige educación pública gratuita y de calidad. Otro hecho relevante fue el de miles de personas que salieron a las calles a protestar contra el sistema financiero internacional, inclusive en Wall Street.

Por su postura y muchas veces por la represión que aplican, parece que los gobiernos tienen miedo de la población que los eligió. Un buen ejemplo ocurrió recientemente cuando el gobierno griego sugirió organizar un referéndum para consultar al pueblo si aceptaba o no un nuevo plan de ‘ayuda' de la Unión Europea. Tanto los líderes de la Unión Europea como las bolsas de valores entraron en pánico, solo de pensar en la idea de consultar al pueblo y, aún peor, en la posibilidad de ser forzados a ¡seguir la opinión de la mayoría de un pueblo de una nación soberana! Tuvieron miedo que un gobierno pudiera echar mano de una herramienta válida de democracia participativa.

Grandes movilizaciones y marchas tuvieron lugar también en la lucha por la justicia climática en Copenhague y Cancún, además de la importante conferencia sobre el cambio climático y los derechos de la Madre Tierra en Cochabamba en 2010. Fue un encuentro participativo y dinámico que contó con la presencia de más de 35 mil participantes que contribuyeron a la construcción de una declaración final profunda, llamada simbólicamente Acuerdo de los Pueblos. En Durban tendrán lugar nuevas manifestaciones de miles de personas.

Sin embargo, las movilizaciones y sus reivindicaciones y posicionamientos claros y opuestos a lo que los gobiernos han hecho hasta ahora, aún no lograron ‘derribar' a los ‘regímenes dictatoriales' de empresas transnacionales del sector petrolero y de otras áreas, de grandes ONG conservacionistas que predican el ambientalismo de mercado, y de otros consultores, especuladores y expertos, más interesados en las ganancias que puedan generar con el negocio del carbono que en el futuro de la humanidad.

Pero pensando en Durban y el clima, ¿por qué citar aquí luchas más amplias, como la de los pueblos árabes o la de Chile? ¿Qué relación tienen esas luchas con las manifestaciones vinculadas a las conferencias climáticas? Están totalmente relacionadas. Todas esas personas, sobretodo los jóvenes, salieron a la calle para reivindicar una mejora en las condiciones de vida del pueblo y la justicia social. Protestaron contra el sistema vigente que, más que nunca, aumenta las desigualdades sociales y ambientales y priva a la mayor parte de los jóvenes del mundo de perspectivas de futuro.

El sistema contra el cual todos/as directa o indirectamente luchan ha logrado, de forma hábil, fragmentar las diferentes problemáticas de injusticia social y ambiental, mientras hace oídos sordos para escuchar y seguir caminos alternativos, que muchas veces incluyen propuestas simples y fáciles de concretar. Y eso también divide y fragmenta las protestas y las luchas de resistencia.

Nos corresponde el gran desafío de vencer cada vez más tal fragmentación, rumbo a Durban y, posteriormente, rumbo a la conferencia de Rio+20 en 2012, para que logremos construir un movimiento más unificado y, por lo tanto, más fuerte en la lucha por la justicia social y ambiental. Ello será fundamental, si queremos que los gobiernos comiencen a oírnos y a actuar.

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EL NEGOCIADO DEL CLIMA

- La naturaleza en el horno: cambio climático, energía supuestamente renovable y biomasa

Los seres humanos han utilizado la biomasa para producir energía desde tiempos inmemoriales de forma sostenible. Por otro lado, la industrialización está terminando con las reservas de combustibles fósiles y ésta es la causa de la búsqueda frenética de otras fuentes de energía. Las bioenergías se basan en la producción de energía a partir de materia viva, la biomasa.

La biomasa es materia viva como árboles, arbustos, hierbas, granos, algas, microbios y también residuos vegetales.

Los acuerdos del protocolo de Kyoto dieron lugar en Europa a políticas como la Directiva de Energías Renovables, aprobada en diciembre de 2008 por el Parlamento Europeo. Ésta tenía como objetivo diversificar las fuentes de energía, pero también abrir nuevos mercados globalizados para la agricultura industrializada europea. Automáticamente se promovió un boom de bioenergía a escala industrial en muchos países del continente.

En la actualidad, dos tercios de la energía llamada renovable provienen en la Unión Europea de la biomasa. Las otras energías renovables – solar, eólica, hídrica, etc. – aportan solamente un tercio. La Comisión Europea pretende que antes de 2020, el 14% de toda la energía de la Unión Europea proceda de biomasa. La materia prima no será precisamente -como se dice a menudo- residuos, sino madera, y también aceites vegetales y biogás. El 75% de los subsidios para las energías renovables está destinado a la biomasa y los biocombustibles. Los demás se reparten entre la energía solar y eólica.

Esto sucede a espaldas de la opinión pública. Las informaciones son parcializadas al vender los beneficios de la economía verde, con la que se pretende continuar creciendo sin límite en lugar de concretar medidas sólidas de ahorro y eficiencia energética.

Renovable es lo que siempre vuelve a crecer, y sostenible es lo que manteniéndose diverso y productivo, no impacta negativamente sobre el medio. Pero al contrario de lo que se suele afirmar, ninguno de estos conceptos aplica a una economía globalizada y a un uso energético masivo y siempre creciente, ni a los impactos ambientales y sociales de este modelo económico.

Los supuestos beneficios de la generación de electricidad a partir de biomasa forestal son la disponibilidad ilimitada de la madera, el aprovechamiento de los residuos de la poda y el mantenimiento de los bosques, la forma limpia de producción o la neutralidad en términos del ciclo de carbono.

Pero no nos engañemos: no hay deshechos forestales capaces de abastecer la demanda energética que se requiere para producir energía para todas las centrales eléctricas de biomasa que se están instalando. La producción global de pellets era de unos 10 millones de toneladas en 2008 y se estima que se duplicará en los próximos 4-5 años. Se prevé un crecimiento anual global del 25 al 30% en los próximos 10 años, según la organización británica Biofuelwatch. Este gran crecimiento en la demanda de madera para la producción de electricidad impacta los bosques de Europa, Norteamérica y Rusia y obliga a muchos países a importar la materia prima de países productores del Sur global.

La demanda europea prevista de madera para la producción de energía eléctrica y calor es de 700 millones de metros cúbicos anuales de madera. Ya la industria maderera por ejemplo, del mueble, o la producción de pulpa de celulosa y papel, requieren anualmente por su parte de 500 millones de metros cúbicos de madera. La FAO afirma que, para 2020, Europa sufrirá una escasez dramática de unos 400 millones de metros cúbicos anuales de madera.

La demanda de madera importada significa una carrera por el uso de las tierras productivas, y el desplazamiento de pueblos indígenas y campesinos de los bosques en beneficio de las empresas productoras de la madera como materia prima industrial. La neutralidad en términos de carbono es igualmente cuestionable y no se sustenta sobre ninguna base científica sino sobre cálculos hechos a conveniencia.

Países como Suecia, Gran Bretaña o Alemania están experimentando un desarrollo sin precedentes de la generación de biomasa a gran escala. Los planes de Gran Bretaña significan, por ejemplo, un consumo de 50 a 60 millones de toneladas de biomasa por año, repartidas entre varias centrales de biomasa planificadas, en construcción o ya instaladas. Pero Gran Bretaña produce tan sólo entre 8 y 9 millones de toneladas de biomasa seca por año. Conclusión: tendrán que importar el resto.

Lo que se presenta a la opinión pública como un cambio benigno y benéfico, de la energía fósil a la renovable, es en los hechos un despojo global de los recursos naturales del Sur para el Norte que profundizará la injusticia y empeorará la pobreza y el hambre.

Por Guadalupe Rodríguez, Salva la Selva, correo electrónico: gro.dlawneger@epuladaug

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- Liberia: el caso Vattenfall ¿madera africana para salvar el clima en Alemania?

