Publicación de ONU recomienda una “transición agroecológica”

Idioma Español
País Uruguay
- Muestra Nacional de la Agroecología en el parque Artigas de Sauce, Canelones (archivo, noviembre de 2019). Foto: Javier Calvelo.

“El concepto de agroecología incluye varias dimensiones: social, cultural, política, económica, comercial, científica y tecnológica. Estas dimensiones establecen conjuntamente un marco teórico o paradigma para impulsar transiciones hacia sistemas agroalimentarios sostenibles”, dice la publicación “Lineamientos y recomendaciones de políticas para el desarrollo de la Agroecología en Uruguay”, del segundo número de la serie Ideas para Agendas Emergentes, editada por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en Uruguay.

Publicación de ONU recomienda una “transición agroecológica” para enfrentar crisis global alimenticia y de degradación de la tierra

“El Estado tiene un rol clave para jugar en la regulación y promoción de dinámicas y procesos agroecológicos”, afirmó Federico Bizzozero, autor del trabajo.

“El concepto de agroecología incluye varias dimensiones: social, cultural, política, económica, comercial, científica y tecnológica. Estas dimensiones establecen conjuntamente un marco teórico o paradigma para impulsar transiciones hacia sistemas agroalimentarios sostenibles”, dice la publicación  “Lineamientos y recomendaciones de políticas para el desarrollo de la Agroecología en Uruguay”, del segundo número de la serie Ideas para Agendas Emergentes, editada por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en Uruguay.

Federico Bizzozero, autor de la publicación y coordinador del Programa de Agroecología del Centro Uruguayo de Tecnologías Apropiadas (Ceuta), comentó en la presentación del texto que su objetivo es contribuir a la “promoción de ideas y acciones para la producción y el escalamiento de la producción agroecológica. Además de ayudar a sostener el sistema agroalimentario uruguayo”. Bizzozero dijo que nos enfrentamos ante una crisis global “que afecta a un sector de la población que sufre hambre crónica, déficit de micronutrientes o aumento de la obesidad”, y al mismo tiempo hay una degradación de la tierra con un área cada vez más reducida para la producción de alimentos. “Por supuesto que estamos atravesando puntos dramáticos en términos de pérdida de biodiversidad”, subrayó.

Desde el punto de vista económico dijo que hay una concentración de grandes capitales y empresas corporativas transnacionales, “esto presiona sobre la desaparición de agricultores familiares, campesinos e indígenas”. “Todo esto se expresa en un aumento sostenido de la huella ecológica de los sistemas agroalimentarios. Hay un correlato de este modelo a nivel nacional y lo podemos ver en la erosión del suelo, en la eutrofización de aguas por excesos de nutrientes y moléculas tóxicas derivadas de la práctica agrícola”, aseguró. Sobre los agroquímicos afirmó que aumentan la inseguridad de los trabajadores rurales y tienen efectos en el consumidor, además de haber impuesto barreras en las exportaciones uruguayas.
Todos los problemas identificados, “sumados a las oportunidades”, dieron origen a algunas ideas para la promoción de la agroecología que se expresan en la publicación.

“Es necesario un cambio del sistema, porque si seguimos haciendo lo mismo vamos a tener los mismos resultados negativos; para eso es la transición agroecológica”, dijo.

Bizzozero explicó que una de las estrategias es unificar el campo y la ciudad a través del consumidor, que es “cada vez más consciente, responsable e incidente en los sistemas agroalimentarios”.

Una de las necesidades identificadas por el PNUD es la trazabilidad y certificación de los productos que son instrumentos que pueden ser aplicados a través de políticas públicas. “El Estado tiene un rol clave para jugar en la regulación y promoción de dinámicas y procesos agroecológicos”, expresó. Además, comentó que es posible una transición de una producción convencional hacia otra más sostenible “optimizando los insumos, sustituyéndolos y después generando un prediseño predial que incorpore manejos agroecológicos y que tienda a mayores grados de sostenibilidad”.

Los resultados de la investigación presentada este martes incluyen la creación de una base teórica y la definición de lo que es la producción agropecuaria sostenible, denominada agroecología. Además, se caracterizaron las experiencias prediales productivas sostenibles y su transición, se creó un mapa de actores y se propusieron 42 recomendaciones para políticas públicas. Se realizaron 32 entrevistas a referentes nacionales y regionales; se hicieron 10 consultas a técnicos locales y especialistas de distintos sectores; se efectuaron 12 visitas prediales con entrevistas y caracterización predial; y el diseño de las recomendaciones se basó en las conclusiones de las consultas, las leyes y planes de otros países, se realizó un intercambio con el grupo de trabajo Agro del Ministerio de Vivienda y Ordenamiento Territorial, y además con los grupos de trabajo de la Comisión Honoraria del Plan Nacional de Agroecología.

