Diversidad genética: don del pasado, legado para el futuro
Prensa
FAO, Internet. 18-3-02
http://www.fao.org/noticias/2002/020304-s.htm
Diversidad genética: don del pasado, legado para el futuro
José Esquinas-Alcázar, Secretario de la Comisión de Recursos Genéticos para la Alimentación y la Agricultura, de la FAO
La globalización y la intensificación de la agricultura son dos de los temas que esta semana debate el Cuadro de Expertos Eminentes sobre la Ética en la Alimentación y la Agricultura, en la Sede de la FAO en Roma. El Director General de la FAO, Dr. Jacques Diouf, estableció este grupo independiente en 2000, para que asesore a la Organización sobre las cuestiones éticas de la alimentación y la agricultura y cree conciencia de las consideraciones éticas. El tema de la globalización es oportuno porque hay quien sostiene que la integración de la demanda mundial del consumidor conduce a la pérdida de recursos genéticos. José Esquinas Alcázar -Secretario del Subcomité de la FAO sobre Ética en la Alimentación y la Agricultura y Secretario de la Comisión de la FAO sobre Recursos Genéticos para los Alimentos y la Agricultura- habla de este tema.
¿Cómo repercute la globalización en los recursos genéticos?
Voy a responder con una anécdota. Un día de 1970, en la España rural, un anciano agricultor que iba con su asno se encontró a un joven estudiante que recogía semillas de melón. El viejo agricultor le preguntó al joven estudiante qué estaba haciendo, y el muchacho le explicó que quería registrar los melones autóctonos de España antes de que desaparecieran.
"Ven a ver mis melones -dijo el agricultor-. Nunca se enferman". El estudiante acompañó al viejo a su finca. El viejo agricultor le dio algunas semillas, que el joven se llevó para analizarlas en el laboratorio. Las semillas contenían un gen resistente a un hongo del melón, y este gen se transfirió a otros melones, lo que benefició a los agricultores de todo el mundo.
Yo era ese joven estudiante, pero no sé quién era el anciano. Es como tantos millones de hombres y mujeres. Nadie les da las gracias, pero ellos son los poseedores de la sabiduría para producir y conservar sus semillas y sus tradiciones para las generaciones venideras.
Los genes del melón resistentes a los hongos, de este agricultor español, beneficiaron a los productores de todo el mundo
Hoy los agricultores ya no producen sólo para satisfacer sus necesidades, sino para los grandes mercados. Muchos han sustituido las semillas modernas por las tradicionales. Aquéllas son más productivas, pero también más vulnerables, porque son uniformes y no están adaptadas precisamente al ecosistema en que se cultivan.
¿Qué significa esto para nosotros?
Creo que la pregunta es más bien qué significa para nuestros hijos. La globalización y la integración económica son consecuencia de la interdependencia cada vez mayor de los países y las regiones, que es un peligro para la diversidad de los recursos genéticos, igual que para la diversidad de las culturas y los sistemas económicos. Esta interdependencia no sólo es geográfica y económica, sino que también existe entre las generaciones y entre la biotecnología y la biodiversidad.
La biodiversidad agrícola es un legado vital de las generaciones anteriores, tenemos la obligación moral de pasárselo intacto a nuestros hijos, para que puedan afrontar cambios imprevisibles del medio ambiente y la transformación de las necesidades humanas.
Debido al aumento demográfico, nosotros y las futuras generaciones tendremos que intensificar la producción agrícola. La biotecnología será más rica pero sin biodiversidad, las opciones serán limitadas. La biodiversidad - los recursos genéticos - es la materia prima y la biotecnología ofrece un instrumento para combinarla y producir variedades comerciales.
¿Corre un serio peligro la biodiversidad?
La mitad de los alimentos que hoy se consumen en todo el mundo proceden sólo de cuatro especiales vegetales y cinco especies animales, y en estas mismas especies ha habido una enorme pérdida de diversidad genética. Tenemos que asegurar que las futuras generaciones tengan suficiente diversidad genética para mantener una producción agrícola intensificada.
En el decenio de 1970, cuando España estaba iniciando la producción intensiva de melón para exportación, recogí unas 370 variedades de melones. Los conejos se comieron 11 plantas y cuando regresé a ver a los agricultores unos años después para obtener más semillas, más de la mitad de esas variedades ya no se producían. En unos años habíamos perdido recursos genéticos insustituibles.
España es actualmente el principal país productor de melones de Europa, pero sólo seis o siete variedades satisfacen la totalidad del mercado, de modo que los agricultores han dejado de producir otras variedades. Si imaginamos a mi agricultor en un país en desarrollo, donde las personas viven en entornos y economías mucho más precarios, es fácil darse cuenta cómo la falta de opciones genéticas limita las estrategias de subsistencia.
Además, los países más pobres también son donde más abunda la diversidad genética necesaria para garantizar la supervivencia humana, de modo que la pérdida de biodiversidad para el campesino más pobre de hoy socava la seguridad alimentaria de todos los niños de mañana. Porque una vez perdido el material genético, es irrecuperable.
¿Es aquí donde interviene la ética?
Precisamente. El derecho a los alimentos es un derecho universal de las generaciones futuras por igual que de las contemporáneas. Se trata de una cuestión ética. Hoy tenemos tecnología para alimentar a nuestro mundo, pero todos los días millones de personas sufren hambre. Nuestra generación dispone de eficaces instrumentos, comprendidas la biotecnología y la informática, pero somos como los pasajeros de un avión - el planeta Tierra, en nuestro caso - que escuchan al piloto anunciar que aunque está yendo a gran velocidad, se ha perdido.
¿Qué hacer? ¿nos conformamos y dejamos que el avión vaya donde sea? ¿qué se estrelle? ¿o nos organizamos, indicamos el rumbo y exigimos cuentas? En otras palabras ¿aplicamos consideraciones éticas a nuestro viaje?
Creo que hay que aplicarlas. Y los Países Miembros de la FAO han demostrado también estar preocupados por este tema, que es una de las razones por las cuales han negociado y aprobado el Tratado Internacional sobre Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura. que entrará en vigor tan pronto como 40 países lo ratifiquen. Este tratado contiene una cláusula que defiende el derecho de los agricultores a participar con equidad en los beneficios obtenidos del aprovechamiento de la biodiversidad . Mi anciano agricultor español probablemente ya haya muerto desde hace mucho tiempo, pero me gusta pensar que este tratado es un legado para sus nietos. Además de unos melones extraordinarios, por supuesto.
18 de marzo de 2002
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