La multinacional estatal sueca Vattenfall es el quinto productor de energía en Europa. Su filial Vattenfall Europe, con sede en Berlín, es una de las cuatro grandes empresas en el mercado energético alemán. En este país, la producción energética de Vattenfall depende principalmente del carbón (65%) - con minas propias de lignito en el este de Alemania- y uranio (26%). Pero la empresa también apuesta a fuentes de energía supuestamente limpias, como la madera. Según su página web, Vattenfall cuenta con 40 plantas de biomasa en Europa, siendo “una de las compañías líder en este sector a nivel global” (1). Su consumo anual asciende a tres millones de toneladas de biomasa, de las cuales un 60% consiste en residuos domésticos e industriales, y un 30% en residuos forestales.

Desde hace años Vattenfall es considerada como una de las ovejas negras del mercado energético alemán por su alto consumo de carbón y la explotación de las minas de lignito, sus centrales nucleares y los frecuentes accidentes. Ciudadanos y ONGs ambientales protestan frecuentemente, como sucedió con el plan de construir una nueva planta de carbón en Berlín. Esta vez la compañía cambió su plan y en marzo de 2009 anunció su intención de construir en su lugar dos centrales eléctricas de biomasa y dos de gas natural. El Senado de Berlín y la comunidad ambiental se contentaron y felicitaron a la empresa (2).

El 8 de octubre de 2009, Vattenfall Europe y el Senado de Berlín firmaron un Acuerdo Climático para reducir las emisiones de CO2 en Berlín cerca de un 20% hasta 2020 (3). La biomasa juega un rol central en esta estrategia, al ayudar a la ciudad a cumplir con sus compromisos para proteger el clima por lo menos en la letra. La empresa construirá en Berlín una de las centrales de biomasa más grandes de Europa con una capacidad total de 190 Megawatios (MW). Una planta más pequeña (32 MW), más la co-combustión (260 MW) en cuatro plantas de carbón ya existentes, también están incluidas en el proyecto.

En los meses siguientes salieron a la luz pública con cuentagotas más detalles y las primeras dudas sobre el abastecimiento de las centrales de biomasa. En mayo de 2010 Vattenfall ya decía necesitar en Berlín 1,3 millones de toneladas de biomasa leñosa anuales, más de tres veces lo anunciado inicialmente (400.000 t / a). Desde entonces quedaba totalmente claro que es imposible conseguir toda esa biomasa en la región.

En Berlín y en el estado federal de Brandeburgo que rodea la capital ya existen 42 centrales de biomasa, las cuales junto con la industria maderera y la de celulosa y papel consumen prácticamente toda la biomasa leñosa disponible. Vattenfall indica que utilizará sobre todo residuos de madera como árboles de navidad, restos de las podas de los parques urbanos, etc. Además, sugiere el establecimiento de plantaciones de árboles de rápido crecimiento, e identifica para ellos unas 300.000 hectáreas potenciales alrededor de Berlín. Cabe mencionar que al sur de la ciudad ya existen extensos monocultivos industriales de pinos, incorrectamente denominados bosques.

Sin embargo, a finales de febrero del 2010, la prensa informó acerca de un acuerdo entre Vattenfall y la empresa Buchanan Renewables en Liberia para comprar e importar un millón de toneladas de chips de madera de caucho del país africano (4). El 9 de junio de 2010, la ONG alemana Salva la Selva (Rettet den Regenwald) comenzó una acción de protesta en su web en alemán firmada por 21.433 personas (5). Pero una semana después, Vattenfall AB de Estocolmo anunció la adquisición de una participación del 20% en Buchanan Renewables, equivalente a 20 millones de euros. Y la organización estatal sueca para el desarrollo Swedfund adquirió 10% adicionales en la empresa (6).

En los meses siguientes se hicieron oír cada vez más voces críticas. A partir del otoño de 2010, la ONG Powershift comenzó a organizar audiencias públicas y distribuyó un video sobre el proyecto de Vattenfall en Liberia (7). Vattenfall y el Senado de Berlín encargaron a la consultora IFEU y a la organización Forest Stewardship Council (FSC) evaluar las posibilidades de certificar el proyecto bajo diferentes “sellos verdes”. El estudio resultante confirmó varios problemas, limitaciones y conflictos (8). Sin embargo llegó a la conclusión de que la certificación era posible bajo los sellos industriales FSC, ISCC, PEFC y RSB.

El 15 de abril de 2011, Vattenfall Europe y el Senado de Berlín firmaron un “Acuerdo de Sostenibilidad para la Provisión de Biomasa” (9). El documento es una cortina de humo. No contiene datos concretos ni medidas sobre cómo garantizar la "sostenibilidad" reclamada. Vattenfall y sus socios indican que dos terceras partes de los árboles de caucho en Liberia son viejos e improductivos y tienen que ser reemplazados. La cosecha de la madera generaría ingresos para la población y crearía divisas para el país. Y aún a pesar de tener que transportar la biomasa 6.000 kilómetros desde Liberia a Alemania, seguirían ahorrando gases de efecto de invernadero.

Buchanan Renewables fue fundada en 2008 por inversionistas norteamericanos, entre ellos el multimillonario canadiense John McCall MacBain. Inicialmente, la empresa cosechaba árboles en las fincas de campesinos. Muchos de ellos han plantado árboles de caucho en los linderos para delimitar sus fincas; una práctica común en un país donde poca gente cuenta con documentos catastrales de sus propiedades. La tala de árboles por parte de la empresa provoca numerosos problemas y descontento en la población. El negocio se basa principalmente en acuerdos verbales poco claros, arbitrariedades sobre las especies y los volúmenes de madera cosechados, destrozos en los cultivos colindantes, falta de pagos, etc.

Negociar con cientos de campesinos individuales - cada uno de ellos dueño de unos pocos árboles cosechables - no es tarea fácil, y difícilmente logra los grandes volúmenes de madera planificados. Entonces, Buchanan Renewables comenzó con la tala mecanizada en las plantaciones industriales de caucho de la multinacional japonesa-estadounidense Bridgestone-Firestone, cerca de Kakata. Bridgestone-Firestone maneja allí la plantación de caucho más grande del mundo.

La situación en Liberia

Liberia es - después de años de dictadura y dos guerras civiles - uno de los países más pobres del mundo. La economía depende en gran medida de la exportación de mena de hierro, caucho y madera. En el país existen aproximadamente 260.000 hectáreas de plantaciones industriales de caucho. ONGs locales como SAMFU (10) e informes de la ONU (11) indican condiciones laborales y sociales catastróficas en las plantaciones, especialmente en las de Bridgestone-Firestone. Hay denuncias, entre otros abusos, de trabajo infantil, violencia y ausencia general de la ley. En el país se talan cada año alrededor de 200.000 hectáreas de selva tropical.

El suministro de energía de las familias en Liberia se basa en leña y carbón vegetal. De acuerdo con el Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas PNUD, el 99,5 por ciento de los habitantes cocina con leña. Las selvas tropicales, los manglares y los árboles viejos de caucho son la principal fuente. El abastecimiento se basa principalmente en miles de recolectores informales y pequeños comerciantes. Activistas locales informan que en los últimos dos años hubo un fuerte aumento de los precios de la leña y el carbón vegetal.

El Ministerio de Energía de Liberia, escribió en 2007 en el Plan de Acción de Energías Renovables (12), que "la escasez de leña se convierte en un serio problema en la mayor parte de Liberia, especialmente en el condado de Montserrado, alrededor de la capital Monrovia. A nivel nacional, anualmente se cosecha mucho más de lo que se puede sin gastar las reservas actuales y sin dañar el medio ambiente. (...) El uso de la biomasa forestal como fuente de energía se incrementará en relación con el crecimiento de la población rural y la pobreza. Si esta demanda no se abastece de una manera sostenible, en algún momento se llegará a la deforestación total, la degradación ambiental y, probablemente, la desertificación en Liberia".