En un planeta que es finito la economía deja de crecer

Alberto Gómez, integrante del grupo asesor de la Red de Agroecología del Uruguay, que participó de la ponencia a título personal, dijo, citando a Herman Daly, el economista ecológico estadounidense, que “no puede haber una economía que crezca infinitamente en un planeta que es finito, y que tiene sus límites para lidiar con los contaminantes que generamos. Este tema es un objeto de debate y un tabú porque en realidad todos aportamos y vivimos en un paisaje en el que todo se resuelve con crecimiento; incluso las Naciones Unidas todavía continúan teniendo como uno de sus objetivos el crecimiento económico sostenido; yo creo que el tiempo del crecimiento económico pasó, no va a ser posible”. Para Gómez no hay 50 años para resolverlo; “vamos a tener que encarar mucho antes”.

Sobre la publicación dijo que hay elementos con los que se puede polemizar, como por ejemplo la gran cantidad de actores que se tuvieron en cuenta para el estudio; “conviene diferenciar lo que puede ser la agricultura familiar, lo que puede ser un empresariado medio rural nacional, de lo que puede ser una transnacional. Conviene también diferenciar la agroecología de lo que se llama el agronegocio orgánico. En las políticas a veces se hacen recomendaciones para sectores que son, por lo menos, discutibles. Todos van a tener un rol si queremos tener una agricultura más sustentable, pero las políticas deben ser diferentes según los sectores”.

Entre los aportes, que Gómez calificó como interesantes, está el avance sobre los desafíos de la institucionalidad, generar indicadores para los sistemas y realizar estudios prospectivos. Una de las coincidencias con la comisión es que en los territorios hay que trabajar con gran transversalidad, “donde pueden jugar un rol muy importante las intendencias y los municipios”. Además, dijo que tiene potencial la creación de áreas de prioridad agroecológica en el ordenamiento territorial.

Por su parte, en su intervención, Laura González, directora de la Agencia de Desarrollo Rural de la Intendencia de Canelones, recordó que la Ley 19.717 (Plan nacional para el fomento de la producción con bases agroecológicas), que creó la Comisión Honoraria, “define como sujetos principales a los productores familiares y los sistemas de producción urbanos y suburbanos”. “Me parece importante rescatar que con esa declaración no estamos siendo amplios, se habla de sistemas agroalimentarios de base agroecológica, eso no es suponer que cualquier técnica destinada a solucionar los desafíos agroalimentarios que tenemos sean moralmente válidos”. Agregó que en verdad cuando se habla de agroecología también se “alude a romper los mecanismos de dependencia sociopolítica a los que se mantienen sometidos a los productores. La producción agroecológica integra varios tipos de conocimiento, no sólo hablamos de una agronomía ambientalmente amigable, sino también debe integrar otras áreas. Hablamos de soberanía de equidad, de inclusión, necesitamos un marco que integre otros conocimientos, de la sociología de la economía, de la ecología y de los saberes populares y tradicionales”.

González dijo que no es necesario empezar a innovar de cero, ya que hay experiencias en Uruguay que han demostrado que este tipo de producción es posible, y también es importante tener en cuenta la adhesión de la ciudadanía a la agroecología. “El mito de que no se podía producir sin agrotóxico ha caído”, sentenció. “La ciudadanía ya demanda este tipo de productos y ya existen problemas en el ambiente”, como la degradación del suelo o la contaminación del agua, y “ya estamos teniendo problemas de acceso a los mercados”.

Por su parte, Eduardo Blasina, flamante presidente de la Comisión Honoraria del Plan Nacional de Agroecología, coincidió con los demás conferencistas en que estamos viviendo una “crisis global que no tiene precedentes en términos de cambio climático y de colapso de la biodiversidad”.

“En Uruguay tenemos que ver cómo potenciamos la agroecología en la ganadería de carne, en la de leche, en la granja, y en un montón de áreas”; para eso es necesaria la investigación e innovación, que es una de las recomendaciones del documento. Sin esa innovación va a ser muy difícil el desarrollo del sector, porque “la producción orgánica a muy pequeña escala es fácil, pero a medida que se agranda los problemas se vuelven más difíciles”.

Además aseguró que se pueden buscar nichos de mercado nacionales, regionales e internacionales porque Uruguay tiene “una vocación exportadora. Tenemos que soñar con exportar al mundo y plantearse metas ambiciosas”, dijo. Del documento de Naciones Unidas también destacó como positiva la posibilidad de hacer la trazabilidad de los productos, así como la implementación de un sistema de certificaciones, dos factores que ayudarán a exportar.

Como aporte dijo que sería bueno generar una sinergia con el mundo de la tecnología, de la información y la robótica. “En ese punto Uruguay tiene mucho que ganar”, mirando a los países que están a la vanguardia, como Holanda, Dinamarca o California, en Estados Unidos. “Es sumamente importante ver lo que hicieron los campesinos latinoamericanos y la producción familiar, pero hay que ver también lo que están haciendo los países que están en la frontera del conocimiento. Tenemos que tener una mirada latinoamericana pero también global”, afirmó.

“Uruguay tiene una agricultura con un plan de uso del suelo muy valioso, con empresas que están trabajado en control biológico que ojalá nos permita exportar granos en gran escala por esta vía. Ese carácter inclusivo tiene que ser también para no separar distintos tipos de organizaciones de empresas ni fuentes de información valiosa”, sentenció.

Fuente: RAP- AL Uruguay

Temas: Agroecología, Soberanía alimentaria

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