Transición energética y comunidades indígenas: entre falsas soluciones climáticas y alternativas reales desde la visión indígena

Idioma Español
País Perú

REDD+ se ha convertido en una falsa solución climática, utilizada para maquillar la imagen de los mayores emisores de carbono del planeta, a costa de los pueblos que históricamente han protegido los bosques.

Desde los territorios indígenas del Putumayo, Loreto, Perú (Amazonía peruana), observamos con profunda preocupación cómo los compromisos asumidos por los Estados en las Conferencias de las Partes (COP) sobre cambio climático no están siendo cumplidos con la responsabilidad y coherencia que exige la crisis planetaria.

En espacios como la COP28 en Dubái y la reciente COP29 en Bakú, se proclama la urgencia de reducir el uso de combustibles fósiles como una medida crucial para frenar el calentamiento global. Sin embargo, en esos mismos escenarios, hemos sido testigos de negociaciones activas entre Estados y corporaciones para continuar —e incluso expandir— la prospección, producción y comercio de hidrocarburos (combustibles fósiles).   

Esta contradicción pone en evidencia una doble moral: mientras se firma por un futuro verde, se perpetúan los intereses económicos que aceleran la destrucción del planeta. Para los pueblos indígenas, guardianes de los últimos bosques primarios del mundo, estas incoherencias no solo son preocupantes, sino además una amenaza directa a nuestra vida, cultura y territorios.

Uno de los instrumentos más promovidos en estos foros internacionales es el mecanismo REDD+ (Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación de Bosques). En teoría, REDD+ busca mitigar el cambio climático mediante la conservación de los bosques tropicales. En la práctica, sin embargo, se ha convertido en una amenaza alarmante para los derechos territoriales de los pueblos indígenas.

En nuestras comunidades, han aparecido incontables Biopiratas del Carbono, empresas y consultoras que han impuestos algunos contratos, amparadas en la falta de información, asesoría legal en las comunidades indígenas y la debilidad de los marcos legales. Mediante este proceso se están apropiando de títulos de propiedad indígena o manipulando procesos de firma de contratos para controlar el carbono almacenado en nuestros bosques, arrebatando el control de bosques y recursos.

Muchos proyectos REDD+ se imponen sin consulta genuina, ignorando marcos internacionales como el Convenio 169 de la OIT y la Declaración de la ONU sobre Derechos de los Pueblos Indígenas. En varios casos, contratos fraudulentos transfieren no solo los derechos de negociación del carbono, sino también la representación política y legal de las comunidades a estas empresas. Como resultado, muchas comunidades indígenas que depositaron su confianza en los beneficios de REDD+ se sienten hoy estafadas, engañadas y traicionadas. 

Durante los periodos en que suscribieron estos contratos, muchas comunidades no pudieron usar el bosque para la caza, la pesca o la recolección tradicional, debido a las restricciones impuestas. A cambio, recibieron sumas irrisorias de dinero o trueque con ollas o algunos víveres, que no compensan el sacrificio que implicó cambiar sus formas de vida. Pasaron hambre, necesidades y, al final del año, no recibieron el pago prometido ni participaron en decisiones que afectaban su territorio.

REDD+ se ha convertido en una falsa solución climática, utilizada para maquillar la imagen de los mayores emisores de carbono del planeta, a costa de los pueblos que históricamente han protegido los bosques.

Los pueblos indígenas, quienes menos contribuimos al calentamiento global, pero más sufrimos sus impactos, cargamos las consecuencias. Nuestras tierras son codiciadas tanto para la explotación extractiva como para “soluciones” de mercado como REDD+, que privilegian el lucro sobre los derechos humanos.   

Frente a este panorama desalentador, los pueblos indígenas no solo resistimos, también proponemos. En el caso del pueblo Huitoto del Putumayo, en la Amazonía peruana, hemos decidido asumir la transición energética desde nuestros propios valores y conocimientos ancestrales.

A través de nuestra organización, la Federación de Comunidades Nativas Fronterizas del Putumayo (FECONAFROPU), liderada por Arlen Ribeira, organizamos en 2024 el Primer Congreso de Jóvenes Indígenas sobre Transición Energética, un espacio de formación y empoderamiento para comprender, adoptar y liderar el uso de energías limpias como los paneles solares.

Los jóvenes huitotos han aprendido a instalar sistemas solares para iluminar sus hogares, fortalecer la educación en sus comunidades y cocinar sin contaminar. Queremos dejar atrás los motores que funcionan con combustibles fósiles, que contaminan nuestros ríos y afectan la salud de nuestra gente. Nuestro sueño es vivir íntegramente con energía limpia, en armonía con el bosque y el agua, como lo hicieron nuestros antepasados.

En este camino, hemos impulsado una iniciativa simbólica y poderosa: la Balsa Indígena Amazónica, inspirado en la navegación tradicional, que navegará rumbo a la COP30 en Brasil. Esta balsa, construida con saber ancestral y materiales naturales, representa la forma tradicional en que nuestros pueblos se han movilizado sin contaminar.

Con ella, queremos llevar un mensaje al mundo, un llamado urgente a las naciones, instituciones y ciudadanos para actuar con responsabilidad y coherencia frente al cambio climático, protegiendo los ríos, los bosques y a quienes los han conservado desde siempre. Soñamos superar las promesas vacías y apoyar alternativas reales para la lucha contra el calentamiento global.  

Desde nuestros territorios, los pueblos indígenas del Putumayo, invitamos al mundo a escuchar nuestras voces, respetar nuestros derechos y sumar fuerzas para construir una transición energética justa, inclusiva y verdaderamente transformadora. No se puede hablar de soluciones climáticas sin justicia para quienes han cuidado la Tierra.

Nuestra propuesta no es técnica ni burocrática; es una forma de vida basada en el respeto, la reciprocidad y la interdependencia con la naturaleza.  Nuestra lucha es por la vida, por un planeta saludable para las presentes y futuras generaciones.

Fuente: Servindi

Temas: Crisis climática

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