El suministro de energía eléctrica es casi inexistente en Liberia. Quien puede maneja pequeños generadores propios de gasoil, una manera poco eficiente y altamente contaminante de producir electricidad. Sin embargo, existen planes estatales de reconstruir la red eléctrica. En 2009, Buchanan Renewables (BR) se llevó la concesión para construir y manejar una planta de biomasa de 34 MW para el suministro eléctrico de la capital Monrovia (13). Según el contrato de concesión, los costos del proyecto ascienden a 149 millones de dólares. El proyecto prevé el uso de madera de caucho como fuente de energía. Sin embargo, tres años más tarde, los trabajos de construcción no han comenzado, y Liberia sigue sin electricidad. En cambio, desde 2009, Buchanan Renewables comenzó a exportar astillas de madera de caucho a Europa.

El proyecto de Vattenfall en Liberia es el primero de este tipo en Alemania, pero despierta todas las alarmas. El uso de la biomasa a gran escala difícilmente se puede abastecer de fuentes locales. Lleva directamente a mercados globales y grandes plantaciones industriales. La expansión masiva del uso de biomasa aleja la posibilidad de implementar soluciones realmente sostenibles, como el ahorro y uso eficiente de energía. Bajo el pretexto de la crisis energética y el cambio climático lo que se está haciendo es un uso corporativo para controlar la tierra, el agua, la biodiversidad, la agricultura... y la vida.

Por Klaus Schenck, Salva la Selva, correo electrónico: gro.dlawneger@sualk

Notas:

(1) Ver aquí
(2) Ver aquí
(3) Ver aquí
(4) Ver aquí
(5) Ver aquí
(6) Ver aquí
(7) Ver aquí
(8) Ver aquí
(9) Ver aquí
(10) SAMFU, 2008: "The heavy load – A demand for fundamental changes on the Bridgestone/ Firestone rubber plantation in Liberia", ver aquí

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- Brasil: monocultivo de árboles, la nueva tendencia en las plantaciones para biomasa

Un nuevo ciclo de expansión: plantaciones para carbono y biomasa

En el contexto de los esfuerzos que realiza Brasil para convertirse en una potencia económica mundial, el Secretario de Asuntos Estratégicos del nuevo gobierno de la presidenta Dilma Roussef ha publicado un nuevo informe al cual tuvieron acceso los medios brasileños en marzo de este año. El informe anunciaba que la nueva política gubernamental consistía en duplicar el área destinada a plantaciones de árboles hasta llegar a 15 millones de hectáreas, haciendo pasar de 7.000 a 25.000 millones de dólares la participación del país en el mercado. Mientras el primer ciclo de expansión se refería especialmente a la producción de celulosa y papel, esta vez el gobierno apunta a expandir las plantaciones para otros fines. El problema más urgente es que para lograr ese objetivo se necesitan miles de millones en subsidios, más de lo que el gobierno está dispuesto a aportar.

En ese sentido, la atención internacional que concita la crisis climática permite al sector empresarial y al gobierno presentar bajo un ángulo diferente la necesidad de subsidios, especialmente para plantaciones “renovables” de carbono, que sin embargo aportan dudosos beneficios climáticos. Por ejemplo, en el estado de Minas Gerais la compañía Plantar fue una de las primeras en ofrecer créditos de carbono a través de un proyecto MDL (Mecanismo de Desarrollo Limpio) basado en plantaciones renovables de eucaliptos que, irónicamente, están destinados a ser quemados, con lo cual devolverán a la atmósfera todo el CO2 que habían almacenado. El carbón resultante es la fuente de energía de la fundición de hierro de Plantar.

Otro ejemplo es el de las empresas Fibria y Suzano Papel e Celulose, que piensan vender créditos de carbono gracias al carbono almacenado en sus plantaciones, por intermedio del Chicago Climate Exchange (CCX), un sistema bursátil para comercializar créditos de carbono, fundado en 2003. Una vez más, este mecanismo se refiere a los depósitos temporarios de carbono, y no a los permanentes, que es lo que se necesita para combatir la crisis climática. El gobierno brasileño también ha intentado obtener subsidios por medio de un nuevo instrumento aprobado a nivel de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), llamado “bosques en extinción”. Este instrumento permitiría que las viejas plantaciones de árboles recibieran dinero del mercado de carbono para que pudiesen ser replantadas.

Una de las últimas novedades es el proyecto de Suzano Papel e Celulose de realizar grandes plantaciones de eucaliptos para producir biomasa de madera en el nordeste de Brasil. Suzano es una empresa privada que funciona desde hace 85 años. Es el segundo productor de pasta de madera del mundo, con cinco fábricas de celulosa en Brasil, ubicadas en los estados de San Pablo y Bahía, que produjeron en 2008 2,7 millones de toneladas de pasta y papel. Hoy en día controla 722.000 hectáreas de tierra donde hay 324.000 hectáreas de plantaciones de eucaliptos, en los estados de Bahía, San Pablo, Espíritu Santo, Minas Gerais, Tocantins y Maranhao. La empresa tiene el ambicioso plan de llevar a 7,2 millones de toneladas su producción de pasta para papel, por medio de tres nuevos complejos industriales: uno en cada uno de los estados de Maranhao y Piauí, y el tercero en un lugar aún no especificado.

Las plantaciones para biomasa de Suzano

Suzano tiene planes aún más ambiciosos: invertir en un nuevo tipo de plantaciones, las plantaciones para biomasa. Para lograrlo, el Grupo Suzano creó, a mediados de 2010, una nueva empresa llamada Suzano Energia Renovável (Suzano Energía Renovable). La inversión propuesta es de 1.300 millones de dólares e incluye cinco unidades de producción de pellets de madera, con una capacidad de producción total de 5 millones de toneladas de ese combustible de biomasa. La primera etapa consiste en adquirir tierras y construir tres unidades de producción de pellets de un millón de toneladas cada una, las cuales empezarían a funcionar en 2013. Suzano espera lograr un ingreso líquido de 500 millones de dólares en 2014, y ya ha asegurado contratos de venta por 2,7 millones de toneladas. En agosto de 2010, Suzano y la empresa británica MGT Power Ltd firmaron una carta de intención en ese sentido.

No se ha publicado información alguna sobre la ubicación exacta que tendrán esas plantaciones para biomasa en el Nordeste de Brasil, ni sobre la cantidad de hectáreas que será necesaria; sin embargo, en 2009 se realizaron plantaciones de prueba de eucaliptos y acacias en Piauí y Maranhao. El director de la compañía, André Dorf, declaró en 2010: “ya hemos realizado la prospección de las tierras y el proceso de adquisición continuará este año”, y afirmó también que el Nordeste “(...) tiene nuestra preferencia debido a la proximidad de importantes puertos que facilitan el flujo de la producción, dado que nuestro objetivo es aprovisionar el continente europeo”.

Las plantaciones para biomasa son muy diferentes de las plantaciones para la producción de celulosa. El ciclo de rotación es de dos o tres años, en lugar de los siete años habituales, y la densidad de la plantación es mayor. Contrariamente a las plantaciones para la producción de pasta y papel, que requieren un máximo de celulosa y un mínimo de lignina (el “adhesivo” del árbol), las plantaciones para fines energéticos requieren un máximo de lignina. Según el director André Dorf, se necesitan unas 30.000 hectáreas para producir un millón de toneladas de pellets de madera. Considerando que Suzano pretende producir 5 millones de pellets por año, necesitará un total de 150.000 hectáreas de tierra.

La adquisición de tierras para la plantación de eucaliptos para celulosa ya está provocando problemas en el Nordeste de Brasil. En esa región, por ejemplo, las comunidades quilombolas siguen peleando para que sean reconocidos sus derechos sobre sus territorios tradicionales. Inaldo Serejo, coordinador de la Comisión Pastoral de la Tierra (CPT) de Maranhao, afirma en una entrevista que “se está produciendo una expansión en Maranhao; por ejemplo, compañías como Suzano Papel e Celulose han estado comprando inmensas extensiones de tierras, hoy ocupadas por comunidades tradicionales, para plantar eucaliptos”. Por consiguiente, cabe suponer que los problemas aumentarán con la expansión de las nuevas plantaciones para biomasa.

