Nuevo póster sobre alimentación y crisis climática

Por GRAIN
Idioma Español

No existe manera de afrontar la crisis climática sin preguntarnos cómo producimos y cómo consumimos los alimentos.

El sistema alimentario es uno de los principales impulsores del cambio climático y representa más de un tercio de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. Pero también es una de sus principales víctimas, ya que la capacidad de las personas para cultivar, criar ganado y acceder a los alimentos se ve cada vez más afectada por los efectos del cambio climático. Para adaptarnos a este escenario necesitamos transformar urgentemente nuestros sistemas alimentarios, y para ello tenemos que tener claro cuál es el problema y cuál es la solución.

En este nuevo póster, GRAIN identifica a los culpables y señala las soluciones en lo que respecta a la alimentación y la crisis climática.

A continuación encontrará la adaptación html de este póster.

Alimentos y crisis climática: ¿cuál es el problema? ¿cuál es la solución?

El sistema alimentario industrial está impulsando el cambio climático: el sistema alimentario industrial causa más de un tercio de todas las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero (GEI). La mayor parte de esta contaminación es provocada por: la producción ganadera intensiva de carnes y lácteos, el enorme desperdicio de alimentos, el acaparamiento de tierras y la deforestación para la expansión de la agricultura a gran escala, el uso intensivo de pesticidas y fertilizantes químicos, y por nuestra dependencia del comercio internacional en lugar de consumir alimentos locales [1].

La comida es poder: el campesinado no tiene la culpa, las corporaciones sí. Éstas manejan el sistema alimentario industrial que está al servicio de sus intereses financieros. La influencia corporativa sobre gobiernos y agencias internacionales da lugar a la inacción climática, lo que se suma a la implementación de leyes, regulaciones y subsidios que consolidan el sistema alimentario industrial. Las empresas de alimentos y agronegocios utilizan el lavado de imagen y otras falsas soluciones, como los “bonos de carbono”, para crear nuevas fuentes de ingresos, a la vez que dificultan y debilitan soluciones reales como la agroecología y la soberanía alimentaria.

Geografía de la injusticia: La mayoría de las emisiones provocadas por la producción de alimentos se originan en países donde la agricultura está dominada por granjas industriales de carne, lácteos y plantaciones a gran escala para cultivos de exportación, como la soja, el maíz híbrido y la palma aceitera. Brasil, Estados Unidos y Nueva Zelanda son algunos ejemplos. En estos lugares se producen excedentes que fomentan un consumo alto de carne y alimentos procesados, especialmente a través del comercio internacional, al tiempo que se destruyen los sistemas alimentarios locales y saludables, a menudo mediante el acaparamiento de tierras y/o el dumping. Este sistema hunde sus raíces en el colonialismo y se ha perpetuado mediante los mal llamados tratados de libre comercio, al punto que, el comercio internacional representa el 20% de las emisiones ligadas a nuestros alimentos. Las granjas y fincas industriales utilizan más del 70% de las tierras agrícolas y del agua en el mundo, pero alimentan sólo al 30% de la población[2].

Impactos más amplios: el sistema alimentario industrial es también uno de los principales causantes del colapso de la biodiversidad, la disminución de las aguas subterráneas, la contaminación, la degradación del suelo, la deforestación y la explotación laboral, así como de los problemas de salud provocados por pesticidas y el consumo de alimentos ultraprocesados. Al mismo tiempo, puesto que el sistema está estructurado para el beneficio de las corporaciones, vemos a cientos de millones de personas sufriendo hambre, a pesar de los excedentes en la producción de alimentos. Día a día las corporaciones amplían sus operaciones y sus mercados mediante la destrucción y criminalización de los sistemas alimentarios locales, impidiendo que las comunidades utilicen sus propias tierras, su agua, sus semillas y sus prácticas tradicionales, y expulsándolas de sus territorios. Este sistema deja a la gente a merced de inversionistas que desde los directorios de las corporaciones deciden qué se cultiva y quién se alimenta. A medida que la crisis climática ejerce una presión cada vez mayor sobre la producción mundial de alimentos, las consecuencias de todo esto se agravan [3] [4].

