España: No queremos que se vendan langostinos manchados con sangre

Idioma Español
País Europa

Los langostinos y camarones cultivados en los trópicos proceden de una industria insostenible que está agravando la pobreza y que ha generado conflictos armados en numerosos países donde se ha instalado.

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Sumario

España es un gran importador de langostinos cultivados en los trópicos. Una industria insostenible que genera pobreza y conflictos armados.

 

El ecosistema manglar es uno de los cinco sistemas naturales más productivos del mundo. Cumple con funciones ecológicas, sociales y económicas que benefician a las zonas costeras y a sus poblaciones. En el mundo este ecosistema es el sustento de millones de personas, pero la industria acuícola de langostinos tropicales (denominados camarones en numerosos países latinoamericanos) continúa destruyendo vastas extensiones de bosque de mangle, contaminando zonas húmedas, ríos y estuarios y provocando una alta pérdida de biodiversidad, aumentando así el empobrecimiento y el hambre en las zonas donde se ha instalado.

 

Concretamente en Ecuador, cerca de un millón de habitantes, familias de pescadores artesanales y mariscadoras dependen del manglar para sobrevivir. Pero a pesar de su importancia y de un marco legal de protección, más del 70% de este ecosistema ha sido destruido y remplazado por piscifactorías para la producción de langostinos tropicales.

 

A lo largo de los años, la acuicultura industrial ha robado y privatizado bienes de uso público y patrimonio forestal, hoy en día esta industria continúa cortando el paso por los caminos públicos e impidiendo el acceso de los pescadores artesanales y mariscadoras a sus zonas tradicionales de pesca.

 

Pero el daño de la industria acuícola no acaba aquí, en numerosos países las poblaciones afectadas, agricultores y pescadores artesanales y mariscadoras han tratado de resistir y protestar contra la expansión de esta industria. Lo que ha generado, en países como Ecuador, Honduras, Nicaragua, Guatemala, India o Bangladesh, la muerte de pescadores artesanales y de otros habitantes de las zonas costeras en manos de guardias de seguridad de las empresas acuícolas.

 

Además de muertes, también se han documentado heridos, detenciones irregulares, torturas, amenazas, así como acosos y violaciones repetidas en mujeres en varios países donde se asienta esta industria.

 

Muchas empresas camaroneras certificadas como ecológicas NO cumplen con los estándares relacionados con la responsabilidad social, NI con los derechos humanos, ocultando una vez más la realidad que se esconde tras la producción de langostinos, no sólo en Ecuador, sino en numerosos países del trópico.

 

España el principal importador de langostinos de la UE. No queremos que nuestros supermercados comercialicen estos langostinos -certificados o no- procedentes de una industria insostenible que está acabando con el sustento de muchos pueblos y que amenaza diariamente la vida de hombres y mujeres pescadoras y mariscadoras.

 

Detrás de la producción de la acuicultura industrial de langostinos hay historias que no pueden ser ignoradas, porque son las que ponen el verdadero sello a la producción de langostinos y camarones, es el sello de la destrucción de un territorio y el empobrecimiento de un pueblo.

Al firmar la petición estarás enviando esta carta a los principales distribuidores: Pescanova S.A., Grupo Amasúa S.A., Freiremar S.A., Frigoríficos Delfín S.A., Gambastar S.L., Ibérica de Congelados S.A., Confremar S.A., Froxá S.A. y Jaime Soriano S.A.

 

Fuente: Ecologistas en Acción

Temas: Pesca

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