La resistencia al monocultivo para biomasa en Brasil

El Movimiento de Pequeños Agricultores (MPA), uno de los principales movimientos campesinos del Nordeste de Brasil, y los miembros de La Vía Campesina Brasil, luchan desde hace años contra la expansión de los monocultivos de árboles, realizando manifestaciones y otras acciones de protesta. Raul Krauser, de la coordinación nacional del MPA, explica las razones de esa resistencia: “La expansión de los monocultivos de eucaliptos ya ha acumulado una lista de impactos sobre las vidas de los campesinos: adquisición de grandes campos improductivos que deberían ser destinados a la reforma agraria; aumento del precio de la tierra en toda la región; las compañías están rodeando a las comunidades campesinas y las presionan para que vendan sus tierras; las familias tienen miedo de quedar aisladas en una zona de plantaciones y, debido a la persecución de las empresas y las élites locales, venden sus tierras; las economías locales empeoran, aumentan el hambre, la violencia y el deterioro social; las organizaciones que se oponen a esta expansión son criminalizadas por las empresas y por el ‘Estado brasileño', que les da subsidios, incentivos fiscales, apoyo económico, militar, jurídico y hasta moral, con lo cual hace creer que quien está en contra de esos mega-proyectos también está en contra del desarrollo. Si se considera la fragilidad del bioma de la caatinga, las previsiones sobre el cambio climático para la región, (...) los impactos en el Nordeste van a ser mucho más fuertes que los que hemos visto en otras regiones del país. Se prevé que algunas comunidades campesinas quedarán destruidas, lo cual provocará de inmediato una disminución de la producción de alimentos que hará peligrar el abastecimiento local, de modo que la sociedad entera se verá afectada”.

Krauser también dice: “Estamos totalmente en contra de esta expansión; si bien la quema de madera se considera menos contaminante, la producción de esa madera es muy peligrosa y muy mala para la vida de los campesinos y demás comunidades, mala para el desarrollo del país. Tenemos casos suficientes para probar que, donde entra el monocultivo de árboles, aumentan el hambre, la miseria, las desigualdades sociales. El supuesto desarrollo sustentable no va con el monocultivo de árboles en los países tropicales. Lo que cuentan las compañías es pura ilusión”.

Según las últimas informaciones publicadas en el sitio web de Suzano, el informe sobre el primer trimestre de 2011 dice que “La empresa está evaluando alternativas para estructurar el capital de Suzano Energía Renovável”; esto es señal de que la empresa todavía no ha logrado financiación suficiente para ejecutar plenamente el proyecto.

Consideraciones finales sobre las consecuencias del monocultivo de biomasa

Como lo muestra la experiencia de Brasil en cuanto al monocultivo industrial de árboles, la expansión de dicho modelo tiene grandes posibilidades de provocar conflictos. En el caso del Nordeste, los principales problemas son la expulsión directa e indirecta de los campesinos locales que pueblan la extensión de 150.000 hectáreas destinada a las plantaciones, y la pérdida de recursos hídricos que provocarán dichas plantaciones de crecimiento rápido. Éstas serían probablemente las primeras plantaciones comerciales, de Brasil y del mundo, con un ciclo de rotación tan corto. Y todo eso en una región, el Nordeste brasileño, tradicionalmente afectada por largos períodos de sequía.

Este ejemplo muestra, una vez más, que la única forma de comenzar a resolver la crisis climática mundial es reducir drásticamente las emisiones de carbono del Norte. El establecimiento de grandes plantaciones industriales de árboles en base a un modelo agrícola tradicional, y el transporte de pellets de madera a través del océano para hacer funcionar las centrales eléctricas del Reino Unido, no son más que otra falsa solución que crea simultáneamente nuevos problemas para las comunidades locales del Nordeste de Brasil.

Artículo adaptado del original redactado por Winnie Overbeek, publicado en línea con el mismo título por Corporate Watch.

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- El MDL no reduce las emisiones; dejar los combustibles fósiles bajo tierra sí

El mes pasado estuve en Bangkok, en una reunión sobre los mercados de carbono en el sudeste asiático. Resultaba irónico estar discutiendo sobre una falsa solución al cambio climático mientras grandes extensiones de Tailandia estaban bajo agua y la inundación amenazaba la capital. (Si bien no se puede decir que esta inundación en particular haya sido causada por el cambio climático, sí se puede afirmar que las inundaciones de este tipo serán más frecuentes a medida que aumente la temperatura del planeta).

La reunión de Bangkok había sido organizada por CDM-Watch y por Focus on the Global South; los participantes venían de Indonesia, Malasia, Filipinas, Tailandia, Vietnam, Birmania y Camboya. Allí se identificaron dos problemas que conllevan los proyectos de Mecanismo de Desarrolo Limpio (MDL):

1. Dado que el MDL es un mecanismo para el comercio de carbono, no reduce las emisiones.

2. Varios proyectos MDL son en sí mismos destructivos y tienen graves impactos en las comunidades locales y su entorno.

“El MDL nunca tuvo el objetivo de reducir las emisiones”, dijo Jacques-Chai Chomthongdi, de Focus on the Global South. “Peor aún es el hecho de que no existen medidas para combatir los efectos sociales y ambientales negativos.”

International Rivers ha estado verificando desde hace varios años que los proyectos hidroeléctricos del MDL no son adicionales, porque de todos modos se habrían realizado, aun sin ayuda del MDL. En la reunión de Bangkok, Carl Middleton, de la universidad de Chulalongkorn, habló de la represa de Kamchay, en Camboya, que está siendo validada como proyecto MDL. En 2006 el proyecto obtuvo el financiamiento del banco China Exim, y está previsto que la construcción se termine este año. “Es imposible suponer que ese proyecto sea adicional”, comentó Middleton. La represa inundará 2.000 hectáreas de tierras, incluida una parte del Parque Nacional de Bokor. “En ningún momento se ha comunicado la intención de resolver los graves impactos ambientales que tendrá”, agregó Middleton.

International Rivers mantiene una base de datos de los proyectos hidroeléctricos que pasan por el MDL. Hasta el 29 de octubre de 2011, 1.975 proyectos hidroeléctricos, de una capacidad de 86.439 MW, habían solicitado créditos MDL, de los cuales más de dos tercios están en China.

Nichakan Yuenyao es una investigadora perteneciente a una comunidad afectada por un proyecto de energía a partir de biomasa, en la provincia de Surin, Tailandia. Habló de los impactos que la comunidad está sufriendo como resultado de este supuesto proyecto de “desarrollo limpio”. Explicó que la contaminación del aire era un problema, y provocaba enfermedades pulmonares y afecciones de la piel. Un aldeano le dijo que debía mantener las puertas y ventanas cerradas todo el día, para evitar que el polvo invadiera su casa. También el ruido es un problema y, después de cuatro años de actividad, la central a base de biomasa ha afectado las reservas de agua de los pobladores.

Otro de los oradores fue Patrick Bürgi, uno de los fundadores de la compañía de comercialización de emisiones South Pole Carbon Asset Management. “Algunos de esos impactos ambientales podrían ser resueltos fácilmente, por ejemplo instalando mallas antipolvo o rociando con agua”, dijo. “El problema es que no existe ningún mecanismo que obligue a hacerlo”, añadió, opinión sorprendente en boca de un promotor de proyectos MDL.

Durante su presentación, Bürgi explicó que “el MDL sirve para transferir dinero del mundo desarrollado al mundo en desarrollo, para financiar proyectos que contribuyan a mitigar el cambio climático”. Como esto no es cierto, pedí a Bürgi que confirmara que, de hecho, el MDL no reduce las emisiones porque se trata de un mecanismo para comercializarlas. Puede que las emisiones se reduzcan en un lugar, pero la venta de créditos de emisión permite que la contaminación continúe en otro lugar. El MDL es, “en el mejor de los casos, un ejercicio de sumatoria cero”, como dijo en 2009 el entonces presidente del Consejo Directivo del MDL, Lex de Jonge.

Además de Bürgi, estaban en el panel Bo Riisgaard Pedersen, del Ministerio danés de Clima y Energía, y Sudeep Kodialbail, de la SGS, una entidad de validación de proyectos del MDL. Si bien asintieron con la cabeza, se mostraron reticentes a reconocer explícitamente que el MDL no reduce las emisiones. Kodialbail terminó reconociendo que así era, o algo semejante: “En el sitio web de la CMNUCC, es muy interesante ver que no usan la palabra reducir, sino la palabra estabilizar”, dijo.

Al oír esto salté de mi asiento y grité: “No las reduce. ¿Podemos ponerlo en letras grandes? El MDL no reduce las emisiones. Es así. El MDL no reduce las emisiones. ¿Estamos todos de acuerdo?”

Resultó que sí lo estábamos. “Tiene toda la razón cuando dice que el MDL no produce por sí mismo una reducción neta de las emisiones”, contestó Bürgi.

A mi entender, el punto culminante de la reunión llegó cerca del final, cuando Jerome Whitington, de la Universidad Nacional de Singapur, habló de una propuesta en la que él y sus colegas estaban trabajando y que se refería a fijar un tope estricto a la extracción de energía fósil; dicho en otras palabras, un plan para eliminar gradualmente la extracción de carbón, petróleo y gas.

En 2007, antes de la conferencia de la ONU sobre el clima realizada en Bali, el periodista George Monbiot había sugerido algo semejante, y señaló que “las negociaciones de Bali no tendrán sentido alguno a menos que desemboquen en un programa para dejar los combustibles fósiles bajo tierra”. Cuatro años más tarde, y luego de que la emisión de gases de efecto invernadero hubiera batido todos los récords el año pasado, sería hora de tomar en serio esa solución tan sencilla para evitar que el cambio climático se vuelva incontrolable.

Por Chris Lang

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- Las falsas soluciones al cambio climático incentivan el acaparamiento de tierras en África

La semana próxima tendrá lugar en Mali una conferencia internacional campesina para detener el acaparamiento de tierras. Organizada por La Vía Campesina, su objetivo es escuchar y aprender lo que opinan campesinos y campesinas locales, principalmente de los países africanos, sobre el acaparamiento de tierras, así como aunar esfuerzos para oponerse a ese proceso y elaborar las estrategias futuras.

Pocos días después, en Durban, Sudáfrica, miles de representantes de gobiernos, grandes compañías contaminantes y grandes ONG conservacionistas, pero también personas que luchan por la justicia climática, se reunirán para la 17ª Convención de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.

En los países del Sur, el acaparamiento de tierras se está produciendo a un ritmo alarmante. En África, la tendencia es escandalosa: ¡en 2009 se comercializaron 60 millones de hectáreas de tierras! (1) Gobiernos extranjeros, fondos de pensión, magnates y grandes empresas están comprando enormes extensiones para establecer monocultivos, que van desde las plantaciones de árboles a la agricultura industrial, e incluso para especulación financiera.

Dentro de la Convención de la ONU sobre el Cambio Climático (CMNUCC ) se está construyendo el marco para consolidar y ampliar el acaparamiento de tierras. Los gobiernos y las empresas allanan el camino para seguir funcionando como hasta ahora, en lugar de ocuparse seriamente del cambio climático y reducir drásticamente las emisiones de carbono. Demasiada energía y demasiado dinero se ha gastado ya para crear y promover soluciones falsas a dicho problema.

Como dice La Vía Campesina en su “Llamamiento a Durban”, en el contexto de la CMNUCC “a los países desarrollados y las empresas contaminantes (que son históricamente responsables de la mayor parte de emisiones de gases de efecto invernadero) se les permiten todo tipo de artimañas para evitar reducir sus emisiones. Por ejemplo, el mercado del carbono y los mecanismos de compensación de las emisiones de carbono permiten a esos países y empresas que continúen contaminando y consumiendo de manera normal mientras pagan pequeñas sumas de dinero para ayudar a las personas pobres de los países en vías de desarrollo a que reduzcan sus emisiones. Pero lo que realmente sucede es que las empresas se benefician por partida doble: continúan contaminando y vendiendo falsas soluciones. Mientras tanto, con la Reducción de las Emisiones derivadas de la Deforestación y la Degradación Forestal (REDD), los más pobres son privados de muchos de sus derechos sobre el uso de bosques y tierras comunales, mientras que emergen usurpadores que se hacen con grandes extensiones de terreno desalojando a los campesinos para traficar con bonos de carbono.”[2]

Las falsas soluciones al cambio climático están facilitando el acaparamiento de tierras en el Sur. Se desplazan comunidades y se ocupan territorios con monocultivos de árboles para que sirvan como sumideros de carbono, o para comercializarlos en forma de pellets de madera para producir energía o, en el caso de la palma aceitera, para fabricar combustible.

En África, se están multiplicando los conflictos relacionados con las plantaciones industriales de árboles. Un caso reciente es el de la compañía británica “New Forests Company”, responsable de la expulsión forzosa de 22.500 personas para establecer en sus tierras plantaciones como sumideros de carbono.

También las plantaciones de palma aceitera están causando numerosos conflictos en países como Liberia, Camerún, Uganda y Ghana, entre otros. Por ejemplo, en Liberia, la compañía malaya Samy Darby, que recibió en concesión 220.000 hectáreas para realizar plantaciones de palma aceitera, fue acusada por las comunidades locales de “estar realizando desmontes, destruyendo sitios sagrados, arrasando cultivos, construyendo diques en arroyos y ríos, rellenando pantanos, destruyendo cementerios, contaminando fuentes de agua potable, desplazando por la fuerza a las personas sin darles una compensación adecuada, plantando y cultivando palma aceitera e incluso estableciendo un enorme vivero de palma aceitera sin nuestro consentimiento previo, libre e informado”. (3)

En Camerún, la empresa estadounidense SG Sustainable Oils (SGSO) planea establecer una plantación de palma aceitera de 30.000 hectáreas en la región suroeste, en una zona inmediatamente adyacente al Parque Nacional de Korup y a la Reserva Forestal de Rumpi Hills, y otra, de 40.000 ha, al este de la anterior y contigua al Parque Nacional Bakossi y a la Reserva de Fauna de Banyang Mbo. Las denuncias dicen que “las plantaciones de palma aceitera desplazarán y perturbarán la situación económica y social de más de 30 aldeas (más de 3.000 personas). Su cultura y su estilo de vida están estrechamente ligados a esos bosques, que les proveen agua limpia, alimento e importantes posibilidades de ingresos. La mayoría de esos aldeanos dependen de la agricultura para alimentar a sus familias y ganarse la vida. No se sabe cómo se los indemnizará por la pérdida de su bosque y sus granjas. Algunos documentos sugieren que las aldeas serán reinstaladas, o que se les permitirá permanecer donde están pero quedarán rodeadas por plantaciones de palma”. (4)

La Reducción de Emisiones derivadas de la Deforestación y la Degradación de los Bosques (REDD) es una de las soluciones falsas más recientes, y también servirá para acrecentar el acaparamiento de tierras. Ya se ha informado de varios casos de comunidades expulsadas o desplazadas de sus territorios, o de comunidades que ven sus derechos de uso de la tierra y los bosques amenazados por proyectos REDD.