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La solución es la soberanía alimentaria: podemos responder ante el cambio climático abordando la mayor fuente de emisiones relacionada con la producción de alimentos, y al mismo tiempo garantizar que las personas tengan acceso suficiente a alimentos nutritivos y que las comunidades locales puedan mantener sus medios de vida. En el caso de la carne y los lácteos debemos detener la crianza industrial de animales a gran escala y transitar hacia sistemas productivos locales y variados, que proporcionen a las personas una cantidad moderada de carne y lácteos a partir de fuentes locales de piensos. Podemos acabar con el desperdicio de alimentos y su transporte a grandes distancias creando vínculos más directos entre quienes producen y quienes consumen, desmantelando los tratados de libre comercio y garantizando regulaciones y políticas públicas que apoyen la producción agroecológica y los sistemas de comercialización en manos campesinas, al mismo tiempo que les protejan del dumping. Estas medidas, junto con un mayor control comunitario sobre los territorios, también frenarán la deforestación. Además, podemos eliminar gradualmente los fertilizantes químicos mediante una transición masiva hacia prácticas agroecológicas que mejoren la salud del suelo y mantengan el carbono en la tierra [5].

Agroecología campesina ¡ya!: La evidencia científica muestra que, cuando se trata de garantizar nutrición y seguridad alimentaria a las comunidades de la mayor parte del mundo, la agroecología es más efectiva que las estrategias de la Revolución Verde[6]. La agroecología utiliza rotaciones y cultivos mixtos, producción integrada de plantas y animales, agrosilvicultura, insumos orgánicos, semillas adaptadas localmente, conocimientos tradicionales y buenas estrategias de manejo del agua y el suelo. Pero es mucho más que un conjunto de técnicas, es también un enfoque del trabajo agrícola y del aprovisionamiento de alimentos basado en el territorio, el conocimiento y la cultura. Debe estar bajo mando campesino, manteniendo así el poder y la visión de la agricultura campesina, especialmente de las mujeres.

El control debe ser comunitario: la lucha contra el cambio climático, desde y al interior de nuestros sistemas alimentarios, debe asegurar que las comunidades tengan el control sobre sus territorios, y que quienes producen los alimentos, no las corporaciones, tomen las decisiones. Distintos movimientos sociales, a veces respaldados por autoridades políticas, están tomando un gran número de iniciativas que nos llevan en la dirección correcta. Las acciones que buscan romper el dominio empresarial en diferentes etapas de la cadena alimentaria, como: fortalecer los mercados locales; redistribuir la tierra; crear reservas de alimentos y sistemas de seguridad social alimentaria; desmantelar el régimen actual de comercio; promover los sistemas de semillas campesinas; y empoderar a las trabajadoras y los trabajadores del sector alimentario, son todos pasos cruciales. Sólo el control comunitario sobre los recursos, los sistemas y el conocimiento nos brindará sistemas alimentarios justos y resilientes al clima.

-Descargue e imprima aquí el nuevo póster sobre la alimentación y la crisis climática:

Fuente: GRAIN

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[1]C. Costa et al. "Roadmap for achieving net-zero emissions in global food systems by 2050", Scientific Reports, 12, 15064, 2022: https://doi.org/10.1038/s41598-022-18601-1; UNEP, "Driving finance for sustainable food systems: A roadmap to implementation for financial institutions and policy makers," abril de 2023: https://www.unepfi.org/publications/driving-finance-for-sustainable-food-systems/

[2] ETC Group: “El campesinado y la agricultura en pequeña escala son quienes siguen alimentado al mundo”, enero de 2022: https://www.etcgroup.org/es/content/el-campesinado-y-la-agricultura-en-pequena-escala-son-quienes-siguen-alimentando-al-mundo

[3]Panel internacional de Expertos sobre Sistemas Alimentarios Sustentables: "From uniformity to diversity: a paradigm shift from industrial agriculture to diversified agroecological systems", 2016: https://www.ipes-food.org/_img/upload/files/UniformityToDiversity_FULL.pdf

[4]Forbes’ Global 2000.

[5]Xiaoming Xu et al., "Global greenhouse gas emissions from animal-based foods are twice those of plant-based foods", Nature Food (2), 2021: https://www.nature.com/articles/s43016-021-00358-x; Jingyu Zhu, "Cradle-to-grave emissions from food loss and waste represent half of total greenhouse gas emissions from food systems", Nature Food (4), 2023: https://www.nature.com/articles/s43016-023-00710-3; Mengyu Li et al., "Global food-miles account for nearly 20% of total food-systems emissions", Nature Food (3), 2022: https://www.nature.com/articles/s43016-022-00531-w; Stefano Menegat et al., "Greenhouse gas emissions from global production and use of nitrogen synthetic fertilisers in agriculture", Scientific Reports, 2022: https://www.nature.com/articles/s41598-022-18773-w

[6]Guy Faure et al, “What agroecology brings to food security and ecosystem services: a review of scientific evidence”, Desira-Lift, febrero de 2024, https://agroecology-coalition.org/wp-content/uploads/2024/02/DeSIRA-LIFT-Knowledge-brief4-Scientific-Evidence-for-Agroecology.pdf

Temas: Agroecología, Crisis climática, Sistema alimentario mundial

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