La reciente publicación del WRM sobre el proyecto piloto REDD emprendido por Conservation International y Walt Disney Company en la República Democrática del Congo, en las reservas de bosque de Tayna y Kisimba-Ikobo, describe los numerosos trastornos y violaciones de derechos que conllevan las iniciativas de este tipo. El informe dice: “Hemos podido determinar que el consentimiento para la implementación del proyecto REDD en la reserva de Kisimba-Ikobo tiene numerosas deficiencias y que, en el mejor de los casos, es sólo parcial. Además, el proceso sólo logró profundizar un conflicto en el que están en juego los derechos de uso de la tierra y el bosque. Parte de la comunidad se opone al proyecto REDD porque no hace sino reforzar la creación de una reserva ‘comunitaria' que, en realidad, ha privado a dichas comunidades de sus derechos ancestrales a las tierras y los bosques. En una carta recientemente dirigida al gobernador de la provincia por las comunidades descontentas, éstas afirman que se oponen al proyecto REDD porque no respeta sus derechos sobre la tierra y porque no se les dio la posibilidad de expresar sus reclamaciones.

Una parte importante de la población de Kisimba e Ikobo, que ya se había opuesto a la creación de la reserva natural y se opone ahora al proyecto REDD, está siendo aún más marginalizada. Los promotores del proyecto REDD parecen simplemente ignorar que esa parte de la población no dio su consentimiento al proyecto, y no están haciendo nada para tratar de resolver el conflicto”. (5)

Las falsas soluciones propuestas para resolver el problema del cambio climático no sirven más que para distraer la atención, y pueden incluso ser criminales. Ya es tiempo de ser conscientes de que la única solución real es que los países contaminantes reduzcan las emisiones de carbono en su origen.

Por Teresa Pérez, WRM, correo electrónico: yu.gro.mrw@paseret

Notas:

(1) Ver aquí
(2) Ver aquí
(3) Carta de protesta dirigida a la Mesa Redonda sobre el Aceite de Palma Sostenible (RSPO) en octubre por miembros y habitantes de las comunidades locales afectadas por el proyecto de otorgar a Sime Darby una concesión de 220.000 hectáreas para la plantación de palma aceitera en Liberia, ver aquí.
(4) Ver Boletín nº 165 del WRM.
(5) Publicación del WRM (en inglés): “Conservation International REDD pilot project: a different kind of Disney production”, ver aquí.

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- Brasil: detrás de la imagen verde - la mercantilización del bosque y los impactos sobre las comunidades locales en el Estado de Acre

El Estado de Acre, en la Amazonía brasileña, se hizo conocido en todo el mundo a finales de los años 1980 por la lucha por justicia social y ambiental de Chico Mendes. Estos últimos años, el Estado ganó destaque nuevamente en Brasil y en el ámbito internacional, pero de una forma bastante diferente. Se trata de la propaganda en torno a un modelo ‘verde' de desarrollo, impulsado por un ‘gobierno del bosque' y basado en el llamado ‘manejo sustentable' del bosque y en la venta de servicios ambientales. Hoy se cuenta una historia positiva y ‘verde' de este Estado.

Sin embargo, algunos datos y hechos de la realidad de Acre sobre su política forestal apuntan hacia otra historia que incluye: (1) la continuación de la explotación maderera del bosque y otras actividades productivas empresariales; (2) el ‘bosque en pie' degradado por el corte selectivo de maderas nobles, como una nueva fuente de ganancias, y ‘vendido' también a través de ‘servicios ambientales' como REDD+; (3) mayores dificultades y más restricciones a los pueblos del bosque, en especial a los que luchan por la libertad y la autonomía en la conservación del bosque, del que dependen para seguir viviendo.

En primer lugar, un dato importante es que entre 2003 y 2010, según el instituto federal responsable de la reforma agraria INCRA, los pequeños propietarios de Acre vieron cómo se reducía su ocupación del territorio del 27% al 17% de las tierras registradas. En 2003, 19.200 familias ocupaban 1.100.000 hás. y en 2010, 23.500 familias ocupaban 1.388.000 hás. de tierras. Al mismo tiempo, la concentración de la tierra aumentó . En 2003, 444 propietarios controlaban 2,8 millones de hás. de tierras; en 2010, 583 propietarios ocupaban 6,2 millones de hectáreas de tierras, el equivalente al 78,9% del total de las tierras registradas en ese año. Contribuyó a este proceso de reconcentración la legalización de tierras, que habían sido ocupadas ilegalmente por grandes propietarios a través del Programa ´Terra Legal´.

Otro dato relevante es el incentivo a la explotación maderera en las unidades de conservación de uso directo, principalmente para extraer madera para exportación, un negocio que en Acre ha aumentado en los últimos años, llegando a cerca de 1 millón de m3 en 2010, un incremento del 400% desde el comienzo del “gobierno del bosque”. Mientras tanto, en otros Estados de la Amazonía la explotación maderera se redujo a la mitad. Tanto la actividad maderera como la cría extensiva de ganado, que también tuvo un incremento colosal – de 800 mil cabezas en 1998 a más de tres millones de cabezas en 2010– son actividades comprobadamente destructivas para el bosque. Para empeorar las cosas, otro proyecto de gran impacto climático como es la explotación de gas y petróleo está entre los planes del gobierno.

En segundo lugar, la actividad maderera en expansión, llamada ‘sustentable', amenaza directamente la supervivencia de las poblaciones locales. Un ejemplo es la situación vivida por la comunidad São Bernardo. En su territorio, cubierto de bosque, la empresa ‘Laminadas Triunfo' ejecuta los ‘planes de manejo forestal sustentable' en asociación con las haciendas Ranchão I y II. La base legal para la explotación maderera de caucho sería un acta que las familias tuvieron que firmar en el Ministerio Público Estadual por la que dan su acuerdo al manejo ‘sustentable' de la empresa. Al mismo tiempo, se les presiona para que salgan de allí. Algunas familias terminan yéndose pero otras se niegan a hacerlo porque saben que la vida en la ciudad no les ofrece ninguna perspectiva sino que, por el contrario, significa desempleo y miseria.

Las familias que resisten en la región en la que viven desde hace muchos años denuncian la degradación de los cuerpos hídricos (igarapés) de la región, la escasez de caza, la destrucción del bosque y de las carreteras por la continua extracción de madera por parte de ‘Laminadas Triunfo', una empresa que inclusive tiene el sello verde del FSC, obtenido para otras regiones supuestamente con ‘manejo sustentable'. Mientras que las familias suelen tener hoy superficies de bosque de hasta 800 hectáreas para la actividad cauchera y de otro tipo, la empresa les ofrece a cambio una superficie de apenas 75 hectáreas por familia, en lugares distantes y degradados por la expansión de la pecuaria extensiva de corte. La lucha de esas familias es para implantar una reserva extractivista con autonomía para que puedan conservar el bosque y mantener y fortalecer su modo de vida, sin basarse en la extracción de madera. El proceso para crear la reserva está en curso desde 2005.

Otro elemento importante es la experiencia del gobierno estadual con un proyecto de venta de servicios ambientales que se está aplicando y que fue llamado ‘Fogo Zero' (fuego cero). A cambio de unos US$ 60 mensuales, las familias ya no pueden hacer fuego, ni siquiera mantener su costumbre de fuego controlado para sus cultivos de subsistencia que garantizan su seguridad alimentaria y son esenciales para la soberanía alimentaria. Se trata de una violación grave al derecho a la alimentación de esas poblaciones.

El ‘Fogo Zero' parece ser solo un primer ensayo, en lo que depende de la ley 2.308, aprobada en 2010 por la asamblea legislativa de Acre, que crea el Sistema Estadual de Incentivos a los Servicios Ambientales, que incluye desde el carbono hasta la llamada ‘sociobiodiversidad'. Con el argumento de que la protección solo se logra dando valor a la naturaleza, el riesgo real de este tipo de legislación es que el mercado nacional, pero principalmente el internacional, comienza a aproximarse y a controlar el territorio del Estado con el aval del gobierno estadual, el cual se responsabiliza de todo el sistema de regulación, registro, validación, medición y control de supuestos servicios generados, absorbiendo una parte significativa del dinero que se recaude. Se trata de una mercantilización detallada de la naturaleza, con lenguaje y prácticas apenas accesibles a un grupo selecto (ONG ambientalistas internacionales ‘de mercado', consultores y empresas), pero inaccesibles para la población en general, especialmente para los pueblos del bosque.

Para discutir todos estos temas, entre el 3 y el 7 de octubre de 2011 se organizaron en Río Branco, capital de Acre, visitas de campo y un encuentro llamado “Servicios Ambientales, REDD y Fondos Verdes del BNDES: ¿Salvación de la Amazonía o Trampa del Capitalismo Verde?”

El encuentro tuvo como resultado una carta. En ella, se afirma, entre otras cosas, que “Los destructores serían ahora los grandes defensores de la naturaleza. Y a quienes históricamente garantizaron la conservación natural se los muestra ahora como depredadores y por ello son criminalizados. No sorprende, por lo tanto, que recientemente el Estado haya hecho más ostensible la represión, la persecución e incluso la expulsión de las poblaciones locales de sus territorios.”

Se afirma también que “En São Bernardo, pudimos constatar que se atiende a los intereses de las madereras en detrimento de los intereses de las poblaciones locales y de la conservación de la naturaleza”.

Al respecto de programas como el ‘Fogo Zero', se afirma que “Dichas poblaciones inclusive pueden permanecer en la tierra pero no pueden usarla de acuerdo a su modo de vida. Su supervivencia no estaría garantizada por los cultivos de subsistencia – convertidos en amenaza para el buen funcionamiento del clima del planeta -, sino por ‘becas verdes' que, además de insuficientes, se pagan para mantener la civilización del petróleo.”

Sobre la ley de servicios ambientales, antes mencionada, se afirma que “genera ‘activos ambientales', como el mercado de carbono”, y que “por ley, la belleza natural, la polinización de insectos, la regulación de lluvias, la cultura, los valores espirituales, los saberes tradicionales, el agua, las plantas e inclusive el propio imaginario popular, todo pasa a ser mercadería.”

“Al hacer posible la compra del ‘derecho a contaminar', los mecanismos como REDD obligan a las denominadas ‘poblaciones tradicionales' (ribereños, indígenas, quilombolas, cortadoras de coco, caucheros, etc.) a renunciar a la autonomía de la gestión de sus territorios.”

La carta también denuncia un acuerdo de negocios de carbono, que involucra al estado de California en EEUU, que compraría créditos de carbono, y a Chiapas en México y Acre en Brasil, que proporcionarían dichos créditos.La región de Amador Hernandez ya enfrenta un proyecto REDD+ resultante de esta ‘sociedad' ( ver aquí): “Conscientes de los riesgos que tales proyectos traen, rechazamos el acuerdo de REDD entre California, Chiapas y Acre, que ya causó serios problemas a comunidades indígenas y tradicionales, como las de la región de Amador Hernández, en Chiapas, México.” Mientras tanto, comunidades en California siguen enfrentando los impactos ocasionados sobre su salud para que las empresas contaminadoras en California puedan seguir contaminando a cambio de la compra de créditos de carbono del proyecto de México y en el futuro de Acre.

Por último, las organizaciones declaran que “Finalmente, dejamos aquí nuestra reivindicación por la atención a las siguientes demandas: reforma agraria, homologación de tierras indígenas, inversiones en agroecología y economía solidaria, autonomía de gestión de los territorios, salud y educación para todos, democratización de los medios de comunicación. En defensa de la Amazonía, de la vida, de la integridad de los pueblos y de sus territorios, y en contra de REDD y de la mercantilización de la naturaleza. Estamos en lucha.”

Por Winfridus Overbeek, WRM, correo electrónico: yu.gro.mrw@einniw

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- India: los bosques y las plantaciones de árboles en los sistemas de compensación de carbono

Los nuevos mecanismos de REDD y REDD+ creados en el debate sobre el cambio climático han contribuido a aumentar la mercantilización de los bosques, dado que esos sistemas asociados a la mitigación del clima y a sistemas de manejo forestal permiten mayor movilidad e intercambios a través de países y continentes, dicen Kanchi Kohli y Manju Menon, de la organización india Kalpavriksh, en la reciente publicación “Banking on Forests: Assets for a Climate Cure?”

Aun sin haber llegado a un acuerdo internacional, tanto REDD como REDD+ funcionan con un doble mecanismo financiero en el que el dinero proviene de subvenciones bilaterales o multilaterales voluntarias así como de un mecanismo basado en el mercado, según el cual el carbono de los bosques de un país puede ser comercializado para que otro país cumpla sus metas de emisión. El programa REDD impulsado por las Naciones Unidas (UN-REDD) afirma que se trata de un “esfuerzo por dar un valor financiero al carbono almacenado en los bosques, ofreciendo incentivos a los países en desarrollo para que reduzcan las emisiones de las tierras boscosas e inviertan en lograr un desarrollo sostenible por vías con bajo contenido de carbono”, mientras que el dinero de REDD+ se usa para mantener reductos de bosques y para generar nuevos “depósitos de carbono”, lo cual significa, en la práctica, establecer plantaciones de árboles. En ambos casos el objetivo final es conservar el carbono o crear sumideros de carbono.

El informe de Kalpavriksh explica que, en la India, la “Misión Nacional por una India Ecológica” (GIM en inglés), aprobada en febrero de 2011, forma parte del Plan de Acción Nacional sobre el Cambio Climático (NAPCC) y apunta a aumentar la cobertura forestal en 5 millones de hectáreas de tierras boscosas o no boscosas, así como a mejorar la calidad de dicha cobertura en otros 5 millones de hectáreas. Para lograrlo, la Misión se asociaría con programas ya establecidos, lo cual incluye los beneficios disponibles gracias a REDD+, el Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL) y otros mecanismos de mercado.

No sólo los bosques sino también otros ecosistemas serán considerados para aumentar la captura y el almacenamiento de carbono; eso incluye tierras dedicadas a muchos otros usos, como por ejemplo las tierras marginales. Sin embargo, las tierras que la GIM define como tierras agrícolas marginales o abandonadas se dedican a múltiples usos, no reconocidos formalmente, como el pastoreo, o forman parte de los ciclos de cultivo itinerante; si se las foresta se resentirá la situación socio-económica de las comunidades que dependen de ellas. Los pueblos del bosque, a través de sus movimientos, han señalado que los programas de forestación cambian la naturaleza de los ecosistemas y reducen directamente el acceso de los pueblos a los productos del bosque y al alimento para el ganado, privando a los habitantes del bosque y a los adivasi (pueblos indígenas) de parte de sus tierras o de todas ellas.

Los autores de la organización Kalpavriksh concluyen que “la GIM se muestra favorable y abierta a cualquier rumbo que tomen las negociaciones climáticas sobre el tema de los sumideros de carbono. En esa materia, el país está dispuesto a recibir dinero a través de subvenciones, del sector privado y de otros programas vinculados al carbono forestal”. También señalan que, desde 2009, los Departamentos Forestales estatales han estado recibiendo dinero recolectado en el transcurso de los años como compensación o pago del Valor Actual Neto en los casos en que los bosques han sido afectados a otros usos, como la minería, la expansión industrial o la construcción de infraestructuras. Ese dinero se usó en planes de forestación, como sucedió en el estado de Uttarakh, que ha asignado fondos para plantaciones por intermedio de los comités locales de Gestión Conjunta de Bosques. El estado de Karnataka también ha propuesto establecer plantaciones industriales e incluso plantas comerciales como las usadas para fabricar biocombustibles. Del mismo modo, los estados de Madhya Pradesh y de Himachal Pradesh han propuesto destinar respectivamente el 38,8% y el 28,4% de su presupuesto del Valor Actual Neto para 2010-2011 al establecimiento de plantaciones.

El informe de Kalpavriksh es concluyente: los diversos procesos que consideran los bosques como productos comerciales o como reservas para la conservación encuentran lugar en la GIM, que trata a los bosques como “un producto móvil e intercambiable, ya sea a escala nacional o mundial. Cada vez que cambia la unidad de medida, llega más dinero a los cofres de las oficinas forestales, con el pretexto de convertir los bosques o de conservarlos. La GIM también funciona bien en un sistema global en el que es posible ver los bosques como activos de los que se puede disponer, a determinado precio, para proveer créditos de carbono forestal a actores internacionales”.

Si bien es poco probable que a corto plazo se llegue a un acuerdo vinculante en materia de reducción de emisiones, muchos predicen que el mercado de carbono de REDD tiene futuro y que, por consiguiente, abrirá el camino a la mercantilización de los bosques de la India y a la expansión de los monocultivos de árboles.

Artículo basado en el informe: “Banking on Forests: Assets for a Climate Cure?”, de Kanchi Kohli y Manju Menon, Kalpavriksh, ver aquí, y en dos documentos de información : “Compensatory Afforestation and Net Present Value Payments for Diversion of Forest Land in India” y “Loss or Gain. The National Mission for a Green India”, de los mismos autores, enviados por Kanchi Kohli, correo electrónico: moc.liamg@ihled.hskirvaplak.

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PUEBLOS EN ACCIÓN

- Llamado a los donantes para que cesen de financiar proyectos REDD+

El 21 de setiembre pasado, Día Mundial de Lucha contra los Monocultivos de Árboles, la Plataforma No REDD, una coalición de grupos ambientalistas y de organizaciones de pueblos indígenas, lanzó un llamado a la comunidad donante internacional para detener la desviación de fondos destinados a la conservación y restauración de bosques y a la erradicación de la pobreza hacia proyectos de tipo REDD+, al tiempo que señalaba que “no existe casi ningún financiamiento para apoyar la detección, la documentación y el rechazo de los impactossociales y ambientales negativos de los proyectos REDD+”. La carta pretende alertar a los donantes e invitarlos a cubrir ese déficit financiero.

El grupo expresa su profunda preocupación ante el hecho de que los fondos para la conservación y restauración de los bosques y para la erradicación de la pobreza se están desviando hacia un mecanismo que sirve para mercantilizar y privatizar el aire, los bosques, los árboles y la tierra, y que adolece además de numerosos peligros y deficiencias inherentes imposibles de remediar.

Los proyectos REDD+ ya tienen graves impactos negativos sobre el medio ambiente y sobre los grupos sociales económica y políticamente marginados, como los pueblos indígenas, los pequeños agricultores, otras comunidades que dependen del bosque y las mujeres, para quienes el bosque cumple una función fundamental como forma de sustento. El incremento repentino del valor económico de las tierras boscosas, debido a la introducción de pagos por desempeño para su conservación, aumentará indudablemente el riesgo de conflictos por la tierra entre esas comunidades y otros grupos con mayor influencia económica y política, que verán la oportunidad de sacar partido de dichos pagos.

Los pagos basados en el rendimiento del almacenamiento de carbono forestal sólo tienen en cuenta una de las supuestas causas de la disminución de los bosques: la ausencia de una valoración económica adecuada de la parte que les corresponde en el almacenamiento de carbono en general. En cambio, no se atiende a otros factores directos e indirectos de la pérdida de bosques, como el no reconocimiento de los derechos territoriales de los pueblos indígenas, el consumo excesivo y el comercio de productos forestales, los incentivos contraproducentes como el subsidio a monocultivos de árboles y cultivos agrícolas con fines de exportación, la exploración y extracción de minerales, petróleo, gas o carbón, la cría de camarones, y las grandes obras de infraestructura tales como las represas hidroeléctricas.

Las más de 200 organizaciones que ya han firmado esa carta denuncian que “REDD+ no es un paso adelante sino una solución fundamentalmente errónea, síntoma de un problema más profundo. Es una distracción que el planeta – nuestra Madre Tierra – no tiene tiempo para atender. Deberíamos aprovechar los numerosos ejemplos exitosos de conservación y restauración de bosques, en vez de invertir miles de millones de dólares en un sistema no probado, incierto y discutible, que probablemente conspire contra los objetivos ambientales y sociales del régimen climático, en lugar de apoyarlos”.

La carta concluye diciendo: “Para abordar el problema del cambio climático y el de la desaparición de los bosques es necesario tomar medidas que contribuyan a una profunda transformación económica, ecológica y social. Para presentar todos los aspectos del tema REDD+ como parte de los esfuerzos por construir alianzas mundiales diversas y poderosas, capaces de contribuir a lograr la transformación que el planeta y sus habitantes necesitan, será necesario contar con el pleno apoyo de la comunidad caritativa, donante y filantrópica”.

La carta completa está disponible en WRM

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- Filipinas: manifestación contra la minería china en Palawan

El 10 de noviembre, pueblos indígenas y comunidades campesinas, junto a la organización popular ALDAW (Ancestral Land Domain Watch), se reunieron en la ciudad de Brooke's Point, en la isla de Palawan, para manifestar pacíficamente contra la visita de inversores chinos del Grupo Jinchuan (JNMC). El grupo chino se ha asociado con la corporación MacroAsia para la explotación y extracción de níquel.

El proyecto minero invade el territorio ancestral de pueblos indígenas y comunidades campesinas, así como zonas conservadas por la comunidad, y tendría graves impactos sobre las tierras agrícolas, las cuencas, los bosques primarios y secundarios de los que dependen esos pueblos, desde tiempos inmemoriales, para su subsistencia y el mantenimiento de su cultura.

Las Tribus Palawan de Brooke's Point y la red ALDAW se oponen a la asociación de MacroAsia y el grupo chino Jinchuan, y reclaman la cancelación inmediata del Acuerdo de Producción Mineral Compartida (MPSA) de MacroAsia en la municipalidad de Brooke's Point (Palawan). (Datos complementarios: aquí).

Por más información sírvase dirigirse a la Red Indígena ALDAW, correo electrónico: moc.liamg@krowtensuonegidni.wadla.

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- Camboya: ayudemos a los Kuy a salvar su bosque

En Camboya, unos 200.000 aldeanos, casi todos pertenecientes al pueblo indígena Kuy, intentan desesperadamente evitar la destrucción de Prey Lang (“Nuestro Bosque”), el último gran bosque primario de la península de Indochina. El gobierno camboyano ha otorgado una serie de concesiones a constructoras viales, empresas mineras y agroindustrias. Las topadoras arrasan el bosque para construir nuevas rutas, establecer plantaciones de caucho y abrir minas.

Los Kuy intentan convencer al gobierno que detenga la destrucción y les permita a ellos proteger y administrar Prey Lang, antes de que sea demasiado tarde. “Sin el bosque no hay vida. En lengua Kuy, Prey Lang significa “Nuestro Bosque”. Este bosque es de todos. Prey Lang es nuestro bosque, pero también es suyo. Usted puede ayudar a salvarlo”, dice Thai Bunleang, anciano Kuy, pequeño agricultor y activista de la red Prey Lang.

Para ayudarlos a salvar el bosque, sírvase visitar el sitio web de Cultural Survival en apoyo de la campaña: Hacer click aquí.

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- Mekong: petición internacional contra la represa de Xayaburi

Durante la primera semana de noviembre, International Rivers lanzó una petición internacional en la que exhorta a los Primeros Ministros de Laos y de Tailandia a cancelar los planes para construir la represa de Xayaburi. Esperan reunir la mayor cantidad posible de firmas, como forma de contribuir a presionar a dichos gobiernos antes de la próxima reunión del consejo de la Comisión del Río Mekong que tendrá lugar del 7 al 9 de diciembre próximo.

Podemos colaborar haciendo circular la petición en nuestras listas electrónicas y poniendo el vínculo de la página en nuestros sitios web. La petición se encuentra: aquí.

Por más información, dirigirse a Ame Trandem, International Rivers, correo electrónico: gro.srevirlanoitanretni@ema

Fuente: Boletín del WRM - Número 172 - Noviembre 2011

Temas: Crisis